Novena al Beato Carlos de Austria: Día Cuarto

Posted by: Juan Sobiesky

Carlos I de Austria 07 recién fallecido

Día Cuarto
Rezar la Oración para todos los días.
Compartió la Pasión de Cristo. Grandeza en el sufrimiento.
Aunque el Emperador Carlos fue forzado al exilio y tuvo que mudarse con su familia a una villa húmeda en la cima de una montaña cerca de Funchal, él siempre mantuvo una actitud positiva y el temperamento alegre. Él solía decirle a los que preguntaban: “Estamos inmerecidamente bien.” Siguiendo el ejemplo de Cristo tomó voluntariamente su propia cruz por el bien de su pueblo. Él ofreció su sufrimiento a Cristo crucificado: su exilio, su preocupación por el bienestar de su tierra natal y su gente; y también por su familia que carecía de comida, medicamentos, y estaba viviendo en una casa húmeda, sin calefacción y apenas amueblada.

Como Cristo soportó la burla de los soldados con la corona de espinas, la capa púrpura y la caña, así también el Emperador sufrió la mofa de sus enemigos. Él participó místicamente llevando los emblemas de la Pasión de Cristo a través del sufrimiento que le causó la condenación y deportación por sus propios ministros. No se abstuvo de la traición de los que estaban más cerca suyo.

Sin embargo, a través de todo esto el Emperador Carlos aún podía decir: “Le estoy agradecido a nuestro amoroso Dios por todo lo que me envía.”

Así como Jesús sudó sangre en el Huerto de los Olivos, el Emperador sufrió terriblemente del sudor en su enfermedad Terminal. Durante un arrebato en particular le dijo a la archiduquesa María Theresa: “Te ruego abuelita que me ayudes a no sudar tanto.” Ella replicó: “Los doctores dicen que es bueno para ti.” El Emperador Carlos le respondió: “Pero me temo que no podré soportarlo más.” La archiduquesa señaló el crucifijo que estaba en las manos del Emperador y dijo: “…por nosotros, El sudó sangre.” Sus ojos siguieron el gesto de María Theresa. Luego miró lentamente hacia el crucifijo y afirmó con su cabeza varias veces. Desde ese momento el Beato Carlos nunca más mencionó esa aflicción a pesar de que sufrió de ella hasta su muerte.

Su enfermedad empeoraba y sus sufrimientos incluían grandes esfuerzos para respirar, infecciones en sus brazos por las muchas inyecciones que recibía, quemaduras por los ungüentos medicinales y cuatro grandes quemaduras en el cuello y hombros donde estaba apoyado de espaldas. Tenían que sostener su cabeza erguida porque el Emperador estaba muy débil para hacerlo por sí solo. A pesar de estos sufrimientos él se mostraba considerado y preocupado por los demás, especialmente por sus hijos ya que temía que estas aflicciones pudieran ser contagiosas.

Los doctores que lo atendían afirmaban que nunca habían visto tal fuerza de voluntad como la que tenía el Emperador. Practicaba notablemente el auto control a través de su enfermedad, su agilidad mental seguía intacta a pesar de la fiebre y el dolor intenso. Sólo una vez notaron que tuvo un pequeño desliz al saludarlos en alemán en vez de en su lengua en común, el francés.

El Beato Emperador Carlos rezó constantemente hasta el final. Los doctores, que se habían encariñado mucho con su paciente imperial, lloraban como niños cuando se dieron cuenta que no podían evitar la muerte del Emperador o aliviar su dolor. Antes de morir afirmó: “Yo declaro que la Proclamación de noviembre es nula e inválida porque fue forzada. Ningún hombre puede negar ni borrar el hecho de que yo soy el Rey Coronado de Hungría.”

A las diez de la mañana dijo el Emperador: “Tengo que sufrir mucho para que mi pueblo pueda unirse otra vez.” Más tarde, poco después del mediodía, a las 12:23, los sufrimientos del Emperador se habían terminado para siempre.

Oración
Mi Dios y Señor, el Emperador Carlos humildemente recorrió el camino de la Cruz contigo. Ayúdame a seguir su ejemplo y a cargar mis cruces diarias por amor a Ti. Escucha mi petición y concédela (mencione su intención aquí) por medio de la intercesión del Beato Emperador Carlos de Austria. Amén.
(Ave María. Padre Nuestro. Gloria.)
Rezar la Oración Conclusiva para cada día.