La dulzura del Salvador (IV)

Posted by: Ioseph

Jesus 19 (25)
Jesús cura a la hija de la mujer cananea

¡Qué error el imaginar que es el Espíritu de Dios y la salud de las almas el que os anima, cuando se quiere exterminar al pecador!
Se debe, a la verdad, aborrecer el pecado, no lisonjear el pecado, pero es preciso tener entrañas de padre con el pecador. Es un enfermo cuya curación es lo que se pretende, no su muerte. No se trata de lisonjear al enfermo, pero la caridad cristiana pide que se usen todos los atemperantes que puedan contribuir a curarle.
Es preciso, sí, algunas veces usar de remedios amargos y repugnantes, pero ¡qué artificios no emplea el médico caritativo para endulzarlos!

¡Cuántas gentes ricas -al parecer- en buenas obras se encontrarán con las manos vacías en la hora de la muerte! El natural, el humor, la pasión misma poco mortificada han sido el gran móvil y el principal resorte de todas esas acciones especiosas, a las cuales se daba el nombre de
buenas obras: es indudable, pues, que sólo la dulzura cristiana, la dulzura de Jesucristo, es la que caracteriza todas las virtudes.

Concededme, Señor, esta dulzura de que vos nos habéis dado tan bellas lecciones. No basta que nos la enseñéis, es preciso que vuestra gracia nos la dé. Esto es lo que yo os pido, y lo que espero con confianza de vuestra bondad.

Fuente: J. Croisset, SJ, Año cristiano