El gran valor de la fe (II)

Posted by: Laudem Gloriae

Jesus 11 (12)
El Óbolo de la viuda

Santo Tomás dice que “la fe es una disposición habitual de nuestra mente, con la cual comienza en nosotros la vida eterna”. En efecto, por la fe comenzamos a conocer a Dios como le conoceremos un día en el cielo: allá arriba le conoceremos sin celajes con el “lumen gloriae” -luz de la gloria-, aquí abajo le conocemos veladamente mediante las verdades que la fe nos propone; y, sin embargo, se trata del mismo Dios.
La fe y la visión beatífica son como dos frases del mismo conocimiento de Dios; la fe nos da un conocimiento inicial, velado, imperfecto: la visión beatífica en que la fe terminará, nos dará el conocimiento pleno, claro, perfecto. Ahora
“conocemos parcialmente… -como dice San Pablo, y con esto alude el conocimiento mediante la fe-; pero cuando viniere lo integral -o sea, la visión beatífica- lo parcial se desvanecerá” (I Cor. 13, 9-11).

San Juan de Cruz emplea una comparación genial para hacernos comprender que la fe contiene ya en capullo la visión del cielo. Se refiere al suceso bíblico de los soldados de Gedeón, los cuales
“tenían las luces en las manos y no las veían; porque las tenían escondidas las tinieblas de los vasos, las cuales quebrados, luego apareció la luz. Y así la fe, que es figurada por aquellos vasos, contiene en sí la divina luz; la cual acabada y quebrada por la quiebra y fin de esta vida mortal, luego aparecerá la gloria y luz de la Divinidad que en sí contenía”.

Cuando nuestra fe es más viva, tanto más gozamos ya desde aquí abajo un anticipo del conocimiento de Dios que tendremos en el cielo. Cuanto más viva e informada por el amor sea nuestra fe, gozaremos por toda la eternidad de un grado de gloria y en consecuencia de visión de Dios tanto más alto. La fe de hoy nos debe preparar a la visión beatífica de mañana, nos debe hacer entrar ya desde aquí en comunión con el pensamiento y con el conocimiento de Dios. De este modo la fe nos eleva inmensamente por encima de nuestros razonamientos y pensamientos humanos.

“Alma mía, mira que, pues Dios es inaccesible, no repares en cuanto tus potencias pueden comprender y tu sentido sentir, porque no te satisfagas con menos y pierda tu alma la ligereza conveniente para ir a Él. Sino que en fe pura y desnuda has de caminar, porque sólo la fe es próximo y proporcionado medio para unirte con Dios” (San Juan de la Cruz)

“¡Oh sabiduría infinita! ¡Oh eterno e infinito Dios! Tú quieres ser comprendido por tu criatura porque eres sumo Bien; ella es capaz de ti y te entiende del modo que a ella te muestras, bajo el velo de la fe; velo, sí, pero diáfano, ya que tu palabra ilumina y da luz a los humildes. Sin embargo, del mismo modo que es imposible que Tú no seas Dios, así es imposible que llegues a ser plenamente conocido por tu criatura. ¡Oh Señor! Quien quiere, pues, elevarse a la sublimidad de tu unión, ha menester tener fe. Siendo Tú el Bien supremo, infinito e inescrutable, que no puede ser comprendido sino por ti mismo, cuanto más el alma cree en ti, tanto más viene a unirse a ti y a participar de tu bondad”
(Santa Ma. Magdalena de Pazzis).

Fuente: Cf. P. Gabriel de S. M. Magdalena, o.c.d, Intimidad Divina