De la eternidad de las penas del infierno

Posted by: Nycticorax

Infierno 02 (05)

Y si entre tanta muchedumbre de penas como se padece en el infierno hubiese alguna esperanza de término o de alivio, aun sería esto alguna manera de consuelo; mas no es así, sino que en todo están allí cerradas las puertas a todo género de alivio y de esperanza.
En todas cuantas maneras de trabajo hay en esta vida, siempre queda algún resquicio por donde pueda recibir el que padece algún linaje de consuelo. Unas veces, la razón; otras, el tiempo; otras, los amigos; otras, la compañía del mal de muchos; otras, a lo menos, la esperanza del fin, consuelan al que padece.

Mas en sólo este mal están de tal manera cerrados todos los caminos y tomados todos los puertos de consolación, que de ninguna parte pueden los miserables esperar remedio, ni del cielo, ni de la tierra, ni de lo pasado, ni de lo presente, ni de lo venidero, ni de otra alguna parte, sino que de todas parece que les tiran saetas y que todas las criaturas han conjurado contra ellos y ellos mismos son crueles contra sí.
De suerte que, a dondequiera que volvieren los ojos, a dondequiera que extendieren las manos, ningún consuelo hallarán, por pequeño que sea. Y así como el que se está ahogando en el mar, sumido ya debajo de las aguas, sin hallar sobre qué hacer pie, tiende muchas veces las manos a todas partes en vano, porque todo lo que aprieta es agua líquida y deleznable que le burla y engaña, así acaecerá allí a los desventurados cuando estén ahogándose en aquel piélago de tantas miserias, agonizando y batallando siempre con la muerte, sin tener auxilio ni consuelo sobre el que puedan apoyarse.

Esta es, pues, una de las mayores penas que en aquel desventurado lugar se padecen. Porque si estas penas hubieran de durar por algún tiempo limitado, aunque fuera mil años o cien mil millones de años, aun esto fuera algún tipo de consuelo, porque ninguna cosa es cumplidamente grande si tiene fin. Más no es así, sino que sus penas compiten con la eternidad de Dios, y la duración de sus miserias con la duración de la divina gloria.

Fuente: Fray Luis de Granada O.P., Obra Selecta