Cómo prepararnos para la Sagrada Comunión (VI)

Posted by: Nycticorax

Congreso Eucarístico del 34 01 (01)
Congreso Eucarístico Internacional, Buenos Aires 1934

A continuación, el segundo requisito para recibir bien la Sagrada Comunión.

Segundo: Pureza de intención.
Lo segundo que para comulgar dignamente se requiere es rectitud y pureza de intención, que es hacer esto por el fin que se debe hacer.
Porque como la intención sea la principal circunstancia de todas nuestras obras, ésta es la que principalmente se debe mirar en todas ellas, y mucho más en ésta, porque no pervirtamos las cosas de Dios usando para un fin de lo que Él instituyó para otro. Y porque mejor se entienda esto, será bien poner aquí los fines de los que mal y bien comulgan, para que así se vea más claro lo que nos conviene seguir.

Porque algunos sacerdotes hay a los cuales principalmente mueve a celebrar el provecho temporal que esperan por el sacrificio. Estos parece que son como aquellos dos hijos de Aarón, que ofrecieron a Dios sacrificio con fuego ajeno, pues los mueve a celebrar no el fuego del amor divino, sino el ardor y codicia del dinero. Por donde así como salió fuego del santuario y quemó a aquellos en un momento, así deberían temer éstos no les acaeciese otro tanto. ¡Quién creyera, Señor, cuando tú ordenabas este admirable sacramento, que había de ser tan grande el abuso de los hombres, que hubiesen de usar para ganar dinero de lo que tú ordenaste para ganar el cielo y que, puestos en dos balanzas Dios y un real, había de haber quien se moviese más por un real que por Dios!

Otros hay que comulgan a más no poder por pura fuerza o por temor de la pena, como hacen algunos malos cristianos en la comunión de la Pascua; los cuales van por los cabellos y como quien va a la cruz a la mesa del Señor. Estos deberían considerar que ni con ropa de sayal entraba nadie dentro del Palacio del rey Asuero, y con esta manera de ánimo y corazón servil nadie debe entrar en este sacro palacio y recibir este sacramento. Con amor se ha de recibir lo que por amor se instituyó; porque no es razón que se reciba con ánimo de siervo lo que se ordenó con amor de padre. Por donde con mucha razón debe temer el que así entra no le digan a él también aquellas palabras del Evangelio que arriba alegamos:
Amigo, ¿Cómo entraste aquí sin tener ropas de boda?

Fuente: Fray Luis de Granada O.P., Obra Selecta