Cómo prepararnos a la Sagrada Comunión (XX)

Posted by: Nycticorax

Comunión 01 (03)

¿De dónde esto, Señor, a mí? ¿Por ventura por mis merecimientos o porque ganáis Vos algo conmigo? No por cierto, Señor, sino por vuestra sola bondad y misericordia, por la cual holgáis Vos más de estar conmigo que yo con Vos. Porque yo deseo a Vos como miserable, mas Vos a mí como misericordioso; yo a Vos para tener quien me dé, y Vos a mí para tener a quien dar. Y porque más deseáis Vos dar que yo recibir, porque sois Vos más bueno que yo necesitado, de aquí es que más holgáis Vos de venir a mí que yo a Vos; y por eso dijisteis que vuestros deleites eran estar con los hijos de los hombres; porque así como el deleite natural del ave es volar y del pez nadar, así el deleite natural del Sumo Bien es hacer bien y comunicarse a todos.
En estos y otros tales pensamientos debe ocupar el hombre su corazón antes que reciba y después de haber recibido este Huésped celestial, para cebar con ellos la devoción que para esto se requiere.

Mas porque este Esposo es de grande dignidad y muy amigo de que su Esposa sea vergonzosa, por tanto, conviene que esta devoción y alegría vaya mezclada con grande reverencia y humildad, considerando la dignidad del que se recibe y la indignidad del que lo recibe.
Porque esto es cumplir lo que dice el Salmo:
Servid al Señor con temor y alegraos delante de Él con temblor. Para lo cual será bien acordarnos de aquellas tan grandes amenazas con que Dios mandó prevenir a su pueblo, al tiempo que daba la ley, sobre que nadie fuese osado llegar al monte donde Dios hablaba, ni hombre, ni bestia, ni ganado, so pena de que por ello fuese luego apedreado. Al mismo Aarón, con ser sumo sacerdote escogido por Dios, y otros hombres de los más principales a quien dio licencia que subiesen al monte, mandó que adorasen de lejos y que no se acercasen a Él, sino sólo Moisés.
Pues considerando esto, encójase el hombre dentro de sí mismo y abájese en su corazón hasta el polvo de la tierra y hasta los abismos cuando llega a recibir dentro de su cuerpo y alma un Señor de tan gran majestad.

Fuente: Fray Luis de Granada O.P., Obra Selecta