¿Todo hombre es mi hermano?

Posted by: Lotario de Segni

Todos los Santos 01 (01)

"El intento velado de desacralización se nos ha manifestado en una nueva oportunidad. Es evidente que estamos frente a una campaña artera y sutil que pretende llevarnos a un humanismo integral.

Vez pasada nos ocupamos de la deliberada confusión que se venía haciendo entre la presencia espiritual de Dios en las páginas de la Biblia y la presencia corporal y real de Cristo en la Eucaristía. Ahora nos encontramos con otra maniobra confusionista. Se ha podido ver en muchos colegios religiosos un destacado letrero en pizarras y carteles con esta afirmación capciosa:
Todo hombre es mi hermano. Respetamos el fin aparente de la leyenda. Puede ser bueno. Pero en su fondo involucra un intento de llevar nuestra juventud hacia un ecumenismo naturalista, sin más fraternidad que la del orden natural. Se deja intencionadamente de lado la verdadera fraternidad de que nos habla San Pablo en la Epístola a los Gálatas 3, 26, la de la gracia. Esa sí borra toda diferencia entre los hombres al hacernos miembros de Cristo. Pero esa supone el bautismo como lo afirma allí el mismo gran Apóstol. Y esta condición aún no se ha llenado en una inmensa parte de la humanidad. De los infieles que aún no se han bautizado se puede afirmar, en este orden superior, una fraternidad destinativa, en cuanto que la voluntad salvífica del Redentor no sólo no los ha excluido de la Redención sino que también a ellos está destinada la gracia de Cristo, la que se nos aplica inicialmente en el Bautismo.

Debe reconocerse la habilidad de quienes manejan la catequesis propia del actual movimiento progresista. Son verdaderos maestros en las maniobras que tienden a apartar la atención de los fieles de aquellos tesoros específicos con que Dios ha enriquecido a su Iglesia. Y es así como han introducido a nuestra juventud en un ambiente naturalista totalmente alejado de lo sobrenatural, de aquello que, en frase de San Pedro, nos hace
"consortes divinae naturae". En este nuevo orden, el de la gracia, que es el de la Iglesia, no es verdad que todo hombre es mi hermano. Debemos, sí, trabajar para que todos los hombres entren en esta fraternidad, pero no debemos ocultar la tremenda diferencia entre el orden natural y el sobrenatural en que nos encontramos los cristianos. Manteniéndose en el orden natural podía San Francisco hablar del hermano sol, de la hermana agua y del hermano lobo. Y en esto no había error, porque todos somos creaturas salidas de las mismas manos del Creador.

Pero hablando ya en el orden sobrenatural las cosas son diferentes. Los hijos de la Iglesia hemos sido elevados a un admirable consorcio con la Divinidad. Y esto no hay que silenciarlo. Hay que vivirlo lealmente y con gran limpieza. Por él somos realmente hermanos los cristianos, ya que somos miembros de Cristo que nos alimenta con su gracia por medio de los sacramentos por Él instituidos. Y hemos de esforzarnos por procurar que todos los hombres entren en esta fraternidad sobrenatural que es la específica de la Iglesia. Silenciar u ocultar esta nuestra mayor grandeza importa infidelidad a la Misericordia Divina a la cual debemos no solo todo lo del orden natural sino la elevación al consorcio con la misma Divinidad por el don gratuito de la gracia.

Quiera Dios que algún día se cumpla el plan salvífico de Dios y podamos decir con verdad, abarcando razas, naciones y lenguas:
Todo hombre es mi hermano, al haber sido todos los hombres incorporados al Cuerpo Místico de Cristo.

Fuente: Mons. Alfonso M. Buteler, Arzobispo de Mendoza, 24 de Junio de 1971