Meditación

Velad y orad

Posted by: Ioseph

Atalaya 01 (01b)
Atalaya del alcázar de Madrid

Leemos en el Evangelio que, predicando en cierta ocasión el Salvador y habiendo afirmado que daría a comer su carne sacramental para que así sus discípulos pudieran participar de su pasión, algunos exclamaron: ¡Duras son estas palabras! Y se alejaron de él. A vista de ello, preguntó el Señor a sus discípulos si también ellos querían dejarlo; ellos entonces respondieron: Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna.

Pues bien, hermanos, es manifiesto que en nuestros días las palabras de Jesús son también espíritu y vida para algunos y, por ello, éstos lo siguen; pero, en cambio, a otros estas mismas palabras les parecen duras, por lo cual no faltan quienes van a buscar en otra parte un consuelo miserable. La sabiduría no deja de levantar su voz en las plazas, anunciando que el camino que conduce a la muerte es ancho y espacioso, a fin de que cuantos andan por él vuelvan sobre sus pasos.

Durante cuarenta años
-dice- aquella generación me repugnó, y dije: «Es un pueblo de corazón extraviado.»
Y en otro salmo añade:
Una sola vez habló Dios; es cierto que Dios habló una sola vez, pues está hablando siempre, ya que su locución es continua y eterna, y nunca se interrumpe.
Esta voz invita sin cesar a los pecadores, exhortándoles a meditar en su corazón y reprendiendo los errores de este corazón, pues es la voz de aquel que habita en el corazón del hombre y habla en su interior, realizando así lo que ya dijo por boca del profeta:
Hablad al corazón de Jerusalén.

Ya veis, hermanos, cuán saludablemente nos amonesta el profeta a fin de que si hoy escuchamos su voz no endurezcamos el corazón. Las palabras que leemos en el profeta son casi las mismas que hallamos también en el Evangelio. En efecto, en el Evangelio dice el Señor:
Mis ovejas oyen mi voz, y en el salmo afirma el profeta: Nosotros, su pueblo (el del Señor, ciertamente), el rebaño que él guía, ojalá escuchemos hoy su voz y no endurezcamos el corazón.

Escucha, finalmente, al profeta Habacuc; él no disimula la increpación del Señor, sino que la medita asiduamente y por ello exclama:
Me pondré de centinela, me plantaré en la atalaya, velaré para escuchar lo que me dice, lo que responde a mis quejas. Procuremos, hermanos, ponernos también nosotros de centinela, porque la vida presente es tiempo de lucha.
Que nuestra vida tenga su centro en nuestro interior, donde Cristo habita, y que nuestros actos sean reflexivos y nuestras obras según los dictados de la razón; pero de tal forma que no confiemos excesivamente en nuestros actos ni nos fiemos excesivamente de nuestras simples reflexiones.

Fuente: San Bernardo de Claraval, Sermones, Oficio de Lecturas, Liturgia de las Horas

Nuestra Señora del Rosario II

Posted by: Laudem Gloriae

Virgen del Rosario 04 (07)

El segundo fruto que debemos sacar del rezo cotidiano del Rosario es la inteligencia de los misterios de Cristo; por medio de María y con María, que nos abre su puerta, el Rosario nos ayuda a penetrar las inefables grandezas de la Encarnación, de la Pasión y de la gloria de Jesús. ¿Quién mejor que la Virgen ha comprendido y vivido estos misterios? ¿Quién mejor que la Virgen puede comunicarnos su inteligencia?

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¿Sirven los sufrimientos? (II)

Posted by: Nycticorax

Virgen de los Dolores 03 (04)
Virgen de los Dolores

I. Ventajas del sufrimiento
El pecado habrá de expiarse en esta vida o en la otra, y esta es ley de la justicia divina, de la que nadie puede librarse. Luego, ya que tantas veces ofendimos a Dios, debemos alegrarnos cuando el Señor nos castiga en este mundo, donde son los castigos menos rigurosos que en el otro.

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La oración mental

Posted by: Ioseph

San Alfonso María de Ligorio 01 (01)

“Porque no se medita en las verdades eternas el mundo está lleno de pecados y el infierno de réprobos”.
 
San Alfonso María de Ligorio, de quien es esta frase, expone un método sencillo de hacer oración mental, el cual consta de tres partes: preparación, meditación y conclusión.

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San Jerónimo y las Sagradas Escrituras

Posted by: Juan Sobiesky

San Jerónimo

San Jerónimo es un Padre de la Iglesia que puso la Biblia en el centro de su vida: la tradujo al latín, la comentó en sus obras, y sobre todo se esforzó por vivirla concretamente en su larga existencia terrena, a pesar del conocido carácter difícil y fogoso que le dio la naturaleza.

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Sobre la lectura de la Sagrada Escritura II

Posted by: Nycticorax

La Virgen, el Niño y el Libro 01

Transcurriendo en el mes dedicado a la Santa Biblia continuamos con la segunda entrega del Prólogo de Mons. Straubinger:
Y aquí, para entrar de lleno a comprender la importancia de conocer el Nuevo testamento, tenemos que empezar por hacernos a nosotros mismos una confesión muy íntima: a todos nos parece raro Jesús. Nunca hemos llegado a confesarnos esto, porque, por un cierto temor instintivo, no nos hemos atrevido siquiera a plantearnos semejante cuestión. Pero El mismo nos anima a hacerlo cuando dice: “Dichoso el que no se escandalizare de Mi” (Mat., 11, 6; Luc., 7,23), con lo cual se anticipa a declarar que, habiendo sido El anunciado como piedra de escándalo (Is., 8, 14 y 28; Rom., 9, 33; Mat., 21, 42-44), lo natural en nosotros, hombres caídos, es escandalizarnos de Él como lo hicieron sus discípulos todos, según  Él lo había anunciado (Mat., 26, 31 y  56). Entrados, pues, en este cómodo terreno de íntima desnudez – podríamos  decir de psicoanálisis sobrenatural – en la presencia “del Padre que ve en lo secreto” (Mat., 6, 6), podemos aclararnos a nosotros mismos ese punto tan importante para nuestro interés, con la alegría nueva de saber que Jesús no se sorprende ni se incomoda de que lo encontremos raro, pues Él sabe bien lo que hay dentro de cada hombre (Juan 2, 24-25). Lo sorprendente sería que no lo halláremos raro, y podemos afirmar que nadie se libra de comenzar por esa impresión, pues, como antes decíamos, San Pablo nos revela que ningún hombre simplemente natural (“psíquico”, dice él) percibe  las cosas  que son del Espíritu de Dios (I Cor., 2, 14). Para esto es necesario “nacer de nuevo”, es decir, “renacer de lo alto”, y tal es la obra que hace en nosotros – no en los más sabios sino al contrario en los más pequeños (Luc., 10, 21) – el Espíritu, mediante el cual podemos “escrutar hasta las profundidades de Dios” (I Cor., 2, 10).

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Sobre la lectura de la Sagrada Escritura I

Posted by: Nycticorax

Pantocrator 01

Presentamos a continuación la primera parte del majestuoso prologo hiciera Mons. Juan Straubinger al Nuevo Testamento y que editara Club de Lectores para la Versión de la Santa Biblia, 1991.

(…)Pio XII ha dicho, Dios no es una verdad que haya de encerrarse en el templo, sino la verdad que debe iluminarnos y servirnos de guía en todas las circunstancias de la vida. No ciertamente para ponerlo al servicio de lo material y terreno, como si Cristo fuese un pensador a la manera de los otros, venido para ocuparse de cosas temporales o dar normas de prosperidad mundana, sino, precisamente al revés, para no perder de vista lo sobrenatural en medio de “este siglo malo” (
Gál., 1, 4); lo cual no le impide por cierto al Padre dar por añadidura cuantas prosperidades nos convengan, sea en el orden individual o en el colectivo, a los que antes que eso busquen vida eterna.

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