El mercenario no ama a sus ovejas

Posted by: Lotario de Segni

Santo Toribio de Mogrovejo 01 (02)
Santo Toribio de Mogrovejo, Patrono del Episcopado hispanoamericano

Así como, por la bondad divina, nunca en la Iglesia han faltado prelados que, con mérito propio y mucho provecho de las ovejas, hayan ejercitado su oficio, así también, permitiéndolo su justicia por nuestros pecados, ha habido, y en mayor número, pastores negligentes en lo uno y en lo otro, y ha seguido la perdición de las ovejas, verificándose como en tiempo pasado (Ez 34, 5): “Siendo presa de todas las fieras del campo”.
Ahora se entiendan por estas bestias del campo la crueldad de los infieles, ahora se entienda la bestialidad de los vicios, ahora los monstruos irracionales de las herejías, los unos y los otros y otros males hemos experimentado en el decurso de la Iglesia y en los tiempos presentes.
 
Los malos pastores tiran más a enseñorear y mandar que a administrar y tener corazón y obras de padres. Contentos con esta parte, dejaron la cura de almas en manos ajenas de predicadores y confesores, muchos de los cuales no tienen ciencia suficiente, ni santidad de vida, ni celo de almas, ni aún prudencia natural; y, en fin, tales, cuales los obispos que les fían las almas y los ponen en su lugar, no les fiarían su hacienda ni otro oficio menor de su casa; de lo cual ha venido la Iglesia al triste estado en que está.
 
Quería Dios, y con mucha razón, que los prelados a quien Él había honrado le honrasen a Él con la gente del pueblo, enseñando con sus propias lenguas el Santo Evangelio y andando con sus propios pies sus limpios caminos, autorizando con todas sus fuerzas la verdad de Dios y dando a entender con buenos ejemplos que la vía de la cruz y el estrecho camino que lleva a la vida, por áspero que parezca al mundo, es posible e imitable y aún lleno de suavidad a quien se esfuerza a caminar por él con el favor del Señor. Con los cuales ejemplos, confortadas la ovejas, no tuvieran temor de andar el camino por el cual viesen ir delante de todos a su pastor, lleno de virtudes y determinado a morir, si fuese menester, por el bien de sus ovejas, a semejanza del Hijo de Dios, cuya persona representa el prelado.
 
Este era el tesoro de la honra de Dios, y por esto no es de estimar en poco que Dios lo haya puesto en manos de sus prelados. Porque, así como de la castidad de la buena mujer está colgada la honra de su marido, y está obligada a tener mucho cuidado, mediante su buena vida, tenerla en pie y mirar por ella, así de la doctrina y vida de los prelados está colgada para con el pueblo la honra de Dios y de su fe y de sus caminos, y en tanto estimada, en cuanto ven los hombres que la estima el prelado en palabras y obras.
 
Y porque ellos no honraron este oficio, habiéndolo hecho el Señor por su propia persona, y no estimaron este tesoro de la honra de Dios que Él había depositado en ellos, como gente de quien se fiaba, y, partiendo mano de lo que era oficio propio suyo, lo encomendaron a otros, siguióse que, aunque fueron malos no perdieron el poder y la dignidad episcopal, la cual puede estar junta con la mala vida, mas fueron desagradables delante de los ojos de Dios y no merecieron nombre de obispos (
vigía), pues no ejercitaron el oficio debido.

Fuente: San Juan de Ávila, Memorial segundo para el Concilio de Trento, causas y remedio de la herejía