Novena al Beato Carlos de Austria: Día Octavo

Posted by: Juan Sobiesky

Carlos I de Austria 12

Día Octavo

Rezar la Oración para todos los días.
Fiel cumplimiento de la Voluntad de Dios
El Emperador Carlos buscaba la Voluntad de Dios en todo lo que hacía. Para él este era el principio más importante de su vida y de todas sus acciones. Testigos también destacan su amor a la castidad y su absoluto rechazo a que se use lenguaje indecente en su presencia.

La Emperatriz Zita relata lo que le dijo en su lecho de muerte: “¿Enojarme? ¿Quejarme? Cuando uno sabe que es la Voluntad de Dios, todas las cosas son buenas.” Y después de unos instantes: “Ahora voy a decirte con toda claridad lo que pienso: Todo mi afán siempre está dirigido a reconocer y cumplir la voluntad de Dios en todo, con toda la claridad posible y de la manera más perfecta posible.” Después de un tiempo repetía: “Solamente, no permitas que nos quejemos”.

La frase “¡Que se haga tu Voluntad!” era el principio que guiaba la vida del Beato Carlos y el que repitió poco antes de dejar su alma en las manos del Creador. Junto con Cristo el Emperador podía decir: “Mi comida es hacer la Voluntad de Aquél que me ha enviado.” El había recibido el encargo de guiar a su pueblo como regente de Dios y como tal este noble monarca se subordinó y entregó en humilde servicio. Estaba preparado para el Cielo y por esta razón el Señor pudo llamarlo hacia Él.

Los demás siempre estaban primero y siempre buscaba ser el último. En este sentido el Emperador Carlos es un buen ejemplo de un hombre devoto a María, quien dio su “Fiat” y dijo: “¡Hágase en mí según Tu Palabra!” Su alma pura reflejaba el “Fiat” de la Madre de Dios.

Incluso durante su enfermedad terminal y con delirio febril pensaba solamente en cumplir con sus obligaciones: “Se preocupaba por los niños de Viena a quienes trataba de conseguirles leche, luego por un soldado checo en un hospital militar que estaba muerto de sed. Siempre estaba preocupado por la descuidada evacuación de Transilvania ante una invasión rumana, un tema que fue causa de muchas violentas discusiones con el Conde Tisza.”

El Emperador Carlos siguió el ejemplo de su Señor y Salvador, que sufrió solo en el Monte de los Olivos y entre las más grandes pruebas bebió con Cristo del cáliz del sufrimiento. Él aceptó la Voluntad de su Padre en medio de sus más grandes aflicciones, las cuales excedían los niveles normales. Sin embargo, el Beato Carlos aún podía decir: “Estoy agradecido con nuestro amoroso Dios por todo lo que Él me envía.”

Oración
Mi Dios y Señor, te agradezco por el “Fiat” del Emperador Carlos en todas las situaciones de su vida. Ayúdame a reconocer Tu Voluntad en mi vida y a seguirla. Escucha mi petición y concédela (mencione su intención aquí) a través de la intercesión del Beato Emperador Carlos. Amén.
(Ave María. Padre Nuestro. Gloria.)
Rezar la Oración Conclusiva para cada día.