Dulzura del Salvador

La dulzura del Salvador (IV)

Posted by: Ioseph

Jesus 19 (25)
Jesús cura a la hija de la mujer cananea

¡Qué error el imaginar que es el Espíritu de Dios y la salud de las almas el que os anima, cuando se quiere exterminar al pecador!
Se debe, a la verdad, aborrecer el pecado, no lisonjear el pecado, pero es preciso tener entrañas de padre con el pecador. Es un enfermo cuya curación es lo que se pretende, no su muerte. No se trata de lisonjear al enfermo, pero la caridad cristiana pide que se usen todos los atemperantes que puedan contribuir a curarle.

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La dulzura del Salvador (III)

Posted by: Ioseph

El buen Pastor 04 (12)

Considera que el ejemplo de Jesucristo es una lección muy importante, la cual nos enseña que una virtud áspera, enfadosa e incómoda, que un celo duro y amargo, una caridad acre y poco compasiva son falsas virtudes.
El amor propio, el humor, el natural se cubren con frecuencia con la máscara de una virtud puramente superficial, y todos los que hacen profesión de piedad, de caridad, de celo, y son tumultuosos, de mal humor, duros e incómodos viven en un error muy grosero si se piensan tener un verdadero celo, una verdadera virtud.

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La dulzura del Salvador (II)

Posted by: Ioseph

Jesus 18 (15)
Jesús y la mujer pecadora

No creamos que la dulzura de Jesucristo resplandezca sólo con los buenos; antes bien, brilla singularmente con los pecadores. Contemplemos los retratos que hace Jesucristo de sí mismo, bajo la figura de un buen pastor: ¡con qué dulzura va a buscar la oveja extraviada, con qué bondad la carga sobre sus espaldas para ahorrarle hasta la fatiga del camino! ¡Qué idea no nos da de su dulzura en la figura del padre del hijo pródigo! ¡Con qué regocijo, con qué alegría le recibe! En lugar de aquellos aspectos fríos, de aquellas repulsas amargas, todo es convites y regocijos.

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La dulzura del Salvador (I)

Posted by: Ioseph

Jesus 17 (24)
La resurrección de Lázaro

Considera que la dulzura ha sido siempre uno de los rasgos más señalados del retrato del Salvador; ella es la que forma perfectamente su carácter. Decid a la hija de Sión: he aquí vuestro Rey que viene a vosotros lleno de un espíritu de dulzura. No temáis -dice Isaías- que el Salvador se presente airado; su dulzura será inalterable, y no levantará el tono de la voz; no hará resonar su voz en las calles; no acabará de romper la caña medio cascada ni apagará la mecha que todavía humea.

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