Santidad Argentina (XXX)

Posted by: Corim

Vble Maria Crescencia Perez 14 (15)

Beata María Crescencia Pérez. Decimosexta parte.

Luego de haber sido testigos de la santa muerte de Sor Crescencia, hoy vamos a comenzar a considerar un hecho de características extraordinarias, que muestra a las claras cómo Dios exalta a los humildes y sencillos de corazón, y es el hecho milagroso del hallazgo de su cuerpo incorrupto.

Según cuenta la historia, en el año 1966, pasados 35 años de la muerte de la Beata, las Hermanas del Huerto deseaban construir un panteón para reunir en una sola sepultura a las Hermanas de la Congregación que estaban enterradas en Chile.
Para este menester se dirigen al Cementerio de la localidad de Vallenar, donde descansaba el cuerpo de Sor Crescencia, y luego de una serie de contratiempos logran encontrar la bóveda donde se encuentra el ataúd. Al ingresar a la misma, encuentran once cajones apilados uno encima del otro y sin identificación alguna; proceden entonces los obreros del Cementerio a abrir uno por uno, hasta llegar al último. “¡Aquí está!”, exclama una Hermana. Los presentes observan el interior del cajón y son testigos del milagro obrado por Dios a su humilde hija, la más pequeña flor del Huerto de María: María Crescencia es encontrada intacta, luego de 35 años de sepultada, su cuerpo se conservaba como si estuviera dormida. Pero mejor dejemos que nos cuenten los testigos del prodigio lo que vieron ese día.

Cuentan los sepultureros:
“...los hábitos estaban totalmente en buen estado...la azucena que tenía (algunos testigos dicen que era un ramito de Jacinto) estaba totalmente como que recién la habían puesto...era una cosa increíble. Otra cosa que nos llamó la atención es que llevaba su calzado, y era de unas sandalias de charol y le brillaba la hebilla; y entonces a través del tiempo y de los años, yo creo que por lo menos tendría que haberse ensuciado, o algo así, oxidado, y sin embargo mantenía su brillo de charol que es conocido.” “Otra cosa que nos llamó la atención era que la cara, su piel la conservaba intacta, salvo un poquito en la nariz, algo así como un lunar, lo único que tenía.”

Otra testigo nos cuenta:
“Estaba enterita, enterita; hasta la piel tiene entera; y cuando se la llevó a la capilla, se mantuvo igual; a pesar de que la cambiaron de cajón para llevársela y la limpiaron, permaneció enterita. Hasta el hábito tenía enterito y no se había desteñido. La parte blanca del hábito era blanquísima. Las manos, los dientes se veían intactos. Creo que en las manos tenía un rosario.”

He aquí como Dios nos muestra su predilección por esta hija suya, Sor Crescencia, que vivió escondida en Él, sólo para agradarle a Él, pasando los cortos años de vida en este mundo de lo mortal ocupada sólo en descubrir lo que Dios le pedía a cada instante y haciendo eso que era Voluntad del Altísimo de manera perfecta, para su mayor gloria. Y como hemos dicho en otras entregas, este milagro se obró en una compatriota nuestra, en una mujer argentina que quiso ser santa y llegar al Cielo, y para lograrlo dijo “SI” al llamado de Dios a la Santidad.