Creo en Dios Padre Todopoderoso (II)

Posted by: Nycticorax

Creación de Adán 01 (01)
Iº Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra
(Continuamos desarrollando el primer artículo)


3º) Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra
:
Creación del hombre: el hombre es una criatura racional compuesta de cuerpo y alma. Dios le creó con el mismo destino que los Ángeles: conocer, amar y servir a Dios para merecer la felicidad del cielo.
Al crear a Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer, padres del género humano, Dios les dio una doble vida: la vida natural, propia de la naturaleza humana, y la vida sobrenatural de la gracia. Esta vida hacía al hombre hijo de Dios por adopción, le elevaba al orden sobrenatural y le hacía capaz de alcanzar su fin sobrenatural: la visión intuitiva de Dios o la participación de la bienaventuranza infinita de Dios mismo (1).

Caída del hombre - Pecado original: Dios colocó a Adán y a Eva en un jardín de delicias, llamado Paraíso terrenal. Debían vivir allí en la inocencia hasta el momento en que, sin morir, hubieran subido al cielo. Sin embargo, tenían que merecerlo, como los Ángeles, por su fidelidad.
Con este fin, Dios les impuso un precepto severo, pero fácil de cumplir: les prohibió, bajo pena de muerte, comer de los frutos del árbol de la ciencia del bien y del mal. El demonio, ocultándose bajo la forma de una serpiente, los indujo a que desobedecieran a Dios. Comieron de la fruta prohibida, cometiendo así un pecado gravísimo en sí mismo y en sus circunstancias.

Por su desobediencia, Adán y Eva perdieron la vida sobrenatural de la gracia y todos los dones preternaturales que la acompañaban: quedaron reducidos a la condición de esclavos del demonio, sujetos a la condenación eterna y a multitud de miserias del cuerpo y del alma. Estas miserias son: la ignorancia, la concupiscencia, los sufrimientos y la muerte.
(Continúa en la próxima)

___________________
(1) Además de los dones propios de la naturaleza humana, Dios concedió a nuestros primeros padres dos clases de privilegios puramente gratuitos.
Los unos, preternaturales, servían para perfeccionar a la naturaleza y para hacer al hombre más feliz; estos bienes, que no eran debidos a la naturaleza humana, eran cuatro: 1º la ciencia infusa; 2º la rectitud de la voluntad, o sea, la inclinación del corazón hacia el bien; 3º la exención de sufrimientos; 4º la exención de la muerte.
Los otros privilegios eran sobrenaturales; no solamente no eran debidos a nuestra naturaleza humana, sino que la elevaban por encima de ella misma; tales son: la gracia santificante, las virtudes infusas, los dones del Espíritu Santo.
La Redención de Jesucristo nos ha merecido los bienes sobrenaturales, necesarios para entrar en el cielo; pero no nos ha devuelto los dones preternaturales, concedidos a Adán y a Eva en el Paraíso terrenal.

Fuente: P. A. Hillaire, La Religión Demostrada