Virtudes teologales

Dos órdenes de virtudes (I)

Posted by: Nycticorax

Piedras Preciosas 01 (01)

Así como el que trata en piedras preciosas conviene que entienda el valor de ellas (porque no se engañe en el precio), y así como el mayordomo de un señor conviene que sepa los méritos de los que tiene a cargo en su casa, para que trate a cada uno según su merecimiento, porque lo contrario sería desorden y confusión, así el que trata en las piedras preciosas de las virtudes y el que, como buen mayordomo, ha de dar a cada una su derecho, conviene que para esto tenga muy entendido el precio de ellas, para que cuando las cosas se encontraren sepa cuál ha de anteponer a cuáles, porque no venga a ser, como dicen, recolector de la ceniza y derramador de la harina, como a muchos acontece.

Pues para esto es de saber que todas las virtudes se pueden reducir a dos órdenes, porque unas son más espirituales e interiores y otras más visibles y exteriores. En el primer orden ponemos las virtudes teologales, con todas las otras que señalamos para con Dios, y principalmente la caridad, que tiene el primer lugar, como reina, entre todas ellas. Y con éstas se juntan otras virtudes muy nobles y muy vecinas a éstas, que son: humildad, castidad, misericordia, paciencia, discreción, devoción, pobreza de espíritu, menosprecio del mundo, negación de nuestra propia voluntad, amor de la cruz y aspereza de Cristo y otras semejantes a éstas, que llamamos aquí, extendido este vocablo, virtudes. Y las llamamos espirituales e interiores porque principalmente residen en el ánimo, puesto caso que proceden también a obras exteriores, como parece en la caridad y religión para con Dios, que, aunque sean virtudes interiores, producen también sus actos exteriores para honra y gloria del mismo Dios.

Otras virtudes hay que son más visibles y exteriores, como son el ayuno, la disciplina, el silencio, el encerramiento, el leer, rezar, cantar, peregrinar, oír Misa, asistir a los sermones y oficios divinos, con todas las otras observancias y ceremonias corporales de la vida cristiana o religiosa; porque aunque estas virtudes estén en el alma, sin embargo los actos propios de ellas salen más afuera que los de las otras, que muchas veces son ocultos e invisibles, como son creer, amar, esperar, contemplar, humillarse interiormente, dolerse de los pecados, juzgar discretamente y otros actos semejantes.

Fuente: Cf. Fray Luis de Granada O.P., Obra Selecta