Las tres etapas del mal

Posted by: Ioseph

Caída 01 (01)

1º etapa: El reparto. - Constituyendo el desorden, en su fondo, una aberración del alma que se deja seducir por el placer criado, se produce en la primera separación de Dios una división o reparto; la corriente de la vida no va ya toda completa a Dios; es dividida en dos partes, y una de ellas comienza a dirigirse a la criatura; y de esta suerte mi interés privado, mi placer humano se coloca, en cierto modo, al mismo nivel que Dios. No considero ya a Dios como a mi único "todo"; juzgo que no es ya bastante El solo a mi esperanza, a mi bienaventuranza y a mi vida; hay para mí algo fuera de El, algo que participa con Él el honor de ser, en cierta medida, el objeto de mi movimiento vital; me apego a mí mismo y a las criaturas, se produce en mí una hendedura por la que fluye algo de mí mismo, y esta efusión defrauda a Dios, que tiene derecho a esperar todo y que exige efectivamente todo de mí.

2º etapa:
La dominación. - Pero la apropiación no siempre se contenta con este reparto; pasa más adelante, como diría San Francisco de Sales; llega a la dominación. No es ya entonces una yuxtaposición del falso interés humano al interés divino; es una superposición. El placer criado termina por tomar una preponderancia, más o menos pronunciada, sobre la gloria inmortal: en el espíritu, ciertas maneras de ver y de juzgar dan a las cosas humanas preferencia sobre las cosas divinas; en el corazón, ciertos afectos adjudican esta preferencia a la satisfacción humana; en las acciones, ciertas diligencias colocan el interés egoísta por sobre el interés divino.
Todo esto es ya un desorden mayor, es el trastorno, es el hombre intentando colocarse sobre Dios. No es ya sólo el simple desconocimiento; es la falta de reconocimiento de la soberanía del Señor. Trastorno más o menos extendido, más o menos consciente, en el que el placer, que no debería ser más que una facilidad instrumental, subordinada al uso mismo del instrumento, llega a predominar sobre la gloria divina; lo que es muy secundario tiende de esta manera a convertirse en principal, lo accidental pretende llegar a ser esencial, la satisfacción egoísta a colocarse en primer término, el siervo a ponerse sobre el señor, la criatura antes que el Criador.

3º etapa: La exclusión. - Y avanzando aún más las usurpaciones del placer sobre los derechos de Dios, el desorden llega por fin a un exceso en el que el soberano Señor es absolutamente desconocido y sus derechos excluidos. La orientación del alma hacia la satisfacción desordenada es tal que se encuentra totalmente apartada de Dios: la unión sobrenatural queda rota, la vida divina se pierde, la gloria santa es aniquilada; destrucción de la vida, exclusión de la gloria divina; éste es el último fondo del abismo.

Conclusión: Vemos, pues, en el descenso que hacemos cuando nos alejamos de Dios, tres etapas sucesivas: la división o reparto, la dominación y la exclusión; el falso placer participando primero, dominando después, excluyendo por fin la gloria divina. En realidad son tres etapas.
Porque la división o reparto recorre un camino muy largo antes de llegar a la dominación, la dominación misma avanza muy lejos antes de establecer la exclusión, y la exclusión, por fin, crece con la multiplicación de la iniquidad: son, por consiguiente, tres etapas del mal.

Fuente: R. P. José Tissot, La vida interior

De cuál sea el premio prometido

Posted by: Nycticorax

Todos los Santos 06 (05b)
Ntra. Sra. de Todos los Santos

El fin para el que Nuestro Señor edificó y preparó la gloria del paraíso es para manifestación de su gloria. Porque aunque todas las cosas haya creado este Señor para su gloria, como dice Salomón (Pr 16, 4), pero ésta señaladamente se dice haber creado para este fin, porque en ella singularmente resplandece la grandeza y magnificencia de Él.

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La Gracia, el medio necesario para salvarse

Posted by: Nycticorax

Cielo 02

El fin asignado al hombre es la felicidad de ver a Dios en la vida futura. Pero como este fin es sobrenatural, es decir, superior a la naturaleza humana, el hombre no puede conseguirlo con sus solas y propias fuerzas: necesita del socorro divino, que se llama gracia. Por ella, Dios eleva al hombre hasta sí y le hace capaz de participar de su vida, de su gloria y de su felicidad infinita. La gracia es, pues, el medio indispensable para la salvación.

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Purificar la mirada

Posted by: Ioseph

Niño Jesús

En medio de las vicisitudes del mundo presente, la pequeña barca de nuestra vida corre peligro de naufragar en las aguas agitadas de un mundo que cada día se torna más adverso a Cristo. Por eso, nos es sumamente necesario recordar cada día cuál es el objeto y el fin de nuestra vida temporal, para que, poniendo nuestra mirada en las cosas de arriba, podamos alcanzar la gloria a la que hemos sido convocados. A tal fin, presentamos el siguiente párrafo tomado del n. 48 de la Constitución Lumen Gentium, del Concilio Vaticano II, para que meditando sobre estas verdades nos encaminemos firmemente hacia la meta señalada.
 
"Unidos, pues, a Cristo en la Iglesia y sellados con el Espíritu Santo, que es prenda de nuestra herencia (Ef 1, 14), con verdad recibimos el nombre de hijos de Dios y lo somos (cf. 1 Jn 3, 1), pero todavía no se ha realizado nuestra manifestación con Cristo en la gloria (cf. Col 3,4), en la cual seremos semejantes a Dios, porque lo veremos tal como es (cf. 1 Jn 3,2).

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