Lecciones del pesebre

Posted by: Corim

Pesebre 05 (22)

Perseverando más en la consideración de este sagrado pesebre hallarás en él motivos no sólo para el conocimiento de aquella soberana bondad y amor de Dios, sino también para toda virtud. Aquí aprenderás humildad de corazón, aquí menosprecio del mundo, aquí aspereza de cuerpo y aquí aquella desnudez y pobreza de espíritu tan celebrada en el evangelio.

Sabía muy bien este médico y maestro del cielo cuánta paz e inocencia mora en la casa del pobre de espíritu y cuántas guerras y desasosiegos y cuidados trae consigo el desordenado amor de las riquezas, y por esto luego, desde la cuna del pesebre como de una cátedra celestial, la primera lección que leyó y la primera voz que dio fue condenando la codicia, raíz de todos los males y engrandeciendo la pobreza de espíritu y la humildad, fuente de todos los bienes. Esto, dice un autor, nos predica aquel pesebre, aquellos pañales, aquella pobre casa aquel establo.

¡Oh dichosa casa! ¡Oh establo más glorioso que todos lo palacios de reyes, donde Dios asentó la cátedra de la filosofía del cielo, donde la palabra de Dios, enmudecida, tanto más claramente habla cuanto más calladamente nos avisa!
Mira, pues, hermano, si quieres ser filósofo no te apartes de este establo, donde la palabra de Dios, callando, llora, mas este llanto es más dulce que toda la elocuencia de Tulio y que aun la música de todos los ángeles del cielo...

Verdaderamente Tú eres niño misericordioso, a quien la misericordia sola hizo niño, aunque la misericordia y la verdad juntamente se encontraron en ti. Verdaderamente Tú, niño misericordioso, naciste no para Ti, sino para nosotros, pues naciendo buscaste nuestro remedio y no tu acrecentamiento. Y por esto, dulce cosa es por cierto contemplar a Dios niño, y no solo dulce, sino poderoso y eficaz para curar nuestras llagas.

Fuente: Fray Luis de Granada, Tres episodios de la infancia de Cristo, Verbum Vitae, tomo IX