Sobre las tentaciones (I)

Posted by: Juan Sobiesky

Tentaciones en el desierto 02 (14)

Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu Santo para ser allí tentado por el demonio. (Mt 4, 1).

Que Jesucristo, hermanos míos, escogiese el desierto para orar, es cosa que no ha de admirarnos, puesto que en la soledad hallaba todas sus delicias; que fuese conducido allí por el Espíritu Santo, aun debe sorprendernos menos, ya que el Hijo de Dios no podía tener otro conductor que el Espíritu Santo. Pero que sea tentado por el demonio, que sea llevado diferentes veces por ese espíritu de tinieblas, ¿quién se atrevería a creerlo, si no fuese el mismo Jesucristo quien nos lo dice por boca de San Mateo? Sin embargo, hermanos míos, lejos de extrañarnos de ello, hemos de alegrarnos y dar gracias a nuestro buen Salvador, que quiso ser tentado para merecernos la victoria que habíamos de alcanzar en nuestras tentaciones. ¡Dichosos nosotros, hermanos míos! ¡Desde que este dulce Salvador quiso ser tentado, no tenemos más que querer salir victoriosos para vencer! Tales son, hermanos míos, las grandes ventajas que sacamos de la tentación del Hijo de Dios.

¿Cuál es mi propósito? Aquí lo tenéis: es mostraros: 1º. que la tentación nos es muy necesaria para ayudarnos a conocer lo que somos; 2º. que hemos de temer en gran manera la tentación, pues el demonio es muy fino y astuto, y por una sola tentación, si tenemos la desgracia de sucumbir, podemos precipitarnos a lo más profundo del infierno; 3º. hemos de luchar valerosamente hasta el fin, ya que sólo mediante esta condición alcanzaremos el cielo.

Fuente: San Juan Bta. Mª. Vianney (Cura de Ars), Sermones escogidos, T. I, Ed. Apostolado Mariano