La familia. Los hijos. La procreación responsable

Posted by: Nycticorax

Carlos I de Austria 10 en el exilio en Suiza 1920

La familia comienza con la unión de dos personas, una de sexo masculino y otra de sexo femenino, de cuyo vínculo conyugal se sigue el común perfeccionamiento y la procreación. Es la base de la vida social y el seno donde nacen y se educan las personas, porque la vida sexual como la fuente natural de la vida humana se da en el matrimonio.

“…La generación de un hijo es un acontecimiento profundamente humano y altamente religioso, en cuanto implica a los cónyuges que forman “una sola carne” (Gn 2, 24) y también a Dios mismo que se hace presente. (…) Cuando de la unión conyugal de los dos nace un nuevo hombre éste trae consigo al mundo una particular imagen y semejanza de Dios mismo. En la biología de la generación está inscrita la genealogía de la persona. Y… la vida transmitida por los padres tiene su origen en Dios, como atestiguan tantas páginas bíblicas que con respeto y amor hablan de la concepción, de la formación de la vida en el seno materno, del nacimiento y del estrecho vínculo que hay entre el momento inicial de la existencia y la acción del Dios Creador” (Cfr. Beato Papa Juan Pablo II, Evangelium Vitae, 43 y 44).

Desde el momento de la fecundación los padres dan un hijo al mundo, o sea una persona de su misma naturaleza. La persona existe desde la fecundación. De allí la grave responsabilidad de los padres en su derecho a procrear y a educar, también respecto de lo sexual.
En el matrimonio entre cristianos se asume un estilo de vida que acoge a los hijos como un don de Dios, confiados también a la responsabilidad de los cónyuges.

Siempre fue de los padres la responsabilidad de traer una persona al mundo, pero la noción de procreación responsable ha cobrado un nuevo significado a propósito de las Conferencias Internacionales, donde la responsabilidad parece querer ser traspasada de las familias a los gobiernos –y en especial a los gobiernos del primer mundo sobre el tercer mundo– a fin de regular la cantidad de hijos usando desde los preservativos a la contracepción y a la esterilidad, a fin de regular demográficamente el mundo a favor de la economía del primer mundo. La distribución gratuita de anticonceptivos desde la edad fértil, sin autorización de los padres, es el deseo de quienes mueven las “
políticas internacionales”.
La Santa Sede reiteró –hace algunos años - que la
“estabilización de la población” no debe responder a medidas internacionales, sino que el derecho de decidir sobre la procreación e intervalo de los nacimientos es propio de los padres y que toda “planificación familiar” debe tener en cuenta los métodos moralmente buenos y respetar la libertad de los esposos y los derechos humanos de todas las personas (Cf. Santa Sede, Reserva a la Declaración de la Cumbre Mundial sobre la alimentación, Roma, noviembre de 1996,2)
Por esta política demográfica mundial comienza a usarse un sustitutivo de la palabra sexo y sale a relucir la palabra “
género”, siendo todo esto una sutil forma de cambiar la sociedad.

¿Cómo se implementará este programa? Por medio de las mujeres. La mujer debe dejar de lado sus deberes de ama de casa, de ser madre, se la instiga a salir de su hogar para trabajar, usar libremente su sexualidad (sin barrera de ninguna clase) y eliminarle el riesgo de embarazo. Todo eso se articula tratando de hacerle creer que gana posiciones respecto del hombre.
Comienza también el unisexismo; se alienta la homosexualidad; se ataca a la familia despreciándola como el medio opresivo que usa la sociedad; se afirma que el sexo es el resultado de las “
construcciones sociales” y las costumbres patriarcales y por ende puede modificarse.

Fuente: Comisión Arquidiocesana de la Mujer, Buenos Aires, 1997