¿Interrupción del embarazo o aborto?

Posted by: Nycticorax

Bebé 02 (03)

El aborto, que se pretende aceptar como simple disposición a romper el proceso de “una cosa” que no se considera una vida humana, no hace en realidad sino encubrir un homicidio.

El Magisterio de la Iglesia, en la Encíclica
Evangelium Vitae afirma claramente: “…se percibe la difusión de una terminología ambigua, como la de “interrupción del embarazo” que tiende a ocultar su verdadera naturaleza y a atenuar su gravedad en la opinión pública. Quizá este mismo fenómeno lingüístico sea síntoma de un malestar de las conciencias. Pero ninguna palabra puede cambiar la realidad de las cosas: el aborto procurado es la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un ser humano en la fase inicial de su existencia, que va de la concepción al nacimiento” (nº 58).
Y continúa
“…en muchas ocasiones la opción del aborto tiene para la madre un carácter dramático y doloroso (…), la decisión (…) no se toma por razones puramente egoístas o de conveniencia, sino porque se quisieran preservar algunos bienes importantes, como la propia salud o un nivel de vida digno para los demás miembros de la familia” (Ídem).
“A veces se temen, para el que ha de nacer tales condiciones de existencia que hacen pensar que para él lo mejor sería no nacer” (Ídem). Sin embargo los “motivos” no pueden modificar la naturaleza de un acto intrínsecamente inmoral.

Hay
“recientes formas de intervención sobre los embriones humanos que, aun buscando fines en sí mismos legítimos, comportan inevitablemente su destrucción (…). Es el caso de los experimentos con embriones, en creciente expansión en el campo de la investigación biomédica y legalmente admitida por algunos Estados” (Óp. Cit., 63).
Ese uso para la
“experimentación constituye un delito en consideración a su dignidad de seres humanos, que tienen derecho al mismo respeto debido al niño ya nacido y a toda persona” (Ídem).

Es igual delito
“el procedimiento que utiliza los embriones y fetos humanos todavía vivos –a veces “producidos” expresamente para este fin mediante la fecundación in vitro– sea como “material biológico” para ser utilizado, sea como abastecedores de órganos o tejidos para trasplantar en el tratamiento de algunas enfermedades” (Ídem).
Todo esto es inadmisible en razón de la dignidad humana de los embriones.

Fuente: Comisión Arquidiocesana de la Mujer, Buenos Aires, 1997