Vida de Fe de San José II
Posted by: Laudem Gloriae
Toda la vida de San José se sintetiza en una aceptación continua del plan divino, aun en situaciones donde él sólo veía misterio y oscuridad.
También sobre nuestra vida flota continuamente un cierto ambiente de misterio: es que a Dios le gusta obrar oculta y secretamente; es que su acción siempre es impenetrable a nuestro pobre entendimiento humano. Es necesaria, pues, esa mirada de fe, esa confianza total, que, partiendo de la bondad infinita de Dios, crea en nosotros la convicción de que Él, siempre y a través de cualquier circunstancia, quiere nuestro bien y que en orden a éste lo dispone todo. Solamente cuando poseamos esta confianza, podremos decir siempre, como San José, nuestro sí ante cualquier manifestación de la voluntad divina, un sí humilde, pronto, confiado, no obstante la oscuridad, las dificultades, el misterio…
Dios se sirvió de los ángeles para abrir a San José su voluntad; para comunicárnosla a nosotros se sirve de nuestros superiores, que, como los ángeles, son sus enviados, sus mandatarios. Obedezcamos con la sencillez de San José, seguros de que Dios puede aprovechar cualquier persona o circunstancia para comunicarnos y para realizar su plan divino, lo mismo que se sirvió del edicto del César para llevar a San José a Belén, donde estaba determinado que había de nacer Jesús. Las intenciones del emperador romano eran muy diferentes. Sin embargo, Dios se sirvió de aquel acto político para actuar el plan de la Encarnación. Siempre será cierto que Dios todo lo ordena y dirige para que se cumpla su voluntad.
Otra característica de la vida de San José es la de haberse consagrado totalmente a la misión que le confió Dios de ser el custodio y el sostén de Jesús y de su Madre. San José no vive para sí, para sus intereses personales, sino únicamente para Dios, a quien sirve en Jesús y María. De esta manera San José es el auténtico modelo de las almas de vida interior, de las almas que aspiran a vivir totalmente para Dios y con Dios, cumpliendo la misión que Él les confió.
“Y tomé por abogado y señor al glorioso San José y encomendéme mucho a él. Vi claro que así de esta necesidad como de otras mayores de honra y pérdida de alma este padre y señor mío me sacó con más bien que yo le sabía pedir. No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad, a este glorioso Santo tengo experiencia que socorre en todas y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra que como tenía el nombre de padre, siendo ayo, le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide.(…)
En especial, personas de oración siempre le habían de ser aficionadas; que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los ángeles en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a San José por lo bien que les ayudó en ellos. Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso Santo por maestro y no errará en el camino.” (Santa Teresa de Jesús)
¡Oh querido San José! Me pongo con plena confianza bajo tu patrocinio; enséñame a vivir como tú una vida de fe y abandono en Dios; enséñame a vivir solamente para Dios, entregándome completamente a su servicio.
Fuente: Cfr. P. Gabriel de Santa María Magdalena, O.C.D., Intimidad Divina