El día del Señor (II)

Posted by: Nycticorax

Coram Deo 02 (02)

En la primera parte de este artículo vimos las obras de las que hay que abstenerse en el domingo. Hoy nos toca desarrollar sobre las obras que debemos realizar para santificar ese santo día:
 
2º La obra de religión con que debemos santificar el domingo es la asistencia a la Santa Misa. En este sacrificio se halla la esencia del culto cristiano, la perfecta adoración de Dios y la santificación de los hombres.
Es un pecado mortal no asistir a Misa los domingos, a menos que uno esté enfermo o impedido por una causa grave: un viaje, un trabajo imprescindible no dispensan de la misa, cuando es posible asistir a ella.
Hay que oír
Misa entera, con respeto, atención y devoción, para cumplir con el precepto dominical (…). Y además para santificar el domingo se recomienda (…) la bendición de la tarde con el Santísimo Sacramento. ¿No es acaso conveniente consagrar una parte notable de este santo día al servicio de Dios y a las buenas obras?
 
Está permitido recrearse el domingo, siempre que se eviten las diversiones peligrosas, como ciertos bailes, la frecuentación prolongada de las tabernas, cafés, las reuniones nocturnas, etc.
El domingo es el día del Señor, el día del hombre, el día de la familia, el día de la sociedad. El precepto de santificar el domingo es muy importante, muy fácil, muy ventajoso.
En cambio, la profanación del domingo es un gran crimen a los ojos de Dios, un gran mal para el hombre, una causa de ruina para la sociedad que no puede vivir sin religión. Por eso Dios castiga, aun en este mundo, a los profanadores del domingo y, al contrario, derrama sus más abundantes bendiciones sobre los hombres, las familias y las naciones fieles en la santificación de este día.
 
El descanso del domingo nunca ha empobrecido a nadie; el trabajo del domingo tampoco ha enriquecido a nadie.
Todo cristiano debería proponerse, como norma de conducta respecto del domingo, el programa siguiente:
a)      Prohibirse toda obra servil;
b)     No permitir trabajo alguno a las personas que tiene bajo su dependencia;
c)      No abrir tiendas, almacenes, fabricas, talleres, ni hacer encargos que requieran necesariamente el trabajo en domingo;
d)     No comprar ni vender en ese día;
e)      Comprar preferentemente en los comercios cuyos dueños respetan el domingo;
f)       Asistir a Misa y, siempre que sea posible, a las funciones parroquiales de la tarde;
g)      Facilitar esta asistencia a los que están bajo su dependencia.

Fuente: P. A. Hillaire., La Religión Demostrada
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