¡Cante la Iglesia, cante todo el Cielo!

Posted by: Ioseph

Todos los Santos 07 (08)

Entre todas las fiestas que la Santa Iglesia ha instituido por todo el año, en reverencia de los bienaventurados que están en el cielo, la más solemne y de mayor devoción es la que celebra el día primero de Noviembre, en conmemoración y honra de todos los santos; porque en esta fiesta los abraza a todos, sin excluir a ninguno, y se encomienda a ellos, e invoca y llama en su favor a toda aquella bienaventurada compañía y Corte celestial.

Instituyó esta fiesta en Roma el Papa Bonifacio IV, en honra de la gloriosísima Virgen María nuestra Señora, y de todos los santos Mártires, consagrando al Señor aquel famosísimo y suntuosísimo templo que Marco Agripa había dedicado a Júpiter vengador. Llamó Agripa a este templo Panteón, que quiere decir
Casa de todos los dioses, porque en él todos los falsos dioses de la antigüedad eran venerados.
Y dado que después que el Emperador Constantino se convirtió a nuestra santa fe y comenzó a edificar templos a Jesucristo nuestro Salvador, los cristianos derribaron muchos templos de los gentiles para que no quedasen en pie los lugares en que se habían ofrecido tan sucios y abominables sacrificios al demonio. Luego juzgaron que era mejor (ya que estaba caída y rendida la gentilidad) que donde antes había sido servido el demonio fuese servido el verdadero Dios, y que los mismos templos profanos y abominables se purificasen con las ceremonias que usa la Iglesia Católica y, santificados y adornados con las reliquias de los mártires, se consagrasen al Señor. Siguiendo, pues, esta costumbre, Bonifacio IV dedicó el Panteón, que Agripa había edificado a todos los dioses, en honra de la sacratísima Virgen María nuestra Señora, y de todos los Santos Mártires (que eran los que en aquél tiempo se celebraban en la santa Iglesia) y llamó a aquella iglesia Santa María de los Mártires.

Saludemos en este día a todos los santos juntos y a cada uno por su nombre, y pidámosle el sufragio de su oración. Saludemos también a nuestra dulce patria y, como peregrinos que andan desterrados de ella, enviémosle con los ojos el corazón, y digamos:
Oh, dulce patria, oh tierra de los vivientes, Dios te salve puerto seguro, refugio de las almas acosadas, paraíso de deleites, Reino de Dios, casa de bendición, palacio del Rey soberano, Corte de inmensa majestad, jardín de flores eternas, plaza de todos los bienes, premio de todos los justos, centro y fin de todos nuestros deseos. Dios te salve Madre nuestra, esperanza nuestra, bienaventuranza nuestra, por quien suspiramos y damos gemidos y peleamos.

Y vosotros, Santos bienaventurados y gloriosos, volved vuestros piadosos ojos sobre estos vuestros pobrecitos siervos y miserables hermanos, y desde vuestro triunfal palacio mirad este triste valle de lágrimas en que vivimos. Peleado habéis y sufrido grandes batallas y salido de ellas con victoria: ayudad, pues, a los que ahora peleamos, para ser con vosotros vencedores. En el puerto estáis, no desamparéis a los que al presente nos hallamos en las tormentas y peligros en que vosotros muchas veces os hallasteis. Estáis en la Patria y gozáis de Dios: socorred a los que todavía estamos peregrinando por llegar a esa eterna morada. Ya tenéis vuestra cosecha llena, colmada y abundante: favoreced a los que ahora siembran con lágrimas, para recoger con alegría.

Carne nuestra sois, y huesos de nuestros huesos: probado habéis nuestra flaqueza y el poder, astucia y bravura del enemigo: apiadaos pues de nosotros y suplicad al común Señor que nos dé gracia para pelear con Él de tal manera que merezcamos llegar a ese puerto de tranquilidad y dulcísima patria nuestra, y recibir de su mano la corona y el copiosísimo fruto de nuestros pequeños trabajos. Amén.

Fuente: Cfr. Pedro de Ribadeneira, S.J., Flos sanctorum

Cuán falsa y engañosa es la felicidad de este mundo (VI)

Posted by: Nycticorax

Pecado 01 (01)

d) Por la ceguedad y tinieblas en que vivimos: A esta muchedumbre de lazos y peligros se añade otra miseria que los hace mayores, que es la ceguedad y tinieblas de los mundanos, la cual convenientísimamente es figurada por aquellas tinieblas de Egipto (Ex 10, 21), las cuales eran tan espesas, que se podían palpar con las manos y que en aquellos tres días que duraron ninguno se movió del lugar donde estaba, ni vio al prójimo que al lado de sí tenía. Tales son, por cierto, y mucho más palpables, las tinieblas que el mundo padece. Si no, discurriendo ahora por las cegueras y desatinos de él, dime: ¿qué mayor ceguedad que creer los hombres lo que creen y vivir de la manera que viven? ¿Qué mayor ceguedad que hacer tanto caso de los hombres y tan poco de Dios, tener tanta cuenta con las leyes del mundo y tan pocas con las de Dios; trabajar tanto por este cuerpo, que es una bestia bruta, y tan poco por el alma, que es imagen de la Majestad divina; atesorar tanto para esta vida, que mañana se ha de acabar, y no recoger nada para la otra, que para siempre ha de durar; hacerse pedazos por los intereses de la tierra y no dar un paso por los bienes del cielo?

¿Qué mayor ceguedad que, sabiendo tan cierto que hemos de morir y que en aquella hora se ha de determinar lo que para siempre ha de ser de nuestra vida, vivamos tan descuidados como si siempre hubiéramos de vivir? Porque ¿qué menos hacen los malos habiendo de morir mañana que si hubieran de vivir para siempre? ¿Qué mayor ceguedad que, por la golosina de un apetito, perder el derecho del cielo; tener tanta cuenta con la hacienda y tan poca con la conciencia; querer que todas tus cosas sean buenas y no querer que tu propia vida lo sea?

De estas ceguedades hallarás tantas en el mundo, que te parecerá estar los hombres como encantados y hechizados de tal manera que teniendo ojos no ven y teniendo oídos no oyen, y teniendo la vista más aguda que de linces para ver las cosas de la tierra, la tienen más que de topos para ver las cosas del cielo; como en figura acaeció a San Pablo cuando iba a perseguir la Iglesia, el cual, después que fue derribado en tierra, abiertos los ojos, ninguna cosa veía. Pues así acaece a estos miserables que, teniendo los ojos tan abiertos para las cosas del mundo, los tengan tan cerrados para las cosas de Dios.

Fuente: Fray Luis de Granada O.P., Obra Selecta

Todos los Santos Carmelitas

Posted by: Maví Carmel

Todos los Santos Carmelitas

Los santos del Carmelo son una inmensa muchedumbre de hermanos nuestros que consagraron su vida a Dios, abrazando las enseñanzas del divino Maestro e imitando su vida y se entregaron al servicio de la Virgen María en la oración, la abnegación evangélica y el amor a las almas sellado a veces con su sangre.

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Postrimerías

Posted by: Juan Sobiesky

Postrimerías 01 (05)
Fin de la gloria del mundo

"Meditare Novissima tua et in aeternum non peccabis.” (Ecli 7, 40)
"Recuerda tus postrimerías, y nunca pecarás.”


MUERTE - JUICIO - INFIERNO - CIELO

MUERTE:
Dios no ha creado la muerte, sino que ésta vino por el pecado del hombre y es como su salario, por eso los hombres no estamos preparados para morir, ya que tenemos deseos de eternidad y nos repugna la muerte. Pero ésta llegará inexorablemente, y por eso es mejor prepararse a dar ese paso tan importante, ese salto a la eternidad del cual dependerá nuestro destino eterno.

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Los ojos puestos en el cielo

Posted by: Ioseph

Todos los Santos 03 (10)

¡Oh, si frecuentemente levantásemos los ojos al cielo, cuánto se encenderían nuestros corazones en el amor de las santas virtudes! ¡qué sueltas y prontas quedarían nuestras manos para empresas grandes y fuertes! El cielo puesto ante nuestros ojos arma nuestras manos para valerosas empresas, dice S. Juan Crisóstomo.

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Reflexiones de fin de año

Posted by: Laudem Gloriae

Reloj de arena 01 (01)

Ya llegaste al fin de este año; ¿será acaso también el fin de tus infidelidades y de tus ingratitudes? ¿Cómo has vivido? ¿Puedes decir que hayas dado un día de este año enteramente a Dios? Pues sabe que todo lo que no hayas hecho por Dios es totalmente perdido.

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Tres pensamientos para el fin de año

Posted by: Lotario de Segni

San José 08 (37)
Muerte de San José

Cada vez que el calendario nos recuerda que se acerca el fin de un año civil, no pueden menos de preocupar al hombre pensador, y más todavía al fiel cristiano, estos tres graves pensamientos:
1)
El tiempo pasa.- El presente año ha pasado como un soplo, y con él pasarán todos los que nos restan vivir, sean pocos, sean muchos; sean felices, sean desgraciados.

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Muramos con Cristo y viviremos con Él

Posted by: Ioseph

Muerte del alma fiel 01 (01)
Envío extraordinario por el día
de Todos los Difuntos

Vemos que la muerte es una ganancia y la vida un sufrimiento. Por esto dice san Pablo: “Para mí la vida es Cristo, y la muerte una ganancia”. Cristo, a través de la muerte corporal, se nos convierte en espíritu de vida.

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Todos los Santos Carmelitas

Posted by: Maví Carmel

Todos los Santos Carmelitas

Los santos del Carmelo son una inmensa muchedumbre de hermanos nuestros que consagraron su vida a Dios, abrazando las enseñanzas del divino Maestro e imitando su vida y se entregaron al servicio de la Virgen María en la oración, la abnegación evangélica y el amor a las almas sellado a veces con su sangre.

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Bienaventurados los que mueren en el Señor

Posted by: Laudem Gloriae

Purgatorio 01 (02)

“El día de los muertos nos hace meditar no sólo en la muerte de las personas queridas, sino también en la nuestra. La muerte es un castigo, y por lo tanto lleva consigo necesariamente un sentimiento de pena, de temor y de miedo; también los Santos lo han experimentado y el mismo Jesús lo quiso experimentar.

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La Gracia, el medio necesario para salvarse

Posted by: Nycticorax

Cielo 02

El fin asignado al hombre es la felicidad de ver a Dios en la vida futura. Pero como este fin es sobrenatural, es decir, superior a la naturaleza humana, el hombre no puede conseguirlo con sus solas y propias fuerzas: necesita del socorro divino, que se llama gracia. Por ella, Dios eleva al hombre hasta sí y le hace capaz de participar de su vida, de su gloria y de su felicidad infinita. La gracia es, pues, el medio indispensable para la salvación.

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