Siete consideraciones para cada día de la semana (III.a)

Posted by: Ioseph

Muerte 02 (03)
Buena muerte

MARTES: La muerte

l. - La muerte consiste en la separación del alma del cuerpo y en el abandono absoluto de las cosas de este mundo. Considera, pues, hijo mío, que tu alma debe necesariamente separarse de tu cuerpo, pero no sabes en qué lugar puede sorprenderte esta separación. No sabes si la muerte te sorprenderá en tu cama, en el trabajo, en la calle o en otro sitio.
La ruptura de una vena, un catarro, una fiebre, una caída, una herida, un terremoto, un rayo, son suficientes para quitarte la vida. Y esto puede sucederte en un año, en un mes, en una semana, en una hora, y quizá mientras lees u oyes leer estas páginas. ¡Cuántos se han acostado sanos por la noche, y han sido encontrados muertos al día siguiente! Otros, atacados de apoplejía, murieron de improviso. ¿Qué habrá sido de su alma? Si estaban en gracia, ¡dichosos de ellos! son eternamente felices; si en pecado, serán eternamente atormentados.
Y tú, hijo mío, si debieses morir en este momento, ¿qué sería de tu alma? ¡Desgraciado de ti si no estás preparado!, porque el que no está dispuesto a morir bien hoy, corre gran riesgo de morir mal.

2. - Aunque el lugar y la hora de tu muerte no te sean conocidos, no puedes dudar empero que están irrevocablemente determinados. Y aunque, como quiero esperar, no te sorprenda una muerte repentina, sin embargo la última hora de tu vida debe llegar, y en esa hora, tendido en un lecho, asistido por un sacerdote que rezará por ti las oraciones de los agonizantes, rodeado de tu familia afligida, con el crucifijo a un lado y el cirio bendito encendido al otro, te encontrarás a la puerta de la eternidad. Tu cabeza dolorida no encontrará reposo, tus ojos no tardarán en oscurecerse tu lengua estará ardiendo, tu pecho oprimido, la sangre se helará en tus venas, tu cuerpo será traspasado por mil dolores. En cuanto tu alma haya abandonado tu cuerpo, éste, revestido de un sudario, será arrojado a una fosa, en donde se convertirá en podredumbre; los gusanos pronto lo devorarán, no quedando ya de ti sino algunos huesos descarnados y un poco de polvo infecto.

Abre la tumba de un joven rico, de un hombre ambicioso y poderoso en el mundo, y mira lo que queda de ellos: pues lo mismo te sucederá a ti. ¡Oh hijo mío! que estos pensamientos te hagan tomar la resolución eficaz de asegurarte una buena muerte. Ahora el demonio, para inducirte a pecar, se esfuerza en distraerte de este pensamiento, en cubrir y excusar la culpa, diciéndote que no hay gran mal en aquel placer, en aquella desobediencia, en faltar a la Misa en los días festivos; pero en el momento de la muerte te hará conocer la gravedad de tus faltas y te las representará todas vivamente. ¿Qué le responderás tú en aquel terrible instante? ¡Ay de aquel que entonces se encontrare en desgracia de Dios!

Fuente: San Juan Bosco, La juventud instruida