El camino para llegar al Reino

Posted by: Lotario de Segni

Ego sum 01 (01)

Amar el orden del mundo y usar de todas las cosas en vista de ese orden, tal es el fin de la vida según San Agustín. Pero el verdadero sentido de ese orden sólo el cristiano puede descubrirlo. El estado de naturaleza caída hace imposible, para el hombre librado a las únicas fuerzas de su razón, hallar el camino que conduce a la vida en la paz del amor a Dios.
La Gracia de Dios es la mano tendida que levanta al hombre herido por el pecado y lo reintegra al orden del amor. La vida humana en todas sus dimensiones, personales, familiares y políticas, está constituida en vista al logro de este último fin: la visión beatífica (
de Dios); y para lograrla, todo debe ser usado en orden a ese bien trascendente.

La vida del cristiano es un tránsito que sube del pecado a la gloria en el Reino de Dios. Para facilitar ese ascenso y tomando en cuenta la naturaleza social del hombre, Dios ha creado la Iglesia. Aquel (el hombre) tiene necesidad de un orden eclesiástico para salvarse; sin ese orden no puede convertirse en cristiano y vivir como tal. Es necesario, y con necesidad esencial, pertenecer a la Iglesia para alcanzar la santidad que abre las puertas del Reino.
Quien ama a Dios pertenece a su ciudad, quien lo odia pertenece a la ciudad del Diablo. El hombre alcanza su fin supra temporal cuando usa de los bienes de este mundo ordenada y caritativamente. La vida social no tiene por fin el goce hedonístico de las cosas gratas que da la tierra. El equilibrio, la paz y la perfección de nuestra vida consisten en conservar la buena relación que debe existir entre las cosas mundanas y el fin para el que ha sido hecho el hombre. Se pierde la paz cuando triunfa una viciosa adhesión a lo que es perecedero.

Fuente: Rubén Calderón Bouchet, Formación de la ciudad cristiana, Biblioteca Dictio, Buenos Aires, 1978