La verdadera felicidad sólo se halla en Dios (I)

Posted by: Nycticorax

Felicidad en Dios 01 (01)

La verdadera felicidad y descanso se halla sólo en Dios. Y probaremos esta tan importante verdad por la luz de la razón.
Para lo cual es de saber que ninguna criatura puede tener perfecto contentamiento hasta llegar a su último fin, que es a la última perfección que según su naturaleza le conviene. Porque mientras no llegare aquí, necesariamente ha de estar inquieta y descontenta, como quien se siente necesitado de lo que le falta.

Pregunto, pues, ahora: ¿cuál es el último fin del hombre, en cuya posesión está su felicidad, que es lo que los teólogos llaman su bienaventuranza objetiva? No se puede negar sino que ésta es Dios, el cual así como es su primer principio, así es su último fin: y así como es imposible haber dos primeros principios, así lo es haber dos últimos fines, porque eso sería haber dos dioses. Pues si sólo Dios es el último fin del hombre y su última bienaventuranza, y dos últimos fines y bienaventuranzas es imposible que haya, luego fuera de Dios imposible es hallar bienaventuranza.

Porque, sin duda, así como el guante se hizo para la mano y la vaina para la espada, por lo cual para ningunos otros usos vienen bien estas cosas sino para éstos, así el corazón humano, criado para Dios, en ninguna cosa puede hallar descanso sino en Dios. Con Él sólo estará contento, y fuera de Él, pobre y necesitado. La razón de esto es porque como el principal sujeto de la bienaventuranza sean el entendimiento y la voluntad del hombre, que son las dos más nobles potencias que hay en él, mientras éstas estuvieren inquietas, no puede él estar sosegado y quieto.

Pues cierto es que estas dos potencias en ninguna manera pueden estar quietas sino con sólo Dios. Porque, como dice Santo Tomás, no puede nuestro entendimiento entender ni saber tantas cosas que no le quede habilidad y deseo natural por saber más, si hubiere más que saber. Y asimismo no puede nuestra voluntad amar ni gozar de tantos bienes que no le quede virtud y capacidad para más, si más le dieren. Y, por tanto, nunca reposarán estas dos potencias hasta hallar un objeto universal en quien estén todas las cosas: el cual una vez conocido y amado, ni le quedan más verdades que saber ni más bienes de que gozar.

De aquí nace que ninguna cosa criada, aunque sea la posesión de todo el mundo, basta para dar hartura a nuestro corazón, sino sólo aquel para quien fue creado, que es Dios. Y así escribe Plutarco de un soldado que llegó de grado en grado a ser emperador, y como se viese en este estado tan deseado y no hallase el contentamiento que deseaba, dijo:
“En todos los estados he vivido y en ninguno he hallado contentamiento”. Porque claro está que lo que fue creado para sólo Dios no había de hallar reposo fuera de Dios.

Fuente: Fray Luis de Granada O.P., Obra Selecta