La Confesión (II)
Posted by: Laudem Gloriae
Nuestro Señor y San Dimas
Cuando, al acercarse al tribunal de la Penitencia, no encuentra el alma más que pecados veniales de que acusarse, no debe preocuparse de la integridad de la confesión –es decir, que sea completa-, como tiene que hacerlo, por el contrario, cuando se trata de pecados mortales. No es necesario que enumere todas las faltas veniales que haya cometido durante la semana; es mucho más provechoso que fije la atención en primer lugar sobre las deliberadas, y después sobre las semi-deliberadas, aunque no pasen de simples imperfecciones, y manifieste no sólo su aspecto exterior, sino también su motivo íntimo.
Leer más...La Confesión (I)
Posted by: Laudem Gloriae
A los pies de tu cruz, Jesús mío, confieso mis pecados y te pido que derrames sobre mí tu Sangre preciosa para que mi alma sea purificada.
La Confesión es el Sacramento de la Sangre de Cristo, con la cual -según la expresión gráfica de Santa Catalina de Siena- “ha querido prepararnos un baño para purificar de la lepra del pecado la cara de nuestras almas”.
Don Bosco, Apostol de la juventud y del confesionario (I)
Posted by: Corim
Juan Bosco, quien iba a ser más tarde el famoso Don Bosco, nació en Castelnuovo, diócesis de Turín, el año 1815, y luego de gastar toda su vida en bien de las almas de los niños y jóvenes murió el 31 de enero de 1888.
Leer más...La Penitencia como virtud y como Sacramento
Posted by: Nycticorax
El Padre Pío confesando a un niño
La palabra penitencia significa arrepentimiento, expiación y designa ora una virtud, ora un sacramento.
1º virtud de la penitencia: La penitencia es una virtud sobrenatural que lleva al pecador a detestar sus pecados y a castigarse a sí propio para reparar la injuria hecha a Dios.
Confesión y devoción a María Santísima
Posted by: Ioseph
San Juan Bosco fue un gran taumaturgo: Dios se ha dignado realizar por su intermedio una enorme cantidad de milagros. Tanto que se dijo de él: “Lo extraordinario es lo ordinario en la vida de este hombre”. Pero él exigía dos condiciones a quienes iban a beneficiarse con alguno de estos prodigios: la vida de gracia, mediante una buena confesión, y la devoción a María Santísima. Veamos un ejemplo entre tantos.
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