Mortificación

Obras de penitencia

Posted by: Nycticorax

Ermitaño 01 (01)
Ermitaño

Obras de penitencia: Confesión frecuente, mortificación, limosna...

La verdadera conversión se manifiesta en la conducta. Los deseos de mejorar se han de expresar en nuestro trabajo o estudio, en el comportamiento con la familia, en las pequeñas mortificaciones ofrecidas al Señor, que hacen más grata la convivencia a nuestro alrededor y más eficaz el trabajo; y además en la preparación y cuidado de la Confesión frecuente.
El Señor también nos pide hoy una mortificación un poco más especial, que ofrecemos con alegría: la abstinencia y el ayuno, que «fortifica el espíritu, mortificando la carne y su sensualidad; eleva el alma a Dios; abate la concupiscencia, dando fuerzas para vencer y amortiguar sus pasiones, y dispone al corazón para que no busque otra cosa distinta de agradar a Dios en todo».

Durante la Cuaresma, nos pide la Iglesia esas muestras de penitencia (la abstinencia de carne a partir de los 14 años, y el ayuno entre los 18 y los 59 cumplidos), que nos acercan al Señor y dan al alma una especial alegría; también la limosna que, ofrecida con corazón misericordioso, desea llevar un poco de consuelo al que está pasando una necesidad o contribuir según nuestros medios en una obra apostólica para bien de las almas. «Todos los cristianos pueden ejercitarse en la limosna, no solo los ricos y pudientes, sino incluso los de posición media y aun los pobres; de este modo, quienes son desiguales por su capacidad de hacer limosna son semejantes en el amor y afecto con que la hacen».
El desprendimiento de lo material, la mortificación y la abstinencia purifican nuestros pecados y nos ayudan a encontrar al Señor en nuestro quehacer diario. Porque
«quien a Dios busca queriendo continuar con sus gustos, lo busca de noche y, de noche, no lo encontrará» (San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 3, 3).

La fuente de esta mortificación estará principalmente en la labor diaria: en el orden, en la puntualidad al comenzar el trabajo, en la intensidad con que lo realizamos, etc.; en la convivencia con los demás encontraremos ocasiones de mortificar nuestro egoísmo y de contribuir a crear un clima más grato en nuestro entorno. «Y la mejor mortificación es la que combate –en pequeños detalles, durante todo el día– la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida. Mortificaciones que no mortifiquen a los demás, que nos vuelvan más delicados, más comprensivos, más abiertos a todos. Tú no serás mortificado si eres susceptible, si estás pendiente solo de tus egoísmos, si avasallas a los otros, si no sabes privarte de lo superfluo y, a veces, de lo necesario; si te entristeces, cuando las cosas no salen según las habías previsto. En cambio, eres mortificado si sabes hacerte 
todo para todos, para ganar a todos (1 Cor 9, 22)». Cada uno debe hacerse un plan concreto de mortificaciones que ofrecer al Señor diariamente en esta Cuaresma.

Fuente: Francisco Fernández-Carvajal, Hablar con Dios, T. II

El camino de la verdadera felicidad

Posted by: Laudem Gloriae

San Juan de la Cruz 04 (17)

Muéstrame, Señor, la senda estrecha que conduce a la verdadera vida y el camino que lleva a la unión contigo.

Si quieres entrar decididamente en el camino del desasimiento total –el único que termina con certeza en la unión con Dios– tienes que “poner el hacha a la raíz del árbol”, es decir, debes herir y cortar la raíz misma de tus afecciones, que no es más que una desordenada tendencia a gozar, esto es, a buscar tu satisfacción en ti mismo, en tu amor propio y en las demás criaturas.

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La práctica de la humildad (I)

Posted by: Ioseph

Jesús 03 (03)
Jesús ante Herodes

No creas que vas a adquirir la humildad sin las prácticas que le son propias, como son los actos de mansedumbre, de paciencia, de obediencia, de mortificación, de menosprecio a ti mismo, de renuncia a tu propio juicio, a tus opiniones, de arrepentimiento de tus pecados, y de tantos otros; porque éstas son las armas que destruirán en ti mismo el reino del amor propio, ese terreno abominable donde germinan todos los vicios y donde se alinean y crecen a placer tu orgullo y presunción.

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Doce armas contra las tentaciones (III)

Posted by: Lotario de Segni

Tentaciones en el desierto 01 (01)

Nueve. No las tome (a las tentaciones) por castigos sino por gracias: porque con ellas Nuestro Señor nos obliga a pedirle socorro, a hacer penitencia y a recordar que vivimos entre enemigos. El Señor fue tentado, los santos lo fueron también y a los justos les fueron enviadas por el amor que Dios les tuvo; como dijo el arcángel Rafael a Tobías: “porque eras agradable a Dios, fue necesario que te probase la tentación”.

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Mortificar el propio yo

Posted by: Laudem Gloriae

San José 01 (03)
San José, modelo de mortificación interior

El espíritu de mortificación no se limita a la parte física del hombre; abraza también la negación del yo, de la voluntad, de la inteligencia. Así como en nuestro cuerpo y en nuestros sentidos existen inclinaciones desordenadas a los goces materiales, también en nuestro espíritu existen inclinaciones desordenadas a la afirmación de nuestro propio yo.

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