De los peligros de las malas compañías

Posted by: Laudem Gloriae

Malas Compañias

Así como son muchos los frutos que hacen las buenas compañías y virtudes de los padres en la educación de los niños y jóvenes, también nos enseña Santa Teresa, por experiencia propia, el gran mal que hacen las malas compañías y los malos ejemplos que ven en los padres. Dice ‘espántame algunas veces el daño que hacen las malas compañías, y si no hubiera pasado por ello, no lo pudiera creer; en especial en tiempo de mocedad, debe ser mayor el mal que hace. Querría escarmentase en mí los padres para mirar mucho en esto.’
‘Paréceme que comenzó a hacerme mucho daño lo que ahora diré. Considero cuán mal lo hacen los padres que no procuran que vean sus hijos siempre cosas de virtud (…), porque con serlo tanto mi madre [virtuosa] (…), de lo bueno no tomé tanto en llegando a uso de razón, ni casi nada, y lo malo me dañó mucho.’ Dice que su madre era aficionada a libros de caballería y que leían estos libros a escondidas de su padre. ‘Yo comencé a quedarme costumbre de leerlos, y aquella pequeña falta que en ella vi, me comenzó a enfriar en los deseos y comenzar a faltar en lo demás; y parecíame no era malo, con gastar muchas horas del día y de la noche en tan vano ejercicio’ y dice que ‘si no tenía libro nuevo, no me parece tenía contento’. Y pensar que antes no suspiraba sino por alcanzar el cielo…

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‘comencé a traer galas, y a desear contentar en parecer bien, con mucho cuidado de manos y cabellos, y olores y todas las vanidades que en esto podía tener.’ Le parecía que no era ningún pecado pero ‘ahora veo cuán malo debía de ser.’ ‘Veo el peligro que es tratar en edad que se han de comenzar a criar virtudes con personas que no conocen la vanidad del mundo, sino que antes despiertan a meterse en él.’
‘Si yo hubiera de aconsejar, dijera a los padres que en esta edad tuviesen gran cuenta con las personas que tratan sus hijos; porque aquí está mucho mal, que se va nuestro natural antes a lo peor que a lo mejor’, y lo prueba con su experiencia, que teniendo una hermana mayor muy virtuosa, nada tomaba de ella y ‘tomé todo el daño de una parienta que trataba mucho en casa’. ‘Mi padre y hermana sentían mucho esta amistad, reprendíanmela muchas veces.’ ‘No les aprovechaban sus diligencias porque mi sagacidad para cualquier cosa mala era mucho.’

Fue un gran bien la formación y ejemplos que tuvo de niña, porque a pesar de esta mala compañía, no llegó a pecar mortalmente ni a perder el temor de Dios, que le parece que por ninguna cosa del mundo ni ninguna persona, iría contra la honra de Dios. Pero sí la enfriaron en sus propósitos.
‘Por aquí entiendo el gran provecho que hace la buena compañía, y tengo por cierto, que si tratara en aquella edad con personas virtuosas, (…) si en esta edad tuviera quien me enseñara a temer a Dios, fuera tomando fuerzas el alma para no caer.’
Dice que tenía algunos
‘pasatiempos de buena conversación’ con tal que no se supieran, pero que ‘puesta en la ocasión, estaba en la mano el peligro’ y que por más que tratara que sea secreto, ‘no miraba que no podía serlo a quien todo lo ve. ¡Oh Dios mío, qué daño hace en el mundo tener esto en poco y pensar que ha de haber cosa secreta que sea contra Vos! Tengo por cierto que se excusarían grandes males si entendiésemos que no está el negocio en guardarnos de los hombres, sino en guardarnos de descontentaros a Vos.’

Cuando su padre y hermana vieron el peligro, la pusieron interna en el convento de Nuestra Señora de la Gracia. Y nos dice cómo las vanidades y pasatiempos nos van amargando interiormente, aunque se disimule al exterior.
‘Ya yo andaba cansada, y no dejaba de tener gran temor de Dios cuando le ofendía, y procuraba confesarme con brevedad. Traía un desasosiego, que en ocho días, y aun creo menos, estaba muy más contenta que en casa de mi padre.’ ’Comenzó mi alma a tornarse a acostumbrar en el bien de mi primera edad, y vi la gran merced que hace Dios a quien pone en compañía de buenos.’ ‘Comenzó esta buena compañía a desterrar las costumbres que había hecho la mala.’
Si Santa Teresa veía tantos peligros en las malas compañías en esa época, en que la sociedad consideraba gran deshonra lo que fuera pecado y tenía gran respeto por lo sagrado ¿Qué diría  ahora?

Referencia: las citas son de Santa Teresa de Jesús, Libro de la Vida, cap. 2 y 3