Novena al Beato Carlos de Austria: Día Sexto

Posted by: Juan Sobiesky

Carlos I de Austria 10 en el exilio en Suiza 1920
El Emperador Carlos con su familia en el exilio en Suiza, 1920

Día Sexto

Rezar la Oración para todos los días.
Padre devoto
Una de las penurias más grandes para el Emperador Carlos fue la separación de sus hijos ya que él y la Emperatriz Zita fueron enviados en exilio a Madeira. Los niños permanecieron en Suiza hasta que la Emperatriz Zita, con muchas restricciones, pudo viajar y llevarlos con ellos a Madeira.

El siguiente es un relato de la reunión familiar:
“El 2 de febrero, el Emperador Carlos se encontró con la Emperatriz Zita y sus hijos –a excepción del Archiduque Robert (ya que se estaba recuperando de apendicitis)– para acompañarlos a ellos y a la Archiduquesa María Theresa a Funchal. El Emperador Carlos estaba parado en el malecón. La alegría de los niños cuando lo saludaron era indescriptible, con abrazos exuberantes cuando él abordaba el barco. Las lágrimas corrían por las mejillas del Emperador mientras llevaba al Archiduque Rudolf en sus brazos y bajaba la pasarela. Los presentes que habían ido con sus hijos estaban sorprendidos de ver cuan envejecido y cansado estaba su soberano. Pero era imposible ver alguna señal de resentimiento en su cara o escucharlo decir algo poco caritativo.”

Durante su enfermedad Terminal el emperador recibió un importante consuelo, ya que podía escuchar desde su cama las voces de sus hijos por la ventana y, además, ellos también podían escucharlo cuando los llamaba.
A lo largo de su enfermedad siempre fue considerado, y se preocupaba por el bienestar de los demás debido al riesgo de infección y también por el posible trauma que le podía causar a sus hijos verlo tan enfermo. Obró así con todos sus hijos, a excepción de Otto que, como heredero, lo llamaba a su lecho de muerte ya que quería darle al joven archiduque un ejemplo de cómo un monarca católico enfrenta la muerte. Mientras Otto sollozaba al ver a su padre luchando con la muerte, su madre le brindaba consuelo. Así, el emperador quiso proteger al resto de sus hijos del contagio y del trauma.

Una de las últimas oraciones que pronunció el Emperador poco antes de su muerte fue por todos sus hijos a quienes mencionó uno a uno poniéndolos bajo la especial protección del Señor. La Archiduquesa Maria Theresa escuchó al Emperador rezar por sus hijos. Ella lo cuenta de la siguiente manera: “Queridísimo Salvador, protege a nuestros hijos: Otto, Mädi, Robert, Felix, Karl Ludwig. ¿Quién sigue?” La Emperatriz lo ayudó: “Rudolf”; y él continuó “Rudolf, Lotti, y especialmente nuestro nuevo pequeño (la Emperatriz estaba embarazada de Elisabeth, que nació después de la muerte del Emperador). Presérvalos en cuerpo y alma y permíteles morir antes que cometer un pecado mortal, ¡Amén! Que se haga Tu voluntad. Amén.”

Oración

Mi Dios y Señor, te agradezco que el Emperador Carlos haya amado tanto a su familia y los haya confiado a Tu Voluntad y a Tu Divino Plan, al que amó tanto. Escucha mi petición y concédela (pida su intención aquí) a través de la intercesión del Beato Emperador Carlos. Amén.
(Ave María. Padre Nuestro. Gloria.)
Rezar la Oración Conclusiva para cada día.