Beata Isabel de la Trinidad

Posted by: Laudem Gloriae

Sor Isabel de la Trinidad 01 (03)

Isabel Catez (en el Carmelo, Isabel de la Santísima Trinidad), nació el 18 de Julio de 1880 en el campo militar de Avor, diócesis de Bourges (Francia). En 1901, ingreso en el Carmelo de Dijon, donde profeso en 1903. Allí falleció el 9 de noviembre de 1906 para irse -como dijo ella- “a la luz, a la vida, al amor”. Adoradora autentica en espíritu y verdad, llevo una vida humilde, acrisolada por intensos sufrimientos físicos y morales, en alabanza de gloria de la Trinidad, huésped del alma, hallando en este misterio el cielo en la tierra y teniendo clara conciencia de que él constituía su carisma y su misión en la Iglesia.

“ELEVACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD” (oración compuesta por ella, síntesis admirable de su vida. Se ha escrito que es preciso toda una vida de recogimiento y amor para formular una plegaria semejante.)

¡OH Dios mío, Trinidad a quien adoro! Ayúdame a olvidarme totalmente de mí para establecerme en Ti, inmóvil y tranquila, como si mi alma estuviera ya en la eternidad. Que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de Ti, OH mi Inmutable, sino que en cada momento me sumerja más íntimamente en la profundidad de tu misterio.
 Pacifica mi alma; haz de ella tu cielo, tu morada predilecta, el lugar de tu descanso. Que nunca te deje allí solo sino que permanezca totalmente contigo, vigilante en mi fe, en completa adoración y en entrega absoluta a tu acción creadora.

¡OH mi Cristo amado, crucificado por amor! Quisiera ser una esposa para tu corazón; quisiera cubrirte de gloria; quisiera amarte... hasta morir de amor. Pero reconozco mi impotencia. Por eso te pido ser “revestida de Ti mismo”, identificar mi alma con todos los sentimientos de tu alma, sumergirme en Ti, ser invadida por Ti, ser sustituida por ti para que mi vida sea solamente una irradiación de tu Vida. Ven a mí como Adorador, como Reparador y como Salvador.

¡OH Verbo eterno, Palabra de mi Dios! Quiero pasar mi vida escuchándote; quiero ser un alma atenta siempre a tus enseñanzas para aprenderlo todo de Ti. Y luego a través de todas las noches, de todos los vacíos, de todas las impotencias, quiero mantener mi mirada fija en Ti y permanecer bajo tu luz infinita.
¡OH mi Astro querido! Fascíname de tal modo que ya no pueda salir de tu irradiación divina.
¡OH
fuego abrasador, Espíritu de amor! Ven a mí para que se realice en mi alma como una encarnación del Verbo. Quiero ser para Él una humanidad suplementaria donde renueve todo su misterio.
Y Tu, oh Padre, protege a tu pobre criatura, “cúbrela con tu sombra”, contempla solamente en ella al
Amado en quien has puesto todas tus complacencias.
¡OH mis tres, mi Todo, mi Bienaventuranza, Soledad infinita, Inmensidad donde me pierdo! Me entrego a Vos como víctima. Sumergíos en mí para que yo me sumerja en Vos hasta que vaya a contemplar en vuestra luz el abismo de vuestras grandezas.