Vida de Fe de San José I

Posted by: Laudem Gloriae

San José 02 (05)

En tu escuela, ¡oh glorioso San José!, quiero aprender a vivir de fe, dejándome guiar en todo por la divina Providencia.
 
La actitud fundamental de San José es una confianza y abandono totales en Dios, actitud que nace de su fe. San Mateo dice de él
“Que era un varón justo” (1, 19); sabiendo por la Sagrada Escritura que “el justo vive de fe” (Rm 1, 17), se puede afirmar ciertamente que ninguna criatura –después de la Virgen María– ha vivido tanto de fe como San José. De hecho su vida, desarrollada dentro de la órbita del misterio de la Encarnación, tuvo que pasar necesariamente por todas aquellas oscuridades que rodearon la realización del gran misterio. San José necesitó por eso una gran fe, una fe alimentada continuamente de sufrimientos y templada en el dolor.
 
La incertidumbre que provocó en él la misteriosa maternidad de María, la pobreza extrema y las estrecheces de Belén, las molestias de la huída a Egipto, todo sumergió su alma tan delicada en tan profundo dolor, que fue necesario, en los momentos más difíciles de su vida, que un ángel descendiese del cielo, le sostuviese y le introdujese en la profundidad del misterio divino que se desenvolvía delante de sus ojos.
 
San José se deja guiar dócilmente y con la confianza ciega de un niño. Lo testifican cuatro hechos que nos refiere el Evangelio:
1- El ángel hace desaparecer su inquietud, mandándole que tome a María Santísima como esposa,
“pues lo concebido en Ella es obra del Espíritu Santo”. San José no duda un instante e “hizo como el ángel del Señor le había mandado” (Mt 1, 20 y 24).
2-El ángel le dice: “Levántate, toma al Niño y a su Madre y huye a Egipto” (
Mt 2, 13). Sin titubear, en plena noche, el Santo se levanta y ejecuta la orden. La huída en sí presentaba dificultades enormes: las molestias grandísimas y los peligros del viaje, la pobreza más extrema, el destierro a un país extranjero; pero el ángel ha hablado y San José obedece.
3- Muerto Herodes, el ángel le manda que vuelva a la tierra de Israel.
4- El ángel le comunica que se retire a la región de Galilea (
Mt 2, 19-23).
 
He aquí cuatro actos de fe y obediencia ciega. San José no duda, no razona, no opone dificultad, porque confía absolutamente en Dios, porque cree plenamente en Él, en su palabra, en su providencia divina.
 
“¡Oh San José, cuánto te amo! ¡Cuánto bien me hace pensar en tu vida tan sencilla, tan humilde! ¡Cuánto me ayuda pensar que también tú has vivido de fe como nosotros! Te contemplo en la casita de Nazaret, al lado de Jesús y María, trabajando intensamente por ellos. (…) A pesar de vivir al lado del Hijo de Dios, tu vida se ha desenvuelto en una forma completamente ordinaria, pues ciertamente Jesús no hacía milagros inútiles… Tu vida en todo es semejante a la nuestra. ¡Cuántas penas, cuántas fatigas, cuántos peligros! ¡Qué grande sería nuestra admiración si pudiésemos llegar a saber cuánto sufriste!” (Santa Teresita del Niño Jesús).

Fuente: Cfr. P. Gabriel de Santa María Magdalena, O.C.D., Intimidad Divina


“Sed sobrios y estad en vela: vuestro adversario el diablo ronda, como un león rugiente, buscando a quien devorar. Resistidle, firmes en la fe”
(1Pe 5, 8-9). Hoy más que nunca podemos comprobar cómo el diablo ronda queriendo devorar todo, tiende sus ‘redes y cadenas’, y más que nunca es necesario ser sobrios y estar despiertos y defendernos con el escudo de la Fe. Pidámosle a este gran Santo, en este mes dedicado a honrarlo especialmente, que nos alcance la gracia de una verdadera humildad, para poder vivir de fe, resistir todos los ataques del enemigo y ser dóciles a los designios de Dios.
 
“Sean devotas de San José, que puede mucho” (Santa Teresa de Jesús).