Lecciones del Bautismo del Señor

Posted by: Nycticorax

Bautismo de Jesús 03 (03b)

¿Quién no se sentiría emocionado ante el combate de humildad entre el Señor y su precursor, San Juan? Jesús, mezclado entre los muchísimos publicanos que acudían a pedir el perdón de sus crímenes, llena de extrañeza al Bautista, que llegó a su colmo cuando Juan oyó al Señor que le pedía bautismo de penitencia. “¡Cómo!, exclamó, ¿yo bautizarte, yo, que no soy digno de desatar las correas de tus sandalias? ¡Oh, jamás, Señor, esto no lo haré nunca!”
Admiremos la humildad del discípulo, pero cuánto más admirable es aún la del divino Maestro, que fuerza a Juan Bautista a bautizar al Unigénito de Dios como al último de los mortales y como al más grande de los pecadores. Qué pocas veces vemos entre los hombres estas luchas de sincera humildad; antes, por el contrario, se lucha por sobresalir entre los demás y serles preferido. Se discute con pretensiones y con terquedad para triunfar orgullosamente, y esto a expensas de la caridad y a veces también de la verdad.

Al dejarse bautizar en las aguas del Jordán, el Redentor, pureza infinita, quiere enseñarnos a purificar sin descanso nuestro corazón por el arrepentimiento y a combatir en nosotros los gérmenes del pecado, sujetando las malas inclinaciones y los instintos perversos. Quizá nos creamos puros al no apreciar en nuestra conducta grandes culpas, pero ¿no nos juzgará Dios de otro modo? ¿No verá en nuestra alma mucho egoísmo y sentimientos poco nobles y conformes a la verdadera perfección? Y este carácter inconstante, que a veces nos lleva a la tristeza, al desaliento, a la disipación o a la presunción, ¿no es en nosotros origen de muchas faltas? La vida imperfecta y regalada que llevamos es también a veces suficiente para manchar nuestros corazones, llamados a la perfección. Purifiquémonos por el Sacramento de la Penitencia, o haciendo en nuestro corazón verdaderos actos de amor y arrepentimiento.

¡Oh Jesús, cuánto me aflige el pensar las muchas veces que te he ofendido a pesar de todas las promesas que te hice en el día de mi bautismo! Por la intercesión de tu Santísima Madre, concédeme el espíritu de humildad y de compunción necesario para que, libre de las ataduras del orgullo y del pecado, empiece una nueva vida, vida en todo conforme a tus enseñanzas y ejemplos.

Fuente: L. B., C, SS. R., Manual de Meditaciones

San Esteban Protomártir

Posted by: Nycticorax

San Esteban 03 (04b) - Martirio

¿Por qué - preguntaba San Agustín - Jesús temió a la muerte durante la agonía del Huerto de los Olivos, y en cambio los mártires no sintieron ante ella el menor temor? Contesta el Santo Doctor: “Porque tomó sobre sí la debilidad de los mártires y les prestó su fortaleza divina”. San León dice que Cristo era hombre para sí mismo, pero Dios para los demás; así nos lo hizo ver en Belén al tomar la frágil naturaleza humana para comunicarnos la omnipotencia divina de su gracia.
San Esteban, primer mártir de la Iglesia y modelo de todos los que derramaron la sangre por Jesús, recibió del divino Maestro un valor invencible para enfrentarse con la muerte.
Plenus fortitudine. Mientras sus enemigos, exasperados, ardían de ira contra él, Esteban, olvidándose totalmente de sí, sólo piensa en Cristo, y dice: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre sentado a la diestra de Dios”.

Entonces los judíos se abalanzaron contra él y le sacaron de la ciudad, para apedrearle. El santo diácono, puesto de rodillas, aguantaba la lluvia de piedras, y en medio del martirio, generosamente, imitando al divino Maestro, oró por los verdugos, clamando en alta voz:
“Señor, no le hagas cargo de este pecado”. Y murió, consiguiendo de Dios por sus oraciones, según San Agustín, la conversión de Saulo, que había presenciado su muerte y que más tarde sería el gran Apóstol de las naciones.

Aprendamos de San Esteban a sacar de la oración fuerzas para sufrir y perdonar a los enemigos. En medio de las penas e injusticias que contra nosotros cometen los hombres, levantemos como él los ojos al cielo; allí veremos por la fe, a la diestra de Dios Padre, a Jesús en pie y revestido de todo su poder, es decir, dispuesto a socorrernos, a fortificarnos y consolarnos. Invoquémosle, por tanto, en las pruebas como hicieron los mártires, y a ejemplo de Esteban y de tantos como le imitaron, dejemos que los labios pronuncien palabras de perdón a favor de quienes nos persiguen, critican, calumnian y hacen padecer, porque estas palabras, llevadas por los ángeles hasta el trono del Cordero, harán caer sobre nosotros lluvia de gracias y de bendiciones.

¡Oh Verbo encarnado entre nosotros! Viniste a la tierra para “ser blanco de contradicción” (Lc 2, 34), de esa contradicción que te persigue desde los días de la infancia y que no cesará hasta la muerte. Por intercesión de María, de José y de San Esteban, protomártir, te ruego me concedas espíritu de humildad, de dulzura y de paciencia para padecer contigo y sin quejarme de todas las amarguras de la vida. Propongo firmemente encomendar a tu misericordia a cuantos me contraríen hoy, brindándome ocasión de enfrentar mi amor propio.

Fuente: L. B., C, SS. R., Manual de Meditaciones

El castillo interior (VI)

Posted by: Laudem Gloriae

Ultima Cena 04 (07)

Prosigue de la importancia de la humildad. Poner los ojos en Cristo, mirando sus grandezas comprenderemos mejor nuestra bajeza.

No sé si queda dado bien a entender, porque es cosa tan importante este conocernos que no querría en ello hubiese jamás relajación, por subidas que estéis en los cielos; pues mientras estamos en esta tierra no hay cosa que más nos importe que la humildad. Y así torno a decir que es muy bueno y muy rebueno tratar de entrar primero en el aposento adonde se trata de esto, que volar a los demás; porque éste es el camino, y si podemos ir por lo seguro y llano, ¿para qué hemos de querer alas para volar?; mas que busque cómo aprovechar más en esto; y a mi parecer jamás nos acabamos de conocer si no procuramos conocer a Dios; mirando su grandeza, acudamos a nuestra bajeza; y mirando su limpieza, veremos nuestra suciedad; considerando su humildad, veremos cuán lejos estamos de ser humildes.

Hay dos ganancias de esto: la primera, está claro que parece una cosa blanca muy más blanca cabe la negra, y al contrario la negra cabe la blanca; la segunda es, porque nuestro entendimiento y voluntad se hace más noble y más aparejado para todo bien tratando a vueltas de sí con Dios; y si nunca salimos de nuestro cieno de miserias, es mucho inconveniente. Así como decíamos de los que están en pecado mortal cuán negras y de mal olor son sus corrientes, así acá (aunque no son como aquéllas, Dios nos libre, que esto es comparación),
metidos siempre en la miseria de nuestra tierra, nunca la corriente saldrá de cieno de temores, de pusilanimidad y cobardía: de mirar si me miran, no me miran; si, yendo por este camino, me sucederá mal; si osaré comenzar aquella obra, si será soberbia; si es bien que una persona tan miserable trate de cosa tan alta como la oración; si me tendrán por mejor si no voy por el camino de todos; que no son buenos los extremos, aunque sea en virtud; que, como soy tan pecadora, será caer de más alto; quizá no iré adelante y haré daño a los buenos; que una como yo no ha menester particularidades.

¡Oh válgame Dios, hijas, qué de almas debe el demonio de haber hecho perder mucho por aquí! Que todo esto
les parece humildad, y otras muchas cosas que pudiera decir, y viene de no acabar de entendernos; tuerce el propio conocimiento y, si nunca salimos de nosotros mismos, no me espanto, que esto y más se puede temer. Por eso digo, hijas, que pongamos los ojos en Cristo, nuestro bien, y allí deprenderemos la verdadera humildad, y en sus santos, y ennoblecerse ha el entendimiento como he dicho y no hará el propio conocimiento ratero y cobarde; que, aunque ésta es la primera morada, es muy rica y de tan gran precio, que si se descabulle de las sabandijas de ella, no se quedará sin pasar adelante. Terribles son los ardides y mañas del demonio para que las almas no se conozcan ni entiendan sus caminos.

Fuente: Cf. Santa Teresa de Jesús, Castillo Interior, Moradas primeras, Cap. 2.

El castillo interior (V)

Posted by: Laudem Gloriae

Castillo 03 (11)

Dice cómo se han de entender estas moradas y la importancia de la humildad, sin la cual va todo perdido.

Siempre oímos cuán buena es la oración, y no se nos declara más de lo que podemos nosotras; y de cosas que obra el Señor en un alma declárase poco, digo sobrenatural. Diciéndose y dándose a entender de muchas maneras, sernos ha mucho consuelo considerar este artificio celestial interior tan poco entendido de los mortales aunque vayan muchos por él.
Pues tornemos ahora a nuestro castillo de muchas moradas. No habéis de entender estas moradas una en pos de otra, como cosa en hilada, sino
poned los ojos en el centro, que es la pieza o palacio adonde está el rey, y considerad como un palmito, que para llegar a lo que es de comer tiene muchas coberturas que todo lo sabroso cercan. Así acá, en derredor de esta pieza están muchas, y encima lo mismo. Porque las cosas del alma siempre se han de considerar con plenitud y anchura y grandeza, pues no le levantan nada, que es capaz de mucho más que podremos considerar, y a todas partes de ella se comunica este sol que está en este palacio.

Esto
importa mucho a cualquier alma que tenga oración, poca o mucha, que no la arrincone ni apriete. Déjela andar por estas moradas, arriba y abajo y a los lados, pues Dios la dio tan gran dignidad; no se estruje en estar mucho tiempo en una pieza sola. ¡Oh, que si es en el propio conocimiento! Que con cuán necesario es esto (miren que me entiendan), aun a las que las tiene el Señor en la misma morada que Él está, que jamás por encumbrada que esté le cumple otra cosa ni podrá aunque quiera; que la humildad siempre labra como la abeja en la colmena la miel, que sin esto todo va perdido. Mas consideremos que la abeja no deja de salir a volar para traer flores; así el alma en el propio conocimiento: créame y vuele algunas veces a considerar la grandeza y majestad de su Dios. Aquí hallará su bajeza mejor que en sí misma, y más libre de las sabandijas adonde entran en las primeras piezas, que es el propio conocimiento. Y créanme, que con la virtud de Dios obraremos muy mejor virtud que muy atadas a nuestra tierra.

Fuente: Cf. Santa Teresa de Jesús, Castillo Interior, Moradas primeras, Cap. 2.

El castillo interior (IV)

Posted by: Laudem Gloriae

Cárcel 01 (01)

Prosigue declarando la fealdad de un alma en pecado mortal y dice cómo toda cosa buena que hagamos viene de esta fuente o sol que es Dios.

Es de considerar aquí que la fuente y aquel sol resplandeciente que está en el centro del alma no pierde su resplandor y hermosura que siempre está dentro de ella, y cosa no puede quitar su hermosura. Mas si sobre un cristal que está al sol se pusiese un paño muy negro, claro está que, aunque el sol dé en él, no hará su claridad operación en el cristal.

¡Oh almas redimidas por la sangre de Jesucristo! ¡Entendeos y habed lástima de vosotras! ¿Cómo es posible que entendiendo esto no procuráis quitar esta pez de este cristal? Mirad que,
si se os acaba la vida, jamás tornaréis a gozar de esta luz. ¡Oh Jesús, qué es ver a un alma apartada de ella! ¡Cuáles quedan los pobres aposentos del castillo! ¡qué turbados andan los sentidos, que es la gente que vive en ellos! Y las potencias, que son los alcaides y mayordomos y maestresalas, ¡con qué ceguedad, con qué mal gobierno! En fin, como adonde está plantado el árbol que es el demonio, ¿qué fruto puede dar?

Oí una vez a un hombre espiritual que no se espantaba de cosas que hiciese uno que está en pecado mortal, sino de lo que no hacía.
Dios por su misericordia nos libre de tan gran mal, que no hay cosa mientras vivimos que merezca este nombre de mal, sino ésta, pues acarrea males eternos para sin fin. Esto es, hijas, de lo que hemos de andar temerosas y lo que hemos de pedir a Dios en nuestras oraciones; porque, si El no guarda la ciudad, en vano trabajaremos (cf. S. 126,1-2), pues somos la misma vanidad.

Decía aquella persona que había sacado dos cosas de la merced que Dios le hizo: la una, un
temor grandísimo de ofenderle, y así siempre le andaba suplicando no la dejase caer, viendo tan terribles daños; la segunda, un espejo para la humildad, mirando cómo cosa buena que hagamos no viene su principio de nosotros, sino de esta fuente adonde está plantado este árbol de nuestras almas, y de este sol que da calor a nuestras obras. Dice que se le representó esto tan claro, que en haciendo alguna cosa buena o viéndola hacer, acudía a su principio y entendía cómo sin esta ayuda no podíamos nada; y de aquí le procedía ir luego a alabar a Dios y, lo más ordinario, no se acordar de sí en cosa buena que hiciese. No sería tiempo perdido, hermanas, el que gastaseis en leer esto ni yo en escribirlo, si quedásemos con estas dos cosas.

Fuente: Cf. Santa Teresa de Jesús, Castillo Interior, Moradas primeras, Cap. 2.

Imitación de Cristo (VI)

Posted by: Corim

San Francisco de Borja 01 (02b)
San Francisco de Borja ante el cadáver de la Emperatriz Isabel de Portugal

Vano es el que pone su esperanza en los hombres o en las criaturas. No te avergüences de servir a otros por amor de Jesucristo y parecer pobre en este mundo. No confíes de ti mismo, mas pon tu parte y Dios favorecerá tu buena voluntad. No confíes en tu ciencia, ni en la astucia de ningún viviente, sino en la gracia de Dios, que ayuda a los humildes y abate a los presuntuosos.

Si tienes riquezas no te gloríes de ellas, ni en los amigos, aunque sean poderosos; sino en Dios que todo lo da, y sobretodo desea darse a sí mismo. No te alucines por la lozanía y hermosa disposición de tu cuerpo, que con una pequeña enfermedad se destruye y afea. No tomes contentamiento de tu habilidad o ingenio, porque no desagrades a Dios, de quién proviene todo bien natural que poseyeres.

No te estimes por mejor que los demás, porque no seas quizá tenido por peor delante de Dios, que sabe lo que hay en el hombre. No te ensoberbezcas de tus obras buenas, porque son muy distintos los juicios de Dios de los de los hombres, al cual muchas veces desagrada lo que a ellos contenta.
Si algo bueno hay en ti piensa que son mejores los otros, pues así conservarás la humildad. No te daña si te pospones a los demás, pero es muy dañoso si te antepones a uno solo. Continua paz tiene el humilde; más en el corazón del soberbio hay emulación y saña muchas veces.

Fuente: Tomás de Kempis, De la Imitación de Cristo y menosprecio del mundo, libro I, cap. VII, Editorial LUMEN

Imitación de Cristo (III)

Posted by: Corim

Hegel 01 (01)
Georg Wilhelm Friedrich Hegel

Dime, ¿dónde están ahora todos aquellos señores y maestros, que tú conociste cuando vivían y florecían en sus estudios? Ya ocupan otros sus puestos, y por ventura no hay quién de ellos se acuerde. En su vida parecían algo, ya no hay quién hable de ellos.
¡Oh, cuán presto pasa la gloria del mundo! Quiera Dios que su vida concordara con su ciencia, y entonces hubieran estudiado y leído con fruto.

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Imitación de Cristo (II)

Posted by: Corim

Jesus 16 (23)
El óbolo de la viuda

Todos los hombres naturalmente desean saber, mas ¿qué aprovecha la ciencia sin el temor de Dios? Por cierto, mejor es el rústico humilde que le sirve que el soberbio filósofo que, dejando de conocerse, considera el curso de los astros. El que bien se conoce, tiénese por vil y no se deleita en loores humanos. Si yo supiese cuanto hay que saber en el mundo, y no tuviese caridad, ¿qué me aprovecharía delante de Dios, que me juzgará según mis obras?

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Imitación de Cristo (I)

Posted by: Corim

Pantocrator 05 (12)

“Quien me sigue no anda en tinieblas”, dice el Señor. Estas palabras son de Cristo, con las cuales nos exhorta a que imitemos su vida y costumbres, si queremos ser verdaderamente iluminados y libres de toda ceguedad del corazón. Sea pues nuestro estudio pensar en la vida de Jesús.
Más acaece que muchos, aunque oigan el Evangelio, gustan poco de él, porque no tienen el espíritu de Cristo. El que quisiere, pues, entender con placer y perfección las palabras de Cristo, procure conformar con Él toda su vida.

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Imitar Su pobreza y humildad

Posted by: Laudem Gloriae

Pesebre 07 (26)

Jesús, no sólo se ha despojado por nuestro amor, hasta cierto punto, de toda su grandeza y majestad, sino que desde el primer momento de su vida terrena ha abrazado las mayores privaciones.
Despojémonos también nosotros, voluntariamente y de corazón, por amor a Jesús, de todo: del amor a las riquezas, del apego a nuestro bienestar material, de las comodidades, de lo superfluo.

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Corresponder al amor

Posted by: Laudem Gloriae

Virgen María 04 (16)
Los primeros pasos de Cristo

Postrado ante el humilde pesebre, contemplo a Jesús Niño, pidiéndole que me enseñe a corresponder al amor.

Para asumir la naturaleza humana y unirse a ella, el Verbo eterno ha ocultado su divinidad, su majestad, su potencia y sabiduría infinita: se ha hecho niño que no puede hablar, que no puede moverse y que en todo depende y todo lo espera de su Madre, criatura suya.

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Lecciones del pesebre

Posted by: Corim

Pesebre 05 (22)

Perseverando más en la consideración de este sagrado pesebre hallarás en él motivos no sólo para el conocimiento de aquella soberana bondad y amor de Dios, sino también para toda virtud. Aquí aprenderás humildad de corazón, aquí menosprecio del mundo, aquí aspereza de cuerpo y aquí aquella desnudez y pobreza de espíritu tan celebrada en el evangelio.

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Humildad y temor de Dios (III)

Posted by: Ioseph

Napoleon 01 (01)
El que se ensalza será humillado

Quien teme al Señor recibe su doctrina, y quien es celoso en observar sus mandamientos hallará la bendición sempiterna. Dichosa el alma de quien teme a Dios, está fuerte contra las tentaciones del diablo: «Bienaventurado el hombre que persevera en el temor» y a quien le ha sido dado tener siempre ante los ojos el temor de Dios.

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Humildad y temor de Dios (II)

Posted by: Ioseph

Cenizas 01 (01)
Recuerda que eres polvo y al polvo volverás

El primer grado de la humildad es escuchar humildemente las palabras de la verdad, grabarlas en la memoria y ponerlas por obra. Es cierto que la verdad huye siempre de las mentes que no son humildes. Cuanto más humilde sea el hombre ante sí mismo, más grande será ante Dios; el soberbio, cuanto más glorioso aparece ante los hombres, más abyecto es delante de Dios.

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Humildad y temor de Dios (I)

Posted by: Ioseph

Jesus 10 (11)
Cristo de la Humildad

David, profeta y salmista, que, como atestigua la Escritura, fue elegido según el corazón de Dios, y que hizo siempre y en todo su voluntad, nos muestra en un lugar lo que desea y ama nuestro Creador, diciendo: «¿Quién es semejante al Señor, Dios nuestro, que habita en las alturas, y tiene cuidado de las cosas humildes en el cielo y en la tierra?» Y en verdad, si el Altísimo Señor de infinita excelencia y grandeza, en todas sus criaturas, tanto en las más elevadas como en las más pequeñas, es decir, en los ángeles y en los hombres, tiene en mucho y premia la humildad, ¿cómo no va a mirar continuamente por nuestra humildad y a conservárnosla siempre y en todo, por agradar a nuestro Creador?

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La práctica de la humildad (XIV)

Posted by: Ioseph

Pasión de Jesucristo 04 (01)
Aprended de Mí, que soy mando y humilde de corazón

Mantente siempre firme, a pesar de las dificultades que encuentres, en las prácticas que hasta aquí te he enseñado, a pesar de la oposición que encuentres en ti mismo. No digas como los discípulos del Evangelio: dura es esta doctrina, ¿quién podrá practicarla? Porque yo te aseguro que todas las amarguras que experimentes al principio se convertirán bien pronto en dulzuras inefables y en consuelos celestiales.

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La práctica de la humildad (XIII)

Posted by: Ioseph

San Alejo 01 (01)
San Alejo

Asimismo, acude a aquellos santos que más han destacado en esta virtud. A San Miguel, que fue el primer humilde, como Lucifer fue el primer soberbio; a San Juan Bautista, que, aunque llegó a tan alto grado de santidad, que le tomaron por el Mesías, tenía tan bajo concepto de sí mismo que se juzgaba indigno de desatar la correa de sus zapatos; a San Pablo, el Apóstol privilegiado, que fue arrebatado al tercer cielo, y que, después de haber escuchado los arcanos de la divinidad, se tenía por el último de los apóstoles, hasta el punto de no merecer ni siquiera ese nombre; a San Gregorio Papa, que, por escapar al Sumo Pontificado de la Iglesia, se esforzó más que los ambiciosos por conseguir los mayores honores; a San Agustín, que, en la cima de la gloria que recibía de todos como Santo Obispo y Doctor de la Iglesia católica, dejó en su libro admirable de las Confesiones y en el de las Retractaciones un monumento inmortal de su humildad; a San Alejo, que, en la casa paterna, prefirió los desprecios y los ultrajes de sus servidores a los honores y dignidades que fácilmente hubiera podido cosechar; a San Luis Gonzaga, que siendo señor de un rico marquesado renunció a él con alegría y cambió las grandezas del siglo por una vida humilde y mortificada; en fin, recurrirás a tantos y tantos santos que resplandecen con luz muy viva por su humildad en las festividades de la Iglesia. Todos estos humildes siervos de Dios intercederán en el cielo por ti, para que te cuentes en el número de los imitadores de su virtud.

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La práctica de la humildad (XII)

Posted by: Ioseph

Anunciación 03 (07)
O humilima Maria, fac me tibi similem!

Aunque en medio de los desprecios y de las contradicciones conserves la paz y la alegría, no creas por esto haber alcanzado la humildad, porque, a menudo, la soberbia no está sino adormecida, y basta con que se despierte para que comience a hacer estragos. Sean tus armas, de las que nunca debes separarte, el conocimiento de ti mismo, la huida de las alabanzas y el amor a las humillaciones. Cuando hayas adquirido esta rica heredad no temas perderla ya, porque el humillarse es el medio más seguro para conservar el don precioso de la humildad.

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La práctica de la humildad (XI)

Posted by: Ioseph

San Francisco de Asís 08 (44)
San Francisco de Asís apedreado por niños

Para crecer más en esta virtud y para endulzar y familiarizarte con las humillaciones te sería muy provechoso que te representaras a menudo en la imaginación las afrentas que te pueden sobrevenir y te esforzaras en aceptarlas, aun a costa de la naturaleza recalcitrante, como prenda segura del amor que Dios te tiene y como medio seguro de santificación. Quizá para ello tendrás que sostener muchos combates; pero sé valiente y esforzado en la pelea hasta que te sientas firme y decidido a sufrirlo todo con alegría por amor de Jesucristo.

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La práctica de la humildad (X)

Posted by: Ioseph

Santo Domingo de Guzmán 01 (07b)
Santo Domingo de Guzmán

Considera también los ejemplos que nos han dejado los santos de la antigua y nueva Alianza.
Isaías, aquel profeta tan virtuoso y observante, se creía impuro delante de Dios, y confesaba que toda su justicia, es decir, sus buenas obras, eran como un paño lleno de suciedad. Daniel, a quien el mismo Dios llamó santo, capaz de detener con su oración la cólera divina, hablaba a Dios como un pecador que está lleno de vergüenza y confusión.

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La práctica de la humildad (IX)

Posted by: Ioseph

Agonís en el Huerto 05 (04)
Agonía en el Huerto

Un enfermo que desea vivamente la curación procura evitar todo lo que pueda retrasarla; toma con temor aun los alimentos más inofensivos y casi a cada bocado se detiene a pensar si le sentarán bien; también tú, si deseas de corazón curarte de la funesta enfermedad de la soberbia, si verdaderamente anhelas adquirir esta preciosa virtud, has de estar siempre en guardia para no decir o hacer lo que pueda impedírtelo; por esto, es bueno que pienses siempre si lo que vas a hacer te lleva o no a la humildad, para hacerlo inmediatamente o para rechazarlo con todas tus fuerzas.

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La práctica de la humildad (VIII)

Posted by: Ioseph

San Pío de Pietrelcina 02 (07)
San Pío de Pietrelcina

Si en la Comunión tu corazón está inflamado de amor divino, tu espíritu debe estar penetrado de sentimientos de verdadera humildad. ¿Cómo no asombrarte al considerar que un Dios infinitamente puro e infinitamente santo llegue a esos extremos de amor por una miserable criatura como tú, y se te dé a Sí mismo en alimento?
Abísmate en las profundidades de tu indignidad; acércate a la adorable santidad de Dios con suma reverencia, y cuando a este amable Señor, que es todo caridad, le plazca acariciarte, haciéndote partícipe de sus inefables dulzuras, no disminuyas en nada el respeto debido a su infinita Majestad, no salgas nunca del lugar que te corresponde, y que es la sumisión, la abyección y la nada; pero que el sentimiento de tu pobreza y de tu miseria no te lleve a cerrar tu corazón y a menguar en nada esa santa confianza que debes tener en tan celestial banquete; antes, por el contrario, debe hacerte crecer en amor a tu Dios que se humilla hasta convertirse en alimento de tu alma.

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Hay que orar con humildad (IV)

Posted by: Ioseph

San Isidro Labrador 02 (02)
San Isidro Labrador

El mismo Señor dijo un día a Santa Catalina de Siena: Aprende, hija mía, que el alma que persevera en la oración humilde, alcanza todas las virtudes.

A este propósito parécenos bien apuntar aquí un consejo que en una nota a la carta decimoctava de Santa Teresa trae el piadosísimo Obispo Palafox y que se dirige muy especialmente a las personas que tratan de cosas del espíritu y quieren hacerse santas.

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Hay que orar con humildad (III)

Posted by: Ioseph

San Felipe Neri 02 (02)
San Felipe Neri

Pongamos también mucho cuidado en no tener vanidad de nosotros mismos cuando vemos los pecados en que por ventura vienen a caer los demás; por el contrario, tengámonos entonces por grandes pecadores y digamos así al Señor: Señor mío, peor hubiera obrado yo si Vos no me hubierais sostenido con vuestra gracia.

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Hay que orar con humildad (II)

Posted by: Ioseph

Niños Rezando 01 (01)

Es verdad de fe que sin la ayuda de la gracia de Dios no puede el hombre hacer obra alguna buena, ni siquiera tener un santo pensamiento. Así lo afirmaba también San Agustín: Sin la gracia de Dios no puede el hombre ni pensar ni hacer cosa buena. Y añadía el mismo santo: Así como el ojo no puede ver sin luz, así el hombre no puede obrar bien sin la gracia. Y antes lo había escrito ya el Apóstol: No somos capaces por nosotros mismos de concebir un buen pensamiento, como propio, sino que nuestra suficiencia y capacidad vienen de Dios.

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Hay que orar con humildad (I)

Posted by: Ioseph

San Francisco de Asís 07 (43)
San Francisco de Asís

Escucha el Señor bondadosamente las oraciones de sus siervos, pero sólo de sus siervos sencillos y humildes, como dice el Salmista: Miró el Señor la oración de los humildes. Y añade el apóstol Santiago: Dios resiste a los soberbios y da sus gracias a los humildes. No escucha el Señor las oraciones de los soberbios que sólo confían en sus fuerzas, antes los deja en su propia miseria, y en ese mísero estado, privados de la ayuda de Dios, se pierden sin remedio.

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La práctica de la humildad (VII)

Posted by: Ioseph

Moises 01 (12)
“Dios puede servirse incluso de una vara para hacer brotar el agua de una roca”

Acude a la oración persuadido de tu indignidad y bajeza y lleno de un temor sagrado por la presencia de la suprema Majestad, cuya protección te atreves a implorar. ¿Hablaré a mi Señor yo que soy polvo y ceniza?

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Vivir para Dios

Posted by: Laudem Gloriae

Custodia Adoración 02 (02)

«Obrar con el fin purísimo de agradar únicamente a Dios, no queriendo, si fuera posible, que jamás el ojo humano fuera testigo», fue el programa de Santa Teresa Margarita del Corazón de Jesús, la Santa de la vida oculta. Queriendo reservar sólo para Dios la donación completa de sí misma, fue celosísima en esconder a los ojos de las criaturas la riqueza de su vida interior, el heroísmo de sus virtudes, de tal modo que su vida fue la realización plena de aquella fórmula: «vivir sola con Dios solo».

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La práctica de la humildad (VI)

Posted by: Ioseph

Corrección fraterna 01 (01b)

No habiendo cosa más provechosa para el progreso espiritual que el ser advertido de los propios defectos, es muy conveniente y necesario que los que te hayan hecho alguna vez esta caridad se sientan estimulados por ti a hacértela en cualquier ocasión. Luego que hayas recibido con muestras de alegría y de reconocimiento sus advertencias, imponte como un deber el seguirlas, no sólo por el beneficio que reporta el corregirse, sino también para hacerles ver que no han sido vanos sus desvelos y que tienes en mucho su benevolencia.

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Humildad en las caídas (II)

Posted by: Laudem Gloriae

Santa Teresita 10 (25)


“La humildad no inquieta, ni desasosiega, ni alborota el alma, por grande que sea, sino viene con paz y regalo y sosiego… No alborota, ni aprieta el alma, antes la dilata y hace hábil para servir más a Dios. Estotra pena [que provoca la falsa humildad al considerar que merecería estar en el infierno] todo lo turba, todo lo alborota, toda el alma revuelve, es muy penosa. Creo pretende el demonio que pensemos tener humildad, y si pudiese, a vueltas, que desconfiásemos de Dios” (Santa Teresa de Jesús).

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La práctica de la humildad (V)

Posted by: Ioseph

Jesus 06 (06)

Si entre los que te rodean hay alguno que te parece despreciable, obrarás sabia y prudentemente si en vez de publicar y censurar sus defectos te fijas en las buenas cualidades naturales y sobrenaturales de que Dios le ha dotado, y que le hacen digno de respeto y honor. Al menos, ve siempre en él a una criatura de Dios, formada a su imagen y semejanza, rescatada con la sangre preciosa de Jesucristo, un cristiano marcado con la luz del rostro de Dios, un alma capaz de verle y poseerle por toda la eternidad, y quizá un predestinado por el consejo secreto de su adorable providencia. ¿Sabes tú, acaso, las gracias que el Señor ha derramado sobre él, o las que va a derramar? Pero sin entrar en más averiguaciones, quizá lo mejor sería rechazar inmediatamente todos esos pensamientos de desprecio como venenosas inspiraciones del tentador.

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El puesto de honor

Posted by: Laudem Gloriae

Ultima Cena 02 (05)

¡Oh Jesús!, que dijiste: no he venido “a ser servido sino a servir” (Mt 20, 28). Enséñame a amar el último puesto.

Durante la última cena Jesús quiso dar a sus apóstoles otra lección de humildad: mientras ellos discutían “sobre quién de ellos debía ser tenido por mayor”, Él les dijo: “…el mayor entre vosotros será como el menor y el que mande como el que sirve”, porque “Yo estoy en medio de vosotros como quien sirve” (Lc 22, 24-27).

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Humildad en las caídas (I)

Posted by: Laudem Gloriae

San Pedro 04 (11)
San Pedro arrepentido

“Yo soy pobre y menesteroso, el Señor cuidará de mí… y me amparará a la sombra de sus alas” (Sal 39, 18; 56, 2)

Si al contemplar tu miseria no levantas tus ojos a Dios, Padre de las misericordias, fácilmente te sentirás oprimido y desanimado. Si te examinas atentamente verás que este desaliento procede siempre de dos causas, íntimamente unidas entre sí: la una consiste en que, habiendo contado con tus fuerzas, tu orgullo se ha sentido fuertemente herido y desilusionado ante el fracaso sufrido; la segunda, es que, habiendo hecho caso omiso de Dios, no has pensado en recurrir a Él, ni para pedirle el éxito en el bien, ni cuando has caído en el mal. En conclusión has obrado siempre solo: solo has buscado el triunfo, solo estabas cuando caíste, y solo cuando reflexionaste en tu caída.

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La práctica de la humildad (IV)

Posted by: Ioseph

Job 02 (03)
Job visitado por sus amigos

No te preocupes por aquellas cosas que no están a tu cuidado y de las que no tienes que rendir cuenta ni a Dios ni a los hombres; porque el ocuparse en ellas es signo de secreta soberbia y de vana presunción de sí mismo, alimenta y hace crecer la vanidad y es causa de mil preocupaciones, inquietudes y distracciones. Por el contrario, si atiendes sólo a ti mismo y a tu deber, hallarás un manantial de paz y de tranquilidad, según las palabras de la Imitación de Cristo: No te entrometas en lo que no te han encomendado; así podrá ser que pocas veces o muy de tarde en tarde te turbes.

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La práctica de la humildad (III)

Posted by: Ioseph

San Bernardo de Claraval 01 (01)
San Bernardo de Claraval

“El que se convierte en maestro de sí mismo, se hace discípulo de un necio”
San Bernardo

Haz todas las cosas, por pequeñas que sean, con mucha atención y con el máximo esmero y diligencia; porque el hacer las cosas con ligereza y precipitación es señal de presunción; el verdadero humilde está siempre en guardia para no fallar aun en las cosas más insignificantes. Por la misma razón, practica siempre los ejercicios de piedad más corrientes y huye de las cosas extraordinarias que te sugiere tu naturaleza; porque así como el orgulloso quiere singularizarse siempre, así el humilde se complace en las cosas corrientes y ordinarias.

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La práctica de la humildad (II)

Posted by: Ioseph

David 01 (01)
David es maldecido por Simeí

Muestra siempre un gran respeto y reverencia a tus superiores, una gran estima y cortesía a tus iguales y una gran caridad a los inferiores; persuádete que el obrar de otra manera sólo puede ser efecto de un espíritu dominado por la soberbia.

Si te faltan los consuelos temporales y Dios te quita los espirituales, piensa que has tenido siempre más de los que merecías; conténtate con lo que el Señor te envía.

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La práctica de la humildad (I)

Posted by: Ioseph

Jesús 03 (03)
Jesús ante Herodes

No creas que vas a adquirir la humildad sin las prácticas que le son propias, como son los actos de mansedumbre, de paciencia, de obediencia, de mortificación, de menosprecio a ti mismo, de renuncia a tu propio juicio, a tus opiniones, de arrepentimiento de tus pecados, y de tantos otros; porque éstas son las armas que destruirán en ti mismo el reino del amor propio, ese terreno abominable donde germinan todos los vicios y donde se alinean y crecen a placer tu orgullo y presunción.

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Humilde estima de sí mismo

Posted by: Ioseph

Fariseo y Publicano 02 (02)

Abre los ojos de tu alma, y considera que no tienes nada tuyo de que gloriarte. Tuyo sólo tienes el pecado, la debilidad y la miseria; y, en cuanto a los dones de naturaleza y de gracia que hay en ti, solamente a Dios, de quien los has recibido como principio de tu ser, pertenece la gloria.

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Mansedumbre y humildad

Posted by: Ioseph

Sagrado Corazón 04 (10)

No contradigas nunca a nadie en la conversación cuando se trate de cosas dudosas, que pueden tomarse por el sí o por el no (en un sentido o en otro). En las discusiones no te acalores, y si tu opinión la estiman falsa o menos buena, cede modestamente y permanece en un humilde silencio.

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Dios ha mirado la humillación de su Esclava

Posted by: Laudem Gloriae

Virgen con el Niño 01 (01)

En el comienzo del adviento y preparándonos a la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María Santísima, meditemos sobre su profunda humildad, en la que Dios ha puesto su mirada para hacerla Madre de su Divino Hijo (Cfr. Lc. 1,48).

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Santidad Argentina (XX)

Posted by: Corim

Vble María Crescencia Pérez 07 (08)
Iglesia de Ntra. Sra. del Huerto, de la calle Rincón

HERMANA MARÍA CRESCENCIA PÉREZ. Octava parte.

Desde la entrega anterior acompañamos a la Sierva de Dios en su trabajo en el Colegio del Huerto de la calle Rincón, en la ciudad de Buenos Aires, y hemos estado citando algunos testimonios que nos hablan de su humildad, sencillez, honda piedad, sana alegría y servicialidad, entre otras virtudes que sólo pueden brotar de un corazón amante de Dios, que se alimenta de la oración y de la Eucaristía diaria; un corazón consagrado a la Virgen, a quien reconoce como Madre y Maestra y a quién se encomienda a cada instante para poder obrar de manera agradable a los ojos de Dios.

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Doce armas contra las tentaciones (III)

Posted by: Lotario de Segni

Tentaciones en el desierto 01 (01)

Nueve. No las tome (a las tentaciones) por castigos sino por gracias: porque con ellas Nuestro Señor nos obliga a pedirle socorro, a hacer penitencia y a recordar que vivimos entre enemigos. El Señor fue tentado, los santos lo fueron también y a los justos les fueron enviadas por el amor que Dios les tuvo; como dijo el arcángel Rafael a Tobías: “porque eras agradable a Dios, fue necesario que te probase la tentación”.

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Doce armas contra las tentaciones (II)

Posted by: Lotario de Segni

Juicio Final 01 (01)

Quinta. La memoria de nuestras postrimerías: esta es arma muy poderosa contra los deleites sucios de la carne, contra la gloria mentirosa del mundo y contra la sed insaciable de riquezas.

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Santidad Argentina (XVIII)

Posted by: Corim

Vble María Crescencia Pérez 05 (03)

HERMANA MARÍA CRESCENCIA PÉREZ, sexta parte.
Pasado un tiempo, retomamos esta pequeña serie en la que vamos conociendo algunos aspectos sobre la vida de la Venerable María Crescencia Pérez, a quien en poco más de un mes vamos a ver elevada a los altares, ya que el próximo 17 de noviembre va a ser beatificada en la localidad de Pergamino.

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La confesión íntegra, medio de liberación I

Posted by: Ioseph

Fariseo y Publicano 01 (01)
El Fariseo y el Publicano

Un medio de santificación
En el sacramento de la penitencia, sacramento de la confesión y de la reconciliación, se renueva como historia personal de toda alma el pasaje evangélico del publicano, que salió del templo justificado: «En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!”. Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado» (Lc 18, 13-14).

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El llamado a la humildad y a la conversión del corazón en la Cuaresma (III)

Posted by: Corim

Ayuno del Señor 01 (01)

Ya finalizando la Cuaresma, continuamos con las reflexiones sobre la virtud de la humildad, extendiéndonos un poco más de lo programado; por ser esta virtud, la piedra fundamental donde se asienta el edificio de la santidad.

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¿Sirven los sufrimientos? (II)

Posted by: Nycticorax

Virgen de los Dolores 03 (04)
Virgen de los Dolores

I. Ventajas del sufrimiento
El pecado habrá de expiarse en esta vida o en la otra, y esta es ley de la justicia divina, de la que nadie puede librarse. Luego, ya que tantas veces ofendimos a Dios, debemos alegrarnos cuando el Señor nos castiga en este mundo, donde son los castigos menos rigurosos que en el otro.

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El fundamento del edificio espiritual: la humildad

Posted by: Lotario de Segni

Anunciación 01 (02)

La humildad es la raíz y el fundamento de todas las virtudes, como la soberbia es la raíz de todos los pecados. San Bernardo la define: “una virtud o hábito adquirido, por el cual el hombre se desprecia a sí mismo y desea ser despreciado por los otros”.

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El llamado a la humildad y a la conversión del corazón en la Cuaresma (II)

Posted by: Corim

Virgen de la humildad 01
Virgen de la humildad

Días pasados hemos comenzado a meditar en estos dos puntos fundamentales para un cambio en nuestras vidas, ya transcurriendo la Cuaresma, y en preparación de la Pascua. Para esto hemos elegido algunos mensajes que la Santísima Virgen nos dio desde San Nicolás.
Hoy nos referiremos a la virtud de la humildad, base de toda vida espiritual santa.

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El llamado a la humildad y a la conversión del corazón en preparación a la Cuaresma (I)

Posted by: Corim

Virgen de los Dolores 02 (04)

Ya próximos al inicio de la Cuaresma que nos llevará a la Pascua, hemos hecho una selección de algunos mensajes que la Virgen dio en San Nicolás, y que pueden ser de utilidad para la meditación de estos días. Transcribiremos los que se refieren a la conversión del corazón y a la humildad, por ser temas apropiados para disponernos bien al Domingo glorioso de la Resurrección del Señor.

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No hay que desanimarse mucho si se cae en algunas faltas

Posted by: Ioseph

Sagrada Familia 01 (02)

Jesucristo:
1. Hijo, más me complace paciencia y humildad en la adversidad que mucho entusiasmo y devoción en la prosperidad. ¿Por qué te apena una pequeña cosa dicha contra ti? Aunque fuera mayor, no debería conmoverte. Pero ahora, déjala pasar. No es la primera, ni nueva, ni será la última mientras vivas.

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Conviene mucho no apocar los deseos

Posted by: Laudem Gloriae

Santa Teresa de Jesús 03 (04)

Pues procúrese a los principios andar con alegría y libertad (…). Bien es andar con temor de sí para no se fiar poco ni mucho de ponerse en ocasión donde suele ofender a Dios, que esto [evitar las ocasiones] es muy necesario hasta estar ya muy enteros en la virtud, (…) siempre, mientras vivimos, aun por humildad, es bien conocer nuestra miserable naturaleza.

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San Francisco de Asís, el amor y la ternura de Dios

Posted by: Lotario de Segni

San Francisco - Tránsito

En el día de ayer la Santa Madre Iglesia ha celebrado la entrada en la gloria de uno de sus hijos más preclaros, el seráfico Padre San Francisco de Asís. Su vida, llena de la divina simplicidad, ha dejado una honda huella en la historia; sobre todo a causa de la Orden religiosa que fundó y de los hijos que en ella brillaron. Hoy consideraremos tres aspectos de la vida del seráfico Padre que nos ayudarán a conocerlo, imitarlo e invocarlo.

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Vida Escondida de María Santísima

Posted by: Laudem Gloriae

Virginity

Ya próximos a esta hermosa fiesta de la Natividad de nuestra dulcísima Madre, reflexionemos (con textos de "Intimidad Divina", del P. Gabriel de S. M. Magdalena O.C.D), sobre la importancia de este día y una de las características más notorias de toda su vida: su ocultamiento.

La Liturgia celebra con entusiasmo el nacimiento de María.
"Tu natividad, oh Virgen Madre de Dios -canta el oficio-, anunció la alegría al mundo entero; porque de ti salió el Sol de Justicia, Cristo nuestro Dios". La natividad de María es el preludio de la natividad de Jesús, porque precisamente en aquella tiene su primer principio la realización del gran misterio del Hijo de Dios hecho hombre para salvación de la humanidad. ¿Cómo podría pasar inadvertido al corazón de los redimidos el día natal de la Madre del Redentor? La Madre preanuncia al Hijo, dice que el Hijo está para venir, que las promesas divinas, vaticinadas desde siglos, están para cumplirse. El nacimiento de María es la aurora de nuestra redención, su aparición proyecta una luz de inocencia, de pureza, de gracia, anticipo esplendoroso de la gran luz que inundará la tierra cuando aparezca Cristo, Lux mundi. María, preservada del pecado en previsión de los méritos de Cristo, no sólo anuncia que la redención está cerca, sino que trae consigo las primicias, como primer redimida por su Hijo divino.

Por Ella, toda pura y toda llena de gracia, la Santísima Trinidad dirige finalmente a la tierra una mirada de complacencia, porque encuentra finalmente en Ella una creatura en que puede reflejar Su belleza infinita.

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