He hallado mi cielo en la tierra

Posted by: Laudem Gloriae

Beata Isabel de la Trinidad 01 (01)

Hoy conmemoramos a la Beata Isabel de la Trinidad, Carmelita descalza. Falleció el 9 de noviembre de 1906 en el Carmelo de Dijon (Francia) para irse –como dijo ella– “a la luz, a la vida, al amor”. Adoradora auténtica en espíritu y verdad, llevó una vida humilde, acrisolada por intensos sufrimientos físicos y morales, en alabanza de gloria de la Trinidad, huésped del alma, hallando en este misterio el cielo en la tierra y teniendo clara conciencia de que él constituía su carisma y su misión en la Iglesia.
Las siguientes frases son extraídas de sus escritos:

-¡Oh, cuán dichosa sería yo si Él quisiera hacer caer el velo, para que mi alma se lanzase a Él y pudiera contemplar su divina Hermosura en un eterno cara a cara! En espera de ese momento vivo en el cielo de mi fe, aquí en el fondo de mi alma, tratando de complacer a mi divino Maestro, siendo aquí ya en la tierra
la alabanza de su gloria.
-Procura alimentar tu alma con los grandes pensamientos que la fe nos suministra. Con esos grandes pensamientos que nos dan a conocer las inmensas riquezas que el Señor ha depositado en nuestro corazón y el fin excelso para el que hemos sido creados.
-He hallado mi cielo en la tierra pues el cielo es Dios y Dios está en mi alma.
-Es preciso que el alma viva alerta en la fe, con la mirada clavada en su divino Maestro.
-La fe en el
gran amor de Dios, dispone al alma a ser llena de toda plenitud de Dios.
-La fe es la posesión del mismo Dios a oscuras.
-La fe nos da a Dios aún en esta vida, encubierto, es verdad, en el velo en que se oculta, pero a pesar de todo, es el mismo Dios.
-Cada percance de la vida, cada acontecimiento, cada sufrimiento o cada alegría es
una especie de sacramento que nos comunica a Dios.
-Ten siempre una fe inquebrantable en el amor. Si tienes que sufrir, prueba es de que el Señor te ama con un amor de predilección.
-Nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene (1Jn. 4,16) He aquí el acto más grande de nuestra fe. He aquí el medio de pagar a Dios amor con amor.
-En el momento en que [el alma] llega a tener una fe inquebrantable en ese
gran amor con que el Señor la amó (Ef. 2,4) puede decirse de ella lo que el mismo Apóstol dice de Moisés: Perseveró firme en su propósito como si viera al Invisible (Heb. 11,27).
-Al alma [de fe inquebrantable en el amor] poco le importa que Dios le dé consuelos o sinsabores; poco le importa sentir a Dios o dejar de sentirle; ni gustos ni sentimientos cuentan para con ella. Cree en su amor. Cuanto más probada se ve, tanto más se agranda su fe en Él. Pasará por encima de todo, superará todos los obstáculos, a fin de llegar a reposar en el seno del Amor infinito, que no puede hacer otra cosa que una obra de amor.

Que la Beata Isabel nos alcance la gracia de crecer en la fe, de
vivir de la fe en el Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí (Gal 2,20).