Santos Francisco y Jacinta Marto

Santos Francisco y Jacinta Marto

En Aljustrel, pequeño pueblo situado a unos ochocientos metros de Fátima, Portugal, nacieron los pastorcitos que vieron a la Virgen María: Francisco y Jacinta, hijos de Manuel Pedro Marto y de Olimpia de Jesús Marto. También nació allí la mayor de los videntes, Lucía. Francisco nació el día 11 de junio de 1908, y Jacinta el 11 de marzo de 1910.

Desde muy temprana edad, Jacinta y Francisco aprendieron a cuidarse de las malas compañías, y por tanto preferían juntarse con Lucía, prima de ellos, quien les hablaba de Jesucristo. Los tres pasaban el día juntos, cuidando de las ovejas, rezando y jugando.

Entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, a Jacinta, Francisco y Lucía, les fue concedido el privilegio de ver a la Virgen María en el Cova de Iría. A partir de esta experiencia sobrenatural, los tres se vieron cada vez más inflamados por el amor de Dios y de las almas, que llegaron a tener una sola aspiración: rezar y sufrir de acuerdo con la petición de la Virgen María. Si fue extraordinaria la medida de la benevolencia divina para con ellos, extraordinario fue también la manera como ellos quisieron corresponder a la gracia divina. Los niños no se limitaron únicamente a ser mensajeros del anuncio de la penitencia y de la oración, sino que dedicaron todas sus fuerzas para ser de sus vidas un anuncio, más con sus obras que con sus palabras. Durante las apariciones, soportaron con espíritu inalterable y con admirable fortaleza las calumnias, las malas interpretaciones, las injurias, las persecuciones y hasta algunos días de prisión. Durante aquel momento tan angustioso en que fue amenazado de muerte por las autoridades de gobierno si no declaraban falsas las apariciones, Francisco se mantuvo firme por no traicionar a la Virgen, infundiendo este valor a su prima y a su hermana.

En su enfermedad, Francisco confió a su prima: “¿Nuestro Señor aún estará triste? Tengo tanta pena de que El este así. Le ofrezco cuanto sacrificio yo puedo”. En la víspera de su muerte se confesó y comulgó con los más santos sentimientos. Después de 5 meses de casi continuo sufrimiento, el 4 de abril de 1919, primer viernes, murió santamente el consolador de Jesús.

Jacinta murió santamente el 20 de febrero de 1920, en el Hospital de Lisboa, después de una larga y dolorosa enfermedad, ofreciendo todos sus sufrimientos para la conversión de los pecadores, por la paz del mundo y por el Santo Padre.

Ambos fueron canonizados el 13 de mayo de 2017 y su Fiesta litúrgica se celebra el 20 de febrero.

Oración:

Santos Francisco y Jacinta, vosotros que, aunque siendo niños fuisteis capaces de ofrecer grandes sacrificios a la Virgen María para la salvación de los pecadores, ayudadnos a no desperdiciar las pequeñas cruces cotidianas sino a transformarlas en ofrendas preciosas y agradables a Dios para la salvación del mundo. Nuestra Señora de Fátima, por intercesión de los Santos Pastorcitos Francisco y Jacinta, proteged y custodiad la inocencia de los niños en su infancia. Haz que ellos encuentren en vuestro Corazón Inmaculado y materno, refugio y protección. Amén.

¡Santos pastorcitos de Fátima, rogad por todos los niños del mundo!

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Venerable Alexia González

Venerable Alexia González

Alexia González, nació en Madrid el día 7 de marzo de 1971 en el seno de una familia del Opus Dei. Era la menor de siete hermanos, dos de los cuales habían fallecido antes de que ella naciera.

Estudió desde los cuatro años en el colegio Jesús Maestro, de la Compañía de Santa Teresa de Jesús. El 8 de mayo de 1979 hizo su Primera Comunión en Roma, junto al lugar donde reposa san Josemaría Escrivá, al que tenía mucho cariño y devoción. Y al día siguiente, durante una audiencia pública en el Vaticano, tuvo la alegría de que el papa Juan Pablo II le hiciera la señal de la cruz y le diera un beso en la frente.

Alegre y extrovertida. Así creció Alexia. De sus padres, Francisco y Moncha, había aprendido muchas virtudes humanas y cristianas que hicieron de ella una niña muy normal, cariñosa, amante de la vida, muy buena amiga. Y por encima de todo, un alma que había puesto plena confianza en la voluntad de Dios.

A los trece años se puso a prueba su fe, esperanza y amor a Cristo. Y Alexia dio la talla de cristiana auténtica cuando la enfermedad —un sarcoma de Ewing—, llamó a su puerta dejándola en poco tiempo paralítica. Será un periodo de duro calvario que ella afrontará con paz y alegría. Con impresionante madurez no solo aceptó plenamente su enfermedad sino que hizo de ella un tesoro espiritual, ofreciendo todos sus sufrimientos y dolores por la Iglesia, el Papa y tantas personas que llevaba en su corazón.

Tenía una relación muy especial con su Ángel Custodio al que bautizaba con el nombre de «Hugo». La jaculatoria que con frecuencia repetían sus labios ante el Sagrario para saludar al Señor era: «Jesús, que yo haga siempre lo que Tú quieras». Y no eran solo palabras bonitas. Realmente lo demostraba día a día con su vida durante la enfermedad.

Todos los días el capellán del hospital le llevaba la Comunión que tanto le confortaba. Desde allí escribirá una carta a sus compañeras de clase donde les diga: «Aunque no lo creáis, Dios da las fuerzas necesarias y todavía te dan ganas de reír un poquito».

El 15 de diciembre de 1985 falleció en Pamplona. Su fama de santidad surgió de forma inmediata y espontánea, acrecentándose desde entonces. Su testimonio sigue ayudando especialmente a muchos enfermos. Como escribió Mons. José Ignacio Munilla, «la vida de Alexia es mucho más luminosa de lo que suponíamos, especialmente en el momento histórico actual, en el que se introduce la eutanasia y el suicidio asistido».

Fue declarada Venerable el 5 de julio de 2018.

Oración:

Dios de piedad y misericordia, que derramaste sobre tu Venerable Sierva Alexia gracias abundantísimas para que, viviendo con fe y sencillez los acontecimientos de cada día te siguiera alegremente por el camino de la Cruz, haz que por su mediación viva yo, abandonado en tus paternales brazos, la grandeza de las cosas pequeñas, haciéndose realidad también en mí, y en los demás, la súplica que, desde niña, suscitaste en su alma: ¡Jesús, que yo haga siempre lo que Tú quieras! Dígnate glorificar a tu sierva Alexia y concédeme, por su intercesión, el favor que te pido (Pídase). Amén.

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Sierva de Dios María Lichtenegger

Sierva de Dios María Lichtenegger

María Lichtenegger nació el 4 de agosto de 1906 en Graz, Austria. Ya de niña mostró una piedad extraordinaria. Adoraba al Espíritu Santo en la oración todos los días, y tenía un intenso amor y devoción al querido Salvador en el Santísimo Sacramento, ante el cual pasaba largos ratos.

Recibió la primera comunión el 11 de abril de 1915, y siguió comulgando a diario hasta el día de su muerte. Reverenciaba a la Madre de Dios, rezando el Santo Rosario todos los días.

Entre sus propósitos para el día de su Confirmación escribió: "Quiero levantarme prontamente a la hora establecida: sacudiré enseguida toda pereza y me incitaré a la generosidad en el servicio divino con un ferviente acto de amor a Dios".

María amaba y practicaba la pureza. Tenía una voz muy bella y cantaba con entusiasmo en el coro de la iglesia. Fue siempre alegre, modesta y llena de amabilidad para con todos.

El 8 de julio de 1923, con 16 años, falleció después de dos meses con una meningitis y pulmonía soportadas con paciencia, ofreciendo sus dolores por los que no aman a Dios. En el día de su entierro, su párroco dijo que "María era el brillo de luz de toda la comunidad" y encomendó su parroquia a su intercesión.

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Siervo de Dios Guido de Fontgalland

Siervo de Dios Guido de Fontgalland

Guido de Fontgalland nació el 30 de noviembre de 1913 en París, Francia, y fue bautizado el 7 de diciembre.

Después de su primera comunión, Guido solía decir: «Cuando se quiere comulgar es preciso pensar en ello desde la víspera y prepararse, "echando flores al Nino Jesús", como decía sor Teresita, ofreciendo pequeños sacrificios por su amor».

No escatimaba momento ni tiempo en propaganda para la Comunión. Quería que todos participaran de esta fiesta, de este manjar divino... que nadie se quedara sin recibir a Dios vivo como alimento.

En octubre de 1921 entró en el colegio de S. Luis Gonzaga. No atraía la atención hacia sí mismo, pero destacaba por su caridad y compañerismo.

En julio de 1924 la familia fue de peregrinación a Lourdes. Ante la gruta tuvo una revelación de que moriría pronto; era sábado, día dedicado a la Virgen Santísima.

En la noche del 7 al 8 de diciembre, cayó enfermo con difteria. Siguió un período de crisis y mejorías durante el cual, sabiendo que moriría a pesar del optimismo de los doctores, desveló su secreto a su madre y para consolarla le dijo: «Querida mamá, tengo que contarte un secreto: estoy a punto de morir. La Virgen vendrá a llevarme con Ella. La idea de dejar a papá y sobre todo a ti me hizo sufrir. Sólo porque Dios lo quiere, me dejo llevar. La Virgen me dijo que desde tus brazos pasaré a los suyos. No llores, mamá, va a ser tan dulce morir así». Afrontó el dolor con valentía y murió el sábado 24 de enero de 1925 a la edad de 11 años.

La llamada a la santidad comienza en el bautismo; no tenemos que esperar a tener canas y ser ancianos para servir a Dios. Los santos jóvenes nos dicen algo de la santidad, y su ejemplo es especialmente luminoso, pues dedican sus jóvenes vidas a Dios. La juventud necesita héroes que admirar, cuya valentía, determinación y gran amor a Dios y a la Iglesia fueron el incentivo para superar tentaciones y dificultades. El ejemplo de los santos se contrapone al de los ídolos de paja que son, con demasiada frecuencia, los únicos que se proponen hoy en día.

Oración:

Oh Jesús, que una vez, en Galilea, les diste como modelo a tus discípulos un niño pequeño, haznos amar a la Eucaristía, a la Santísima Virgen y al Papa, como el pequeño Guido los amó. Dígnate glorificar a este “amigo de Jesús y de su Madre celestial”. Te suplicamos, oh Jesús, que atiendas las oraciones dirigidas a tu Siervo Guido, para que la Santa Iglesia, repitiendo Tu gesto Divino de Galilea, pueda algún día darnos como modelo a este joven cristiano. Amén.

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Venerable Raquel Ambrosini

Venerable Raquel Ambrosini

Raquel, hija única del doctor Alberto Ambrosini y Filomena Sordillo, nació el 2 de julio de 1925 en Pietradefusi, Italia. Algunos testigos dicen que sus primeras palabras fueron "Ave María", las que todos los días escuchó a su madre recitando durante la oración del Rosario.

Era una niña generosa, caritativa, humilde, silenciosa, extremadamente buena, como una pequeña azucena a la que se le permite por un corto tiempo darle a la tierra el encanto de su perfume.

Raquel recordaba el día de su primera comunión, el 12 de junio de 1932, como el más bello de su vida. Su primer encuentro con el Señor había puesto en su corazón el deseo de ser más virtuosa, de obedecer más a sus padres y en especial de abandonarse a la Voluntad de Dios.

Más tarde, se mudó a otra ciudad para realizar sus estudios y se unió a la Acción Católica. Se comprometía en sus estudios y tenía un profundo sentido del deber; era muy respetuosa con sus maestras y siempre estaba disponible para ayudar a sus compañeros de clase. Un día escribe a sus amigos: "Amen la vida como el único medio por el cual pueden alcanzar la felicidad eterna en el Cielo; ámenla como un regalo de Dios, abrácenlo con afecto aunque tenga la forma de una cruz".

En el momento en que escribió estas palabras, la cruz ya está marcando su vida: primero una otitis purulenta, luego un malestar generalizado, finalmente una meningitis. Raquel fallece santamente el 10 de marzo de 1941. Fue declarada venerable el 10 de mayo de 2012.

Oración:

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, adoramos tus designios y te suplicamos que hagas brillar en este valle de lágrimas la inocencia y la pureza de Raquel Ambrosini, en quien una vez más has manifestado la fuerza proveniente de Tu amor misericordioso. Bendice nuestras buenas intenciones y danos la gracia que te imploramos. Que su ejemplo de castidad inspire sobre todo en los jóvenes el deseo de las virtudes heroicas, y nos ayude a alcanzar la gloria del Reino. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.

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Venerable Bernardo Lehner

Venerable Bernardo Lehner

Bernardo Lehner nació el 4 de enero de 1930 en Baviera, Alemania. Su madre lo había consagrado a la Virgen antes de que él naciera.

Ya en la escuela primaria asistía a la misa todos los días en la iglesia parroquial. La primera Confesión y Comunión tuvo lugar el 16 de abril de 1939, y dejaron en su corazón la semilla de un gran deseo: “Quiero convertirme en alguien digno del cielo”.

El 21 de septiembre de 1941, siguiendo el llamado de Dios, Bernardo ingresó en el seminario menor de Ratisbona. Decidió mantener firmes tres principios: ser el más piadoso en la oración, el más diligente en el estudio, el más alegre en el juego. Evitaba todo lo que no podía agradar a Dios. Rezaba el Rosario y visitaba al Santísimo Sacramento.

Cuando se le permitió recibir el sacramento de la Confirmación en 1942, dibujó una estrella amarilla en su calendario, lo que indica la gran importancia de ese día, que, sin embargo, también fue el punto más alto de su corta vida en la tierra.

A comienzos de diciembre de 1943, Bernardo enfermó de difteria séptica y fue llevado al hospital pediátrico municipal. Cerca de Navidad, su condición empeoró rápidamente: le diagnosticaron una parálisis del paladar, seguida de parálisis diafragmática. Sin embargo, soportó pacientemente e incluso alegremente los procedimientos médicos, aceptando gustosos las medicinas amargas y ofreciendo todo por el bien de la Iglesia y la salvación de las almas.

El 16 de enero de 1944, después de recibir la unción de los enfermos, dijo a los que lo rodeaban: “¿Cómo puedo llorar sabiendo que pronto iré al cielo?” Sus padres pasaron mucho tiempo junto a su cama mientras entonaba el "Te Deum". Murió el 24 de enero de 1944, un día después de haber recitado el Rosario completo, plenamente consciente hasta el final.

Todos tenían la impresión de que su muerte era la de un santo. Incluso el rector del seminario, cuando supo de su muerte, dijo: "Ahora tenemos un intercesor en el cielo".

El 14 de septiembre de 1952, en presencia de más de veinte mil fieles, los restos mortales se trasladaron a la iglesia de Herrngiersdorf. El 2 de abril de 2011 el joven Bernardo fue declarado Venerable.

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Sierva de Dios Amanda Ruiz Suárez

Sierva de Dios Amanda Ruiz Suárez

Amanda Gilseth Ruiz Suárez, nace en Táchira, Venezuela, el 11 de mayo de 1999. Hija de Mauricio Ruiz y Leonor Suárez, quienes luego de su muerte, reciben el regalo de dos hijos más, Andrés y Lucía.

A la edad de tres años le diagnostican leucemia y comienza a recibir tratamiento contra el cáncer.

En julio de 2005 se inscribe en el Colegio Parroquial Nuestra Señora del Carmen de La Concordia para cursar primer grado. A principios de septiembre de 2005, su estado de salud recae fuertemente; es internada en el Hospital del Seguro Social de San Cristóbal y sometida a un intenso tratamiento de quimioterapias. El 21 de septiembre de 2005, a la edad de seis años y cuatro meses, falleció dando ejemplo de total confianza en Dios.

El testimonio de fe y de heroísmo de Amanda ha permanecido vivo entre quienes la conocieron y su fama de santidad se ha extendido. Durante sus seis años de vida y en el modo con que asumió su enfermedad, Amanda mostró una sensibilidad por lo religioso y lo espiritual que sorprendía a sus familiares y a cuantos la conocieron. Se reconocía y se definía a sí misma como querida de Dios, y a Dios como al Padre a quien debemos amar. Deseaba siempre y en primer lugar las cosas de Dios, por las cuales sentía especial gusto y predilección.

Amanda era una niña que en medio de su enfermedad sabía integrar de modo impresionante alegría y sufrimiento; la enfermedad no le borró de su rostro la sonrisa ni de su alma la alegría.

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Beata Laura Vicuña

Beata Laura Vicuña

Laura Carmen Vicuña nació en Santiago (Chile) en el 1891. Muerto el padre de manera repentina, la madre se refugió con las dos hijas en Argentina. En el 1900 Laura fue acogida en el colegio de las Hijas de Mª Auxiliadora en Junín de los Andes. Al año siguiente hizo su primera comunión y, como Santo Domingo Savio, hizo los siguientes propósitos: amar a Dios con todo su ser, mortificarse y morir antes que pecar; hacer conocer a Jesús y reparar las ofensas.

Después de haber intuido que la madre vivía en una situación de pecado se ofreció al Señor por su conversión.

Su primer biógrafo, Don Crestanello, señala: "Laura sufría en el secreto de su corazón... Un día decidió ofrecer su vida y aceptar con gusto la muerte, a cambio de la salvación de su madre. Me rogó que bendijera su ardiente deseo. Yo estuve perplejo largo tiempo".

Acentuó la ascesis y, con el consentimiento del confesor, abrazó con votos privados los consejos evangélicos. Debilitada por los sacrificios y la enfermedad, murió en Junín de los Andes (Argentina) el 22 de enero de 1904.

En la última noche dijo: "Mamá. Lo he pedido a Jesús desde hace tiempo ofreciéndole mi vida por ti, para obtener tu retorno a Dios... Mamá, antes de mi muerte ¿no tendré la alegría de verte arrepentida?". En el día del funeral de Laura la madre vuelve a los sacramentos e inicia una nueva vida. Sus restos están en la Capilla de las Hijas de Mª Auxiliadora en Bahía Blanca (Argentina).

El 3 de septiembre de 1988, el Papa Juan Pablo II la beatificó y la propuso a los jóvenes como modelo de coherencia evangélica llevada hasta la entrega del don de la vida, por una misión de salvación. La memoria litúrgica se celebra el 22 de enero.

Oración:

¡Oh Beata Laura Vicuña! Tú que seguiste heroicamente el camino de Cristo, acoge nuestra confiada plegaria. Alcánzanos de Dios las gracias que necesitamos... Y ayúdanos a cumplir con corazón puro y dócil la voluntad del Padre. Otorga a nuestras familias la paz y la felicidad. Haz que también en nuestra vida como en la tuya resplandezca una fe firme, una pureza intrépida, y la caridad atenta y solícita para el bien de los hermanos. Amén.

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Venerable Carlo Acutis

Venerable Carlo Acutis

Carlo Acutis, nace en Londres el 3 de mayo de 1991, hijo de padres italianos que se encontraban allí trabajando, pero que luego se trasladaron a Milán. Fue bautizado a los quince días de nacido.

Desde que recibió la Primera Comunión, a los 7 años de edad, nunca faltó a la cita cotidiana con Jesús en la Santa Misa. Siempre, antes o después de la celebración eucarística, se quedaba delante del Sagrario para adorar al Santísimo Sacramento.

La Santísima Virgen era su gran confidente y nunca dejaba de honrarla rezando cada día el Santo Rosario; adicionalmente, tenía como modelos de santidad a los pastorcitos de Fátima, advocación por la que sentía un afecto especial.

La infancia de Carlo transcurre como la de cualquier otro niño, disfrutando de sus amigos y de los juegos. Era hijo único y siempre trataba de compartir con sus compañeros de la escuela sus tiempos de diversión.

Su adolescencia fue signada por su fe y devoción. La innovación y la actualidad de Carlo se manifestaban en su pasión por las computadoras, la programación de ordenadores, pasando por el montaje de películas y la creación de sitios web; también leía textos de ingeniería informática, comprendiéndolos de tal manera que dejaba a todos estupefactos.

Este don lo ponía al servicio del apostolado. Conjugaba perfectamente su afición por la tecnología, con su profunda vida eucarística y devoción mariana, lo que contribuyó a que muchos sintiesen gran admiración y cariño por él. Había entendido el verdadero valor de la vida como Don de Dios, y como respuesta dada a Jesús nuestro Señor día a día en simplicidad.

Su gran generosidad lo hacía interesarse siempre por el prójimo, ayudando y colaborando con cualquiera que pudiera estar necesitando su servicio. "Nuestra meta debe ser el infinito, no el finito -solía decir- el Infinito es nuestra Patria. Desde siempre el Cielo nos espera". Suya es también aquella conocida frase: "Todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias". Para dirigirse hacia la meta celestial y no "morir como fotocopia", Carlo situaba en el centro de su vida a Jesús en el Sacramento de la Eucaristía que llamaba "mi autopista hacia el Cielo". Dedicaba buen tiempo a la oración frente al Sagrario, sin que ello le implicase cansancio o aburrimiento; al contrario, el Señor le educó allí, fortaleciendo su alma para vivir con paz y fe firmísima los momentos de dolor que le sobrevendrían más adelante.

A sus 15 años de edad se le diagnostica leucemia fulminante. Ofreció los sufrimientos de su enfermedad por la Iglesia y el Papa, y cuando el médico le preguntaba por sus dolores, el virtuoso joven respondía: "¡Hay gente que sufre mucho más que yo!"

Así, falleció el 12 de octubre de 2006; a su favor se apuntaba un testimonio de vida auténticamente cristiana. Sus restos reposan en el cementerio de Asís. Reconocidas sus virtudes heroicas el 5 de julio de 2018, Carlo ha recibido el título de "Venerable" y en febrero de 2020 se aprobó el Milagro para su pronta beatificación.

Oración:

Oh Padre Todopoderoso, que nos has dado el testimonio del joven Carlo Acutis, que convirtió la Eucaristía en el centro de su vida y la fuerza de su dedicación cotidiana para que los demás también Te amaran sobre todas las cosas, haz que pueda formar parte de los los Santos de tu Iglesia. Confirma mi fe, alimenta mi esperanza, fortalece mi caridad, a imagen del joven Carlo, que, creciendo en estas virtudes, ahora vive junto a Ti. Concédeme la gracia que tanto necesito…

Confío en Ti, oh Padre, y en tu amadísimo Hijo Jesús, en la Virgen María, nuestra dulcísima Madre, y en la intercesión del Venerable Carlo Acutis. Amén.

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Venerable Faustino Pérez

Venerable Faustino Pérez

Faustino nació en Valencia el 4 de agosto 1946, siendo el mayor de cuatro hermanos. Recibió de sus padres, Faustino y Encarnación, una cuidada educación cristiana. En 1952 ingresa en el colegio marianista Nuestra Señora del Pilar.

En 1954 recibe la primera comunión y el año siguiente, la confirmación. Su vida se desarrollaba como un chico corriente: le encanta el deporte, el fútbol, natación, montaña.

A los trece años hizo su primer retiro espiritual. Tiene ahí momentos de silencio, de oración, y conferencias. Durante este retiro, Faustino comunica a su capellán, P. José María Salaverri, la promesa que ha hecho: "Le prometí a la Virgen María rezar el Rosario todos los días, sobre todo cuando voy al colegio solo".

Escribió más tarde: "El mayor esfuerzo de mi vida, lo hice en el retiro, cuando traté de cambiar mi vida por completo". A partir de esa fecha, su amistad con el Señor crece día a día. "Me doy cuenta de que debo llegar a ser santo. No se puede ser cristiano mediocre. Que los que me ven, puedan ver a Cristo en mí" (20/1/63).

El 29 de noviembre 1960 cae enfermo. Después de los análisis médicos, finalmente le diagnosticaron la enfermedad de Hodgkin. El 11 de febrero 1963 escribe: "Anteayer sábado, fue un día muy feliz para mí, porque recibí el sacramento de los enfermos... Ayúdame, Madre, a ofrecer estas pequeñas molestias para el bien del mundo".

Faustino muestra un gran dominio de sí. No se le oía ni una palabra de queja. El 3 de marzo 1963 por la tarde, su capellán, el padre José María Salaverri, viene a ver a Faustino que parece sufrir mucho. Esa misma noche, tarde, llama a su madre. Al enderezar el cuerpo dolorido, cae de repente, sin un gesto, en silencio, con suavidad, y ya permanece inconsciente en los brazos de su madre. Así pasó a los brazos de Dios nuestro Padre.

El 14 de enero de 2011 el Papa Benedicto XVI aprobó las virtudes heroicas de Faustino declarándolo Venerable.

Oración:

Señor, Tú nos has dado en Faustino un ejemplo admirable de fidelidad a las exigencias de tu divino amor; acudimos a Ti para que, si es voluntad tuya que sea glorificado ante tu Iglesia, lo manifiestes concediéndonos la gracia que deseamos alcanzar… (Pídase la gracia). Te lo pedimos poniendo por intercesora a María, tu Madre, a quien él tanto amó en la tierra. Así sea.

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Venerable Antonieta Meo

Venerable Antonieta Meo

Antonieta Meo, nació en Roma el 15 de diciembre de 1930. A los tres años frecuentó un jardín de infancia de religiosas y a los 5 años se inscribió en la Acción Católica, en el grupo de las más pequeñas.

A los 6 años de edad un osteosarcoma le obliga a la amputación de la pierna izquierda. Ya a aquella edad tenía un concepto del valor del sufrimiento incomprensible sin la gracia de Dios. Una religiosa enfermera de la clínica testimonió: «Una mañana, mientras ayudaba a la enfermera que ordenaba el cuarto de la niña, entró su papá, el cual, después de haberla acariciado, le preguntó: ¿Sientes mucho dolor? Y Antonieta respondió: Papá, el dolor es como la tela, cuanto más fuerte más valor tiene.» La religiosa añadió: "Si no lo hubiese escuchado con mis propios oídos, no lo hubiera creído."

Comienza a ir a la escuela primaria a los 6 años con una prótesis que le provoca muchos fastidios. Pero todo lo ofrece a Jesús: "Cada paso que doy que sea una palabrita de amor". El día del aniversario de la amputación lo quiere celebrar con un gran almuerzo y con una novena a la Virgen de Pompeya, porque gracias a este evento había podido ofrecer su sufrimiento a Jesús. Cuando encontraba un pobre, ella quería darle el centavo que tenía.

La noche de navidad de 1936 recibe con fervor la Prima Comunión y pocos meses después la Confirmación. La amputación de la pierna no había bloqueado el tumor, que se extendió a la cabeza, a la mano, al pie, a la garganta y a la boca. Tanto los dolores de la enfermedad como los tratamientos que trataban de curarla eran muy fuertes.

Son célebres sus cartas a Jesús y María: desde muy pequeña se las dictaba a su mamá y, cuando supo escribir, lo hizo ella misma. Cada noche las colocaba debajo de una estatuilla del Niño Jesús para que él viniera de noche a leerlas.

Le gustaba frecuentar la escuela y el catecismo. Escribía a Jesús en una de sus cartas: "Voy con entusiasmo, porque se aprenden tantas cosas bellas sobre Ti y sobre tus Santos".

La última carta está fechada el 2 de junio de 1937 y terminará en las manos de Pío XI, quien hará llegar inmediatamente a la niña la bendición apostólica. La madre recuerda: «Me senté a la cabecera de su cama y escribí lo que Antonieta me dictaba trabajosamente: "Querido Jesús Crucificado, yo te quiero tanto y te amo tanto. Yo quiero estar contigo en el Calvario". En ese momento a Antonieta le entró un violento ataque de tos y vomitó, pero en cuanto se le pasó quiso continuar: "Querido Jesús te quiero repetir que te quiero mucho mucho"...»

Murió el 3 de julio de 1937 en medio de terribles dolores. No había cumplido ni siquiera 7 años. Su vida ha sido un testimonio de santidad para todos los niños.

Fue declarada Venerable el 17 de diciembre de 2007.

Oración:

Oh Dios, Padre de los humildes, te damos gracias porque en Antonieta nos has dado una imagen viva de tu Amor y de tu Sabiduría, revelada a los sencillos. Tú, que le concediste la Gracia de unirse a la Cruz de nuestro Señor Jesucristo y de sufrir con fortaleza y alegría, haz que ahora su gozo en la tierra sea para todos un ejemplo luminoso de fidelidad al Evangelio, concédenos su amor sencillo y ardiente a la Eucaristía y a la Iglesia; socórrenos en nuestra pobreza y por su intercesión, según tu santa voluntad, concédenos la gracia que confiados te pedimos. Amén.

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Siervo de Dios Antonio da Rocha Marmo

Siervo de Dios Antonio da Rocha Marmo

Antonio nació el 19 de octubre de 1918 en San Pablo, Brasil. De pequeño, cuando lo sacaban a pasear por las calles y por casualidad pasaba frente a alguna iglesia, agitaba sus bracitos pidiendo para entrar allí. Era muy inteligente. Luego de estudiar el catecismo, lo transmitía a otros niños después de jugar. Antonio manifestaba gran respeto por los sacerdotes, incluso decía que quería ser uno. Una mañana, él y su familia participaron en la primera Misa del Padre Olegario da Silva. En el momento de besar sus manos consagradas, el pequeño Antonio las abrazó con veneración y lágrimas, dejando conmovido al nuevo sacerdote.

En febrero de 1929 Antonio enfermó de tuberculosis y fue enviado al hospital de San José de los Campos. Una tarde, cuando vio a su madre entristecida por su salud, le dijo: "Madre, debemos hacer la voluntad de Nuestro Señor. ¡Nuestro Señor me necesita!"

El 20 de diciembre de 1930, recibió la santa unción junto con la Comunión, y luego dijo: "¡Le estoy agradeciendo a Dios! ¡Qué hermoso camino... cubierto de flores... qué hermosas son! ¡Cuántos ángeles! Mira, mamá... Me invitan a acompañarlos... ¡Qué hermoso desfile! ... Voy, madre... Ya veo... Sí... ¡veo una luz!..." Luego encendieron dos velan a una imagen de San Antonio de Padua que estaba junto a su cama, y el pequeño Antonio dijo: "antes de que se consuman estas velas, estaré en el cielo. Estoy cansado... necesito descansar..." Fue el comienzo de la agonía. Cuando el reloj marcó las 23:30 del 21 de diciembre de 1930, el niño abrió los ojos, miró a su alrededor, y sonriendo a todos entregó su alma pura a Dios.

Oración:

Oh Jesús, que dijiste; Dejen que los niños vengan a Mí, porque de ellos es el Reino de los Cielos, escucha nuestra oración para que te dignes glorifica a Tu Siervo Antonio, quien a temprana edad supo recorrer los caminos de la virtud y enseñarlos a sus amigos. Danos la gracia de vivir cristianamente, a fin de que un día en el cielo podamos cantar las alabanzas de Dios, después de haberlo honrado en la tierra con la práctica de sus Mandamientos y los de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana. Oh Señor, bendice a todos los niños, especialmente a los enfermos. Amén.

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Sierva de Dios Ángela Iacobellis

Sierva de Dios Ángela Iacobellis

Ángela nació en Roma el 16 de octubre de 1948 y fue bautizada el 31 de octubre en la Basílica de San Pedro, su hermoso rostro era el espejo de su pureza. Recibió su Primera Comunión y Confirmación el 29 de junio de 1955 en Nápoles.

Del testimonio de los padres y de aquellos que la conocieron, sabemos que su amor a Jesús en la Eucaristía era inmenso y que el rezo del Rosario la acompañó a lo largo de su breve peregrinación terrenal. Angela decía: “Debemos darle el primer lugar a Dios”. Era una niña normal en sus afectos familiares, en la escuela, con sus amigos y en los juegos.

A los 11 años sufrió con paciencia y heroísmo los dolores atroces de la leucemia, consolando a los demás. Aceptó el tratamiento y cuando se dio cuenta de que su enfermedad avanzaba, no se impacientó ni se desanimó, sino que aceptó conscientemente la Voluntad de Dios, expresando toda su alegría y generosidad en la oración, en una conversación íntima y sencilla con el Señor. Predicó en silencio y con el ejemplo.

En la fase final de la enfermedad, Ángela pasaba de un análisis clínico a otro, de una transfusión a otra hasta que una obstrucción intestinal definitivamente complicó el pronóstico. El suministro de oxígeno no mejoró la situación. Y el 27 de marzo de 1961, su alma voló al cielo.

“Bienaventurado eres, Padre del cielo y de la tierra, porque has revelado a los pequeños los misterios del reino de los cielos” (Mt 11, 25), esta cita del evangelio está grabada en la lápida de su tumba, y refleja fielmente la corta vida de Ángela Iacobellis.

Oración:

Padre Eterno, que diriges el mundo con una voluntad de amor; Hijo Eterno, que te ofreces al mundo como objeto de amor; Espíritu Eterno, que transformas el mundo con la fuerza de tu amor, alcánzanos por intercesión de tu Sierva Ángela, las gracias útiles al alma y al cuerpo, para que te sirvamos con amor y humildad. Amén.

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Siervo de Dios Domingo Zamberletti

Siervo de Dios Domingo Zamberletti

Domingo Zamberletti nació en Varese (Italia) el 24 de agosto de 1936. Amó a los suyos con un amor intensísimo y fue correspondido con un afecto igualmente intenso, fruto de una educación profundamente humana y cristiana. La oración lo atraía en tal forma que una vez se quedó abstraído, hasta que una monjita lo sacudió:

  • “Domingo, ¿todavía no has terminado de rezar?”.
  • “¿Ya es hora de irnos? No me doy cuenta del tiempo que pasa”, contestó sorprendido.

Para la música tenía una inclinación especial. Desde pequeño había comenzado a ejercitarse en el piano que tenían sus padres. A los 9 años era organista oficial en su parroquia.

Otra pasión suya era la atención a los monaguillos; los dirigía con un celo envidiable. Su deseo más grande tal vez era poseer el don de la bilocación: ¡hallarse en el órgano para tocar y en el presbiterio para servir!

Domingo era mimado por todos, obsequiado por camareros y servidores -su familia era económicamente acomodada, siendo propietaria de un hotel- podía permitirse una vida de gran señor. ¡Por el contrario, no! Estaba siempre listo a ayudar a las sirvientas, pese a ser el hijo de los dueños. Cada día tomaba el ferrocarril y luego el tranvía, para bajar e ir al colegio salesiano de Varese. Era inteligente y despierto.

Con la dirección del confesor, con la oración, la mortificación y el cumplimiento gozoso y exacto de sus deberes, logró avanzar allí donde pocos lo habrían conseguido. Descollaba por su alegría y serenidad, por la intensa vida interior y la gran caridad hacia los pobres: varios de ellos se presentaban en el hotel de los Zamberletti, y aquí Domingo había dado indicaciones en la cocina para que prepararan un plato más. ¡Esta santidad juvenil es tan necesaria el día de hoy!

A comienzos de enero de 1949 se presentaron los primeros síntomas de la pleuresía. Guardó cama hasta la muerte. Rezaba y ofrecía su enfermedad, que fue imparable. Aguantó dolores atroces hasta el 29 de mayo de 1950, cuando, antes de expirar, dijo a su madre que lo asistía: “Mamá, estoy bien, me voy al Cielo”.

Tenía solamente 13 años y 9 meses.

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San José Luis Sánchez del Río

San José Luis Sánchez del Río

José Luis Sánchez del Río nació el 28 de marzo de 1913 en Sahuayo, en México. Cuando en 1926 estalló la así llamada "guerra cristera", sus hermanos se unieron a la fuerzas rebeldes al régimen, violento y anticristiano, que se había instaurado en el país. También José fue reclutado.

En Sahuayo el catolicismo era muy activo y por esta razón el movi¬miento de los "Cristeros" estaba muy arraigado. Los sacerdotes que vivían como clandestinos se quedaron en Sahuayo durante toda la persecución, sin abandonar jamás a su grey, celebrando la Eucaristía en secreto y administrando los sacramentos, de los que el joven José participaba asiduamente. En esos años, se hablaba con frecuencia de los primeros mártires cristianos y muchos jóvenes estaban deseosos de seguir sus huellas.

El 25 de enero de 1928, en el curso de una violenta batalla, José fue capturado y llevado a su ciudad natal, donde fue encarcelado en la iglesia parroquial, que había sido profanada y devastada por los federales. Le hicieron la propuesta de huir para evitar la condena a muerte, pero él la rechazó.

Durante su detención, y con el fin de hacerlo renegar de su fe para que pudiera salvarse, fue torturado y obligado a asistir al ahorcamiento de otro muchacho que estaba prisionero con él. Le desollaron las plantas de los pies y lo obligaron a caminar hasta el cementerio, allí, puesto ante la fosa donde sería enterrado, lo apuñalaron sin darle muerte, pidiéndole de nuevo que renegara de su fe. Pero José, cada vez que lo herían, gritaba: "¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!" Por último, fue ejecutado con un disparo de arma de fuego. Era el 10 de febrero de 1928. Tenía casi 15 años de edad. Tres días antes había escrito a su madre: "Resígnate a la voluntad de Dios. Yo muero contento porque muero al lado de Nuestro Señor". Fue canonizado el 16 de octubre de 2016. Su Fiesta se celebra el 10 febrero.

Oración:

Señor Dios que otorgaste la palma del martirio a San José Sánchez del Río, al profesar y defender con su sangre la fe en Cristo Rey del universo, concédenos por su intercesión, alcanzar la gracia de ser como él, fuerte en la fe, seguros en la esperanza, y constantes en la caridad. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

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Siervo de Dios Aldo Marcozzi

Siervo de Dios Aldo Marcozzi

El Siervo de Dios Aldo Marcozzi nació en Milán el 25 de julio de 1914. Recibió una excelente educación cristiana, primero por sus padres, luego por los maestros de la escuela, y a la edad de nueve años comenzó a asistir al Instituto Gonzaga en Milán, dirigido por los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

De su breve existencia no hay episodios extraordinarios, pero todo en su vida diaria fue excepcional, como la inteligencia, la candidez de su alma, el estudio, la devoción ardiente a Jesús y la Virgen, la fidelidad a los deberes cotidianos, la bondad hacia los demás, la oración. Le gustaba el deporte y leía el Evangelio todos los días.

Aldo era un amante de Jesús Eucaristía, un día escribió en su cuaderno: “Jesús me ama y me estrecha a su Corazón con los dulces vínculos de su amor”. Desde la edad de diez años participaba en la misa todas las mañanas haciendo de monaguillo y recibiendo la Comunión; se confesaba todas las semanas, convencido de que incluso el más mínimo pecado ofendía el amor de Jesús Eucaristía. La madre dijo: “La Eucaristía era el deseo más grande de Aldo en la vida y su supremo deseo en la muerte”.

Después de la Misa, el Rosario fue su oración favorita.

En 1927 ingresa en la Acción Católica. Aldo lee atentamente la vida del actual Beato Pier Giorgio Frassati, el titular de su Centro de la Acción Católica, y se propone imitarlo. Llegará a ser, como Pier Giorgio, un cristiano de una sola pieza.

Aldo Marcozzi, golpeado por una enfermedad grave, tuvo una larga agonía, durante la cual no hizo más que suspirar el nombre de Jesús; su muerte, más que una muerte, fue un triunfo de la santidad.

El “adolescente radiante y eucarístico”, murió sonriendo a sus padres y parientes cerca de su cama, el sábado 24 de noviembre de 1928 en su casa en Milán.

Durante el Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires en 1934 fue distribuida a los niños una estampa de este joven Siervo de Dios.

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Beata Antonia Mesina

Beata Antonia Mesina

Antonia Mesina nació en Cerdeña, el 21 de junio de 1919, la segunda de una familia de diez hijos.

Era muy devota de santa María Goretti, mártir de la pureza. Dada la débil salud de su madre enferma, ella tenía que multiplicarse para atender a todos sus hermanos.

Se destacó por su conducta ejemplar, por su devoción al Santísimo Sacramento y a la Santísima Virgen María, a quien dedicó el rezo diario del santo Rosario.

Poco vivió Antonia, pues el 17 de mayo de 1935, faltando poco para cumplir los 16 años, después de haber ido a Misa, como todos los días, fue a recoger leña al campo.

Un hombre la agredió para violarla. Se resistió, y el agresor se ensañó con ella. Con una piedra enorme despedazó ferozmente el cuerpo de la joven virgen. Fue un crimen atroz, que causó un gran impacto en toda la isla.

Fue beatificada el 4 de octubre de 1987 por S.S. Juan Pablo II. Su Fiesta se celebra el 17 de mayo.

Oración:

Oh Dios, Padre de los humildes, que en la Beata Antonia Mesina, enriquecida con el don del martirio, haz ofrecido a tu Iglesia un brillante ejemplo de pureza y fortaleza, concédenos también, a través de su intercesión, ser puros y fuertes en las pruebas de la vida y en las labores y preocupaciones de cada día. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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Siervo de Dios Gustavo María Bruni

Siervo de Dios Gustavo María Bruni

Gustavo María nació en Turín el 6 de mayo de 1903. Su existencia fue muy corta, casi 8 años, pero espiritualmente intensa. En esa pequeña alma el Amor de Dios estaba visiblemente presente, porque no se explica que ya a la tierna edad de 3 años Gustavo manifestara su deseo de recibir a Jesús, con peticiones inocentes y no caprichosas, cuando era llevado a la iglesia por los padres.

En 1909, el Beato Miguel Rúa, sucesor de Don Bosco, lo admitió a recibir la Primera Comunión en la iglesia del Oratorio. Gustavo le dice a su padre:

- ¿Sabes, papá? Ahora que he comulgado siento que podré llegar a ser santo; antes, no.

Desde ese día de verdadero paraíso, todos sus pensamientos, todas sus obras, todas sus palabras, revelaron el amor que tenía por Jesús. El alma de los niños, llena de candor como el rocío de la mañana, es especial para captar al Jesús de la Eucaristía.

Tal fue el ardor de su alma, que deseaba convertirse en sacerdote pronto, para poder comunicar a Jesús a las almas.

Gustavo María Bruni, fue y es conocido como el “Pequeño Serafín de Jesús Sacramentado”, de hecho integró una Asociación infantil de adoración eucarística cotidiana.

Pronto fue probado por la divina voluntad con la enfermedad. Gustavo desde su cama ofreció sus sufrimientos con tal fortaleza y resignación que maravillaría hasta a los más perfectos.

Falleció santamente el 10 de febrero de 1911, edificando a sus padres y a todos los que lo visitaron en su pequeño Calvario.

Veinte días antes de su fallecimiento, el Beato Felipe Rinaldi, entonces Prefecto General de la Pía Sociedad Salesiana, quien lo había estado asistiendo, declaró: “Nuestro Gustavo ha alcanzado el más alto grado de perfección cristiana”. Esta declaración auténtica de un experto director de almas contiene la síntesis de la corta vida en la tierra de Gustavo, y a la luz de su ejemplar santidad y apostolado eucarístico, han surgido vocaciones sacerdotales y religiosas.

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Venerable Pilar Cimadevilla

Venerable Pilar Cimadevilla

Pilar, nació en Madrid el 17 de febrero de 1952. Fue hija del coronel Amaro Cimadevilla y de doña María del Rosario López-Dóriga. Desde temprana edad se caracterizó por su genio vivo que le ganó el apelativo de "la Brava". Dócil e inteligente, empezó a destacar al poco tiempo por su piedad.

La Primera Comunión marcó un hito en su vida: "Mi Primera Comunión fue toda para Jesús", diría ella misma.

A los nueve años fue internada en el Hospital Militar debido a un cáncer doloroso e irreversible. Pilar sufrió inapetencia y cansancio extraordinarios, a lo que se le sumó la aparición de un ganglio en el cuello. Fue atendida por las religiosas Hijas de la Caridad quienes le proponen formar parte de la Unión de Enfermos Misioneros, y ella se entusiasmó de tal modo con la idea de ofrecer sus sufrimientos por las misiones, sabiendo que sus sufrimientos podían ser convertidos por el Señor en fuente de conversión y salvación de muchos. Toda su vida se convirtió en un acto de entrega al Señor. Aquí es donde comenzó a mostrarse lo extraordinario de la niña: su heroísmo en el sufrimiento, no se quejaba de sus fuertes dolores, no solicitaba sino la ayuda indispensable, se preocupaba más de los demás que de ella misma...

Una mañana, al concluir su acción de gracias después de la comunión, sorprendió a sus padres con estas frases: "Abrid las ventanas y poneos muy contentos, pues me acaba de decir el Niño Jesús que sí, que me llevará con El, pero que todavía tengo que sufrir otro poco, porque puedo ser santa". Un día después, el 6 de marzo de 1962, la niña cayó en brazos de su madre recién cumplidos los diez años de edad. El 19 de abril de 2004 fue declarada Venerable.

Oración:

Oh Jesús, amigo de los niños, que quieres que todos se acerquen a Ti, y atrajiste de tal modo a Pilar con la fuerza de tu Amor que ella respondió a tu llamada y entregó generosamente su vida por las Misiones. Te rogamos que los niños del mundo entero tengan la alegría de sentirse Hijos de Dios y hermanos unos de otros, cumpliendo así tu mandamiento de amor. Te pedimos, por intercesión de la Venerable Pilar, la gracia... Amén.

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Venerable Maggiorino Vigolungo

Venerable Maggiorino Vigolungo

Maggiorino nació en Benevello, Italia, el 6 de mayo de 1904, de una humilde familia de campesinos, pero ricos de fe. De inteligencia abierta y temperamento vivaz, quería ser el primero en todo: en el estudio, en el juego, en el trabajo, en la bondad. Su maestra Pierina Pusinieri, dijo un día: “este niño será un santo o un malandrín”.

Al encontrarse con el P. Santiago Alberione, Maggiorino empezó con él la dirección espiritual y se entusiasmó con tres realidades que se convirtieron en su ideal: hacerse santo lo antes posible, ser sacerdote y convertirse en apóstol de la buena prensa. Con 12 años, respondiendo a la invitación del Señor, entró en la Sociedad de San Pablo. El P. Alberione se convenció de que Dios, al encomendarle la vocación de Maggiorino, no sólo confirmaba su ministerio de fundador y educador, sino que también le confiaba una voz profética para la Iglesia y para los jóvenes de todo el mundo.

Maggiorino amante de la Eucaristía, y no queriendo saber nada con la mediocridad, se propuso como programa de vida: “Progresar un poquito cada día”. Y se mantuvo fiel a este compromiso hasta la muerte, realizando admirables progresos en la virtud y en el trabajo apostólico.

Su vida terrena concluyó a poco de cumplir los 14 años, después de caer gravemente enfermo de pleuresía. Al preguntarle el padre Alberione si deseaba sanarse o irse al Paraíso, respondió: “Deseo que se cumpla la voluntad de Dios”. Y ofreció gozosamente su vida por la naciente Familia Paulina y por su misión apostólica. Mientras sus compañeros concluían el triduo ofrecido por él, el sábado 27 de julio de 1918 Maggiorino dejaba la tierra para irse al cielo. Sus últimas palabras dichas al P. Santiago Alberione, fueron: “Salude en mi nombre a mis compañeros; que oren por mí y que nos encontremos todos juntos en el Paraíso”.

Fue declarado Venerable 28 de marzo de 1988.

Oración:

Oh Padre Bueno y Santo, tú has enviado a la tierra a Jesucristo Maestro para revelar a los hombres los tesoros de tu sabiduría, santidad y amor; te agradecemos por haber elegido a Maggiorino para difundir el Evangelio y por haber concedido a tu Siervo, juntamente con el deseo de santidad, un amor tan grande por la salvación de los hermanos, hasta llegar a ofrecer su vida por el apostolado. Te suplicamos, Señor, que glorifiques ya aquí en la tierra a este joven apóstol, para gozo y ejemplo de tanto jóvenes, a fin de que, ayudados por tu gracia y atraídos por su ejemplo, lleven a cabo con valor y con amor la misión que les has encomendado a cada uno de ellos, para tu gloria y el bien de los hombres. Señor, por la intercesión del Venerable Maggiorino, obtenme la gracia que ahora te pido... Amén.

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Sierva de Dios María Isabel Acuña Arias

Sierva de Dios María Isabel Acuña Arias

María Isabel Acuña Arias, nació en San José, Costa Rica el 5 de marzo de 1941. Fue una niña admirable en la que el amor a Dios fue su principal característica. Su amor por el prójimo y entrega hacia los más necesitados la convirtieron muy pronto en una imagen de caridad para los que la conocieron.

Para la graduación de sexto grado, las niñas de la escuela acostumbraban a vestirse de blanco para recibir el diploma. María Isabel recibía de su papá algunas monedas para que las ahorrara y se comprara el vestido. Una vecina que era muy pobre no tenía dinero para comprarlo y entonces María Isabel dividió el dinero en partes iguales para comprar dos vestidos, uno para la niña y el otro para ella. Sin embargo, todas sus ayudas fueron en secreto.

Su padre se había apartado del catolicismo y justo el día que ella recibió el sacramento de la eucaristía, él se marchó de la casa. Eso caló hondo en ella y empezó a pedirle a Dios para que su papá regresara a la Iglesia.

Murió el 15 de agosto de 1954 y fue sepultada en el Cementerio General de Heredia. El padre Ángel Menéndez, su confesor, llevó en forma detallada la historia de la pequeña, pero gran parte de esa información se perdió con los años.

Cuando tenía 12 años empezó a sufrir de fuertes dolores de cabeza. Los médicos le diagnosticaron un tumor cerebral. Aunque los dolores se hacían más fuertes, ella no se quejaba, aunque el sufrimiento era evidente. María Isabel le comentó a un sacerdote que ofrecía su dolor a Dios pidiendo la conversión de su padre, que ocurrió semanas antes de que la niña falleciera. Su papá regresó al catolicismo, se confesó y comulgó con la niña. Para esos días, María Isabel había perdido el sentido de la vista.

Desde el día de su fallecimiento su tumba es visitada constantemente por personas que piden un milagro o agradecen el que han recibido.

El 19 de marzo de 2018 la Arquidiócesis de San José en Costa Rica ha iniciado su proceso de canonización.

Oración:

Oh Dios lleno de ternura y bondad, que escogiste a María Isabel para que fuera un testimonio elocuente de la vida cristiana en la inocencia de su infancia. Te pedimos humildemente que, así como adornaste con tu gracia la vida de esta niña con virtudes excepcionales, así nos embellezcas a nosotros con gracias que nos permitan transparentar el rostro de Cristo a los hermanos. Permítenos ser, a ejemplo de ella, sencillos, humildes, serviciales, caritativos y sobre todo, obedientes a tu santísima voluntad, que puede pedirnos hasta la ofrenda de nuestra vida, por la enfermedad, como se lo pediste a tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo en el ara de la cruz, para luego glorificarlo por la Resurrección de entre los muertos. Te lo pedimos, Padre, por la mediación única de Jesucristo, tu Hijo, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

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Venerable Silvio Disegna

Venerable Silvio Disegna

Silvio Dissegna nació el 1 de julio de 1967 en Moncalieri (Italia). Recibe la primera Comunión con mucha devoción a los ocho años. Tenía grandes proyectos; quería ser maestro.

Vivió una infancia normal durante los primeros diez años de su vida, antes de que presentara dolores en las piernas, síntoma de un cáncer en los huesos. Tiene que recibir quimioterapia. Con apenas once años de edad, el pequeño se aferró al Santo Rosario y no dejaba de portarlo día y noche. "Tengo muchas cosas que decir a Jesús y la Virgen María", afirmaba, y ofrecía sus padecimientos por la conversión de los pecadores y el éxito del apostolado de sacerdotes y misioneros.

En medio de su tratamiento se esforzaba por vivir decididamente su testimonio cristiano, como lo hizo durante su estancia en un hospital en París, donde se propuso rezar para reparar por cada una de las malas palabras que decía uno de los pacientes en el lugar. Preocupado por este pecado le confió a su padre: "Papá, no voy a ser capaz de reparar aquí en París con el mismo número de Avemarías todas las maldiciones que este hombre dice contra el Señor y la Señora: Tendré que decir más cuando vuelva a Italia".

La conversión de los demás fue su mayor preocupación, superando la de sus propias y notables dolencias. Ofrece sus dolores por el Papa, la Iglesia y los sacerdotes.

Un día vio a Jesús en sus sueños con tal realismo que nunca dudará del amor de Jesús y, por eso, quería siempre recibirlo en la Comunión para amarlo más y unirse más a Él, y porque decía que los dolores que sufría sólo podría soportarlos con Jesús.

Por su ya evidente testimonio de santidad, un allegado quiso grabar un mensaje suyo que pudiera ser reproducido en la radio para beneficio espiritual de las personas, pero el niño se opuso. "Yo no tengo nada que decir, por favor", respondió. "Y además la emisión del mensaje sirve sólo a Italia, pero si digo un Ave María en mi habitación se utiliza en todo el mundo".

Esta inusual claridad de pensamiento se mostró en conmovedoras expresiones en las que se evidencia la forma como vivió su padecimiento con un sentido sobrenatural. "Mamá, estoy en el camino al calvario", afirmó al acercarse la etapa terminal de su enfermedad, "pero después de eso, aún queda la Crucifixión. Mamá, prepárate".

En el ápice de su sufrimiento, cuando el cáncer, que había roto su pierna izquierda, le causó heridas en todo el cuerpo y perdió el sentido de la vista y parte del oído, aún persistía sin quejarse, manteniendo una única exigencia: "Quiero recibir la Sagrada Comunión todos los días. Necesito a Jesús todos los días, lo que presenta una gran cantidad de fuerza para mí y para ti, mamá y papá".

El Venerable Silvio murió el 24 de septiembre de 1979, tras haber recibido por tercera vez la Unción de los Enfermos, de forma apacible al caer la noche. Decenas de sacerdotes y numerosos fieles acudieron a su funeral, dando testimonio de una ya fuerte fama de santidad. La ejemplar entrega del niño en medio de su dura enfermedad y su extraordinaria devoción, particularmente expresada en el rezo del Santo Rosario, son el principal sustento de su fama de santidad. Fue declarado Venerable en noviembre de 2014.

Oración:

Padre Misericordioso, que nos has dado a tu Hijo Jesús, para redimir al mundo a través de la Cruz, y has asociado a sus sufrimientos a Silvio Dissegna, humildemente te ruego que glorifiques a tu Venerable Siervo en la tierra, quien ofreció un ejemplo de cómo abrazar la Cruz, y concédeme por su intercesión la gracia que deseo ardientemente. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

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Siervo de Dios Herman Wijns

Siervo de Dios Herman Wijns

El Siervo de Dios Herman Wijns nació el 15 de marzo de 1931 en Merksen, Bélgica. De sus padres aprendió a rezar cada día, por la mañana y por la noche, a participar en la Santa Misa los domingos y a querer bien a todos. Creció convirtiéndose en un amigo de Jesús. Un día, al volver a casa después de sus juegos, encontró a su padre rezando a la Virgen con el rosario. -"Quiero rezar también contigo",- le dice.

Apenas tiene cinco años, pero es muy inteligente. Sus padres lo inscriben en una escuela regida por buenos religiosos. Cada trimestre las notas son mejores. En el colegio, Herman se apasiona por todo, pero especialmente en conocer más y mejor al Señor, cultivando una cada vez más estrecha amistad con Él.

Es el primero de la clase, pero está siempre pronto a ayudar a todos. Acepta con gusto los pequeños sacrificios del estudio, de la disciplina, del respeto a los demás.

En su parroquia, en la primavera de 1937 empieza a asistir al catecismo para prepararse a la 1ª Comunión. Tiene sólo seis años pero insiste a sus padres y al párroco: "Quiero prepararme también, quiero recibir este año la Primera Comunión". El 14 de julio de 1937 realiza su gran sueño: recibe a Jesús Eucaristía por vez primera. Desde aquel momento asistirá a Misa cada día, siempre con la Comunión, acompañado de una confesión frecuentísima, de la oración y de un intenso compromiso de vida cristiana.

Por la tarde regresaba rápidamente a la iglesia, para agradecer a Jesús por haberlo recibido en su corazón por la mañana, y prometerle que viviría "con Él en su Corazón"..

Un día su padre le pregunta: "¿Qué quieres ser de mayor?" La respuesta no se deja esperar: "Primero aprenderé a servir en la Misa, después me haré sacerdote". Le responde el padre: "Tienes que prepararte siendo cada día mejor, ofreciendo a Dios tus sacrificios".

Mientras tanto llega una gran desgracia a la familia: el señor Wijns pierde el trabajo. Herman, a la salida del colegio, gana un dinerillo haciendo pequeños recados, contento de poder ayudar en casa.

Continúa fiel a su programa: Oración y penitencia. Se levanta prontísimo, a las cinco de la mañana, corre hacia la iglesia, desgrana su primer rosario, asiste a Misa. Después de comer, el segundo rosario; por la noche, el tercero. Y es solo un niño de 9 años. Con una grandísima fe decide resolver él la triste situación. Empieza una novena a la Virgen, después una segunda, y una tercera... hasta veinticinco novenas. En el último día, después de 25 novenas, su papá encuentra trabajo en el Ministerio. Comenta Herman: "¿Veis cómo cuando se persevera en la oración uno consigue todo de Dios?"

El 24 de mayo de 1941 encuentra por la calle un crucifijo, lo lleva a casa, lo limpia, lo besa, lo cuelga en su habitación diciendo: "Tengo que ofrecerle la vida en reparación por los pecados del mundo, por los llamados al sacerdocio." Al atardecer, jugando con sus amigos, cae y queda herido gravemente en una pierna, perdiendo mucha sangre. En el hospital sufre dos intervenciones muy dolorosas. El 26 de mayo, plenamente consciente, se confiesa, recibe a Jesús Eucaristía en el Viático, y la Extremaunción.

Está tranquilo, con una grande alegría en su rostro, como quien va a una fiesta largamente esperada. El sacerdote que lo asistió le oyó murmurar: "In saecula saeculorum. Amen"."Papá, mamá, voy a Jesús. Me quedaré con él para siempre". Al instante partía para ver a Dios. Su causa de beatificación fue iniciada en su diócesis natal, en Bélgica.

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Venerable Nelson Santana

Venerable Nelson Santana

Nelson nació en Ibitinga, Brasil, el 31 de julio del 1955. Era el tercer hijo de João y Ocrécia Santana. Fue bautizado el 1º de octubre del 1955. La familia estaba compuesta por ocho hermanos. Recibió la primera instrucción religiosa en familia.

En 1964 fue internado en el hospital pediátrico de la Santa Casa de Araqua (San Pablo) a causa de fuertes dolores en un brazo. Durante su estancia allí, conquistó la simpatía y el amor de los médicos, enfermeros y otros niños también internados.

Fue particularmente importante para él Sor Genarina Gecchele, de la Congregación de los Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús, la cual notó la pureza del niño y durante todo el período de estadía se ocupó de transmitirle la catequesis. Nelson respondió con entusiasmo y gran interés a las enseñanzas cristianas. Hizo su Primera Comunión el 15 de julio de 1964 en la capilla del hospital donde se encontraba.

El Siervo de Dios tuvo la extraordinaria capacidad de entender el significado del sufrimiento de Nuestro Señor Jesucristo; nunca se lamentaba, es más, consolaba a los demás.

Un día dijo a su madre: “Promete a Jesús que no te lamentarás ante el sufrimiento y el dolor”. De hecho los dolores del pequeño Nelson aumentaban, le diagnosticaron un osteosarcoma, y la solución que se presentaba era la amputación. Sor Genarina comunicó esto al niño, pero él comprendió muy bien y con seguridad respondió: “He dicho que el dolor es muy importante para aumentar el verdadero amor y mantener valerosamente el amor ya conquistado”. Otros niños que estaban internados junto con el Siervo de Dios comprendían su sufrimiento y continuamente le hacían compañía.

Nelson cada día manifestaba el deseo de recibir la Comunión Eucarística. Respondió con extraordinaria devoción a las oraciones del ritual de la Unción de los enfermos y murió santamente la Vigilia de Navidad de 1964 a causa del tumor. Fue sepultado en el cementerio de San Benedetto, en la ciudad de Araracuara, y son muchísimos los devotos que cada día piden gracias y favores por intercesión de Nelson orando en su tumba que está siempre cubierta de flores.

Fue declarado Venerable el 6 de abril de 2019.

Oración:

Oh Jesús, que has revelado las riquezas del Reino del Padre celestial a los humildes, y has demostrado una particular predilección por los niños, bendiciéndolos y sanándolos, mira con bondad a tu Iglesia. Necesitamos modelos actuales de santidad, para mostrar que ser santo no es una cosa del pasado. Tenemos el testimonio de Nelson Santana, quien nos dio ejemplo de aceptación ante el sufrimiento y encontrando en la Eucaristía la fuerza para vencer, nos enseñó que Eres un remedio para los enfermos y consuelo para los afligidos. Oh Jesús, concédenos que nuestras vidas estén animadas por un gran amor por ti y a nuestros hermanos. Señor, te pedimos con humildad y confianza, que glorifiques a tu Siervo Nelson, dando a tu Iglesia la alegría de invocarlo oficialmente como un santo. Por sus méritos e intercesión, te pedimos la gracia que tanto deseamos... Amén.

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Venerable María del Carmen González

Venerable María del Carmen González

María del Carmen González nació en Madrid el 14 de marzo de 1930. Ya desde los cinco años era la encargada de dirigir el rosario en familia y de recitar de memoria las letanías de la Virgen en latín, algo de lo que sus padres se sentían muy orgullosos; también le gustaba pasar mucho tiempo mirando imágenes piadosas que iba guardando en una caja.

La persecución religiosa que había comenzado algunos años antes en España, se hizo entonces más fuerte. La familia de María del Carmen no se libró de estos sucesos porque a finales del mes de agosto el padre fue arrestado y conducido a prisión, donde le haría una emocionante confesión a su mujer: "Los niños son demasiado pequeños, no comprenden, pero cuando sean grandes diles que su padre ha luchado y dado su vida por Dios y por España para que se los pueda educar en una España católica donde el crucifijo presida todas las escuelas". Días más tarde sería asesinado.

Tras la muerte de su marido, la madre de Mari Carmen se traslada a vivir a la embajada de Bélgica por correr peligro. Sus hijos quedaron al cuidado de su tía Sofía, que relataría más tarde la actitud de la niña ante aquellos difíciles momentos: "Durante su estancia en mi casa, la niña recitaba todos los días el rosario de las llagas del Señor para la conversión de los asesinos de su padre". El 6 de abril de 1938 María del Carmen ofrece a Dios su vida por la conversión de los asesinos de su padre.

El 8 de abril, al regresar del colegio, debe guardar cama: se le ha declarado una escarlatina. Lo que al principio parecía insignificante, se agrava: primeramente aparece una otitis, luego una mastoiditis que degenera en septicemia cardíaca y renal.

El 17 de julio de 1939, María del Carmen exclamó: "Hoy me voy a morir, ¡me voy al cielo!". Doña Carmen, su madre, congregó entonces a toda la familia alrededor de la pequeña. De pronto, la niña se volvió hacia ella y le dijo: "Pronto voy a ver a papá, ¿quieres que le diga algo de tu parte?... Ámense unos a otros". "Jesús, José y María asistidme en mi última agonía, haced que muera en vuestra compañía", fueron sus últimas palabras. Cuando hubo muerto, le pusieron el vestido de su primera comunión. El 12 de enero de 1996 fue declarada Venerable.

Oración:

Oh Jesús, Tú que eres "la flor del campo y el lirio de los valles" y que dijiste "Dejad que los niños se acerquen a mí", has querido infundir en el alma de María del Carmen la virtud de la inocencia y el deseo de volar al cielo antes de verse manchada con la culpa; por aquel heroico amor con que en medio de los mayores sufrimientos, mantuvo su generosa entrega, te suplicamos que, suscites en los hogares cristianos una legión de almas puras que sigan sus huellas, y que, si es tu voluntad glorificarla en la tierra, nos concedas las gracias que te pedimos por su intercesión. Amén.

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Siervo de Dios Antonio Ferrer Rodrigo

Siervo de Dios Antonio Ferrer Rodrigo

Antonio nació el 19 de febrero de 1921 en Alfafar (Valencia). Se llamaban sus padres Eliseo y Milagros. Antonio era el mayor de cuatro hermanos. A los seis días de su nacimiento recibió las aguas del bautismo. El 16 de marzo de 1922, contando la edad de un año, fue confirmado junto con otros niños del pueblo, por el arzobispo de Valencia don Enrique Reig. En su niñez Antonio conquistó el corazón de todos los suyos, especialmente de su abuelo materno Antonio Rodrigo que era un labrador de avanzada edad y de profundas raíces cristianas. Asistía diariamente a misa y hacía rezar el rosario en familia. Al abuelo le encantaba ir a misa acompañado de su nieto, a quien poco a poco iba enseñando las principales oraciones que se rezaban en la Iglesia. Y así, desde muy pequeño Antonio fue asumiendo las prácticas religiosas. A su vez asistía a la catequesis impartida por el vicario parroquial. En aquel tiempo se incorporó al grupo de monaguillos de la parroquia. A la edad de 9 años, el 25 de mayo de 1930, festividad de la Santísima Trinidad, tomó la primera Comunión.

Se recuerda que en aquella época se tomó ya muy en serio su labor de monaguillo, y así fue creciendo dentro de la parroquia, hasta que llegó a la edad en que los chicos dejaban de frecuentar la Iglesia, cosa que no sucedió con Antonio, en quien muy al contrario se fue enraizando una inclinación hacia las cosas de la religión y del culto, no corriente en los niños de esa edad. Era frecuente verle marchar a la iglesia con su misal, ayudando a misa, pasando la bandeja de la colecta, llevando la cruz en los entierros y en las procesiones, etc. Sobre todo será recordado en sus momentos de oración silenciosa ante el Santísimo o rezando el rosario a la Virgen del Don. Gustaba de la lectura espiritual y religiosa; entre los libros que conserva la familia figura el devocionario “Áncora de Salvación”. Pertenecía a la cofradía del Rosario, en cuyas iniciativas participaba activamente, como en el hecho de rezar el rosario los domingos del mes de octubre por las calles del pueblo. También estaba afiliado a la cofradía del Sagrado Corazón de Jesús, al cual tenía mucho fervor. Su madre, doña Milagros, contaba muchas veces que Antonio acompañaba a su padre, quienes solían junto con otros vecinos ir por la noche a escuchar y responder el saludo de Ave María, cuando el sereno daba la hora.

Llegó 1931 y con la II Republica la Iglesia Católica vivió malos momentos. Se constituyó la Acción Católica Juvenil de Alfafar, perfilándose claramente como presidente local Antonio Ferrer, él se sintió muy satisfecho e ilusionado con la empresa emprendida, y así se lo comunicó al vicario general de Oviedo, don Juan Puertes Ramón, gran entusiasta también de la Acción Católica. El 2 de diciembre de 1936 se presentaron dos milicianos y dos funcionarios del Ayuntamiento para arrestar a Antonio. Su padre, ante tal requerimiento confesó que no deseaba abandonar a su hijo y que a donde lo llevasen exigía él también ir. Al anochecer de ese mismo día, padre e hijo fueron conducidos en un coche a la torre de Espioca en el término de Picassent. Llegados allá los hicieron bajar del coche, Antonio iba rezando, sin dejar de murmurar sus oraciones, y según testigos las últimas palabras que pudo pronunciar fueron: “¡Viva Cristo Rey!”, ya que con una navaja le cortaron la lengua, según parece por negarse a decir donde había ocultado determinados objetos de la Iglesia, pero sobre todo para castigarlo por sus comentarios y, cómo no, para que no hablara más de Dios antes de morir. En presencia de su padre recibió un tiro en la sien y así dieron fin a la vida de este joven de 15 años cuyo único delito consistió en haber creído en Dios. A continuación, mataron a su padre de un tiro convirtiéndoles en gloriosos mártires para la Iglesia.

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Sierva de Dios Odette Oliveira

Sierva de Dios Odette Oliveira

Odette nació el 15 de septiembre de 1930 en la ciudad de Río de Janeiro (Brasil), su padre fue Francisco Rodrigues de Oliveira y su madre fue Alicia Vidal. Los padres eran profundamente religiosos y sobre todo de gran caridad hacia los necesitados. Poseía un amor extraordinario a Jesús Sacramentado e iba a la misa con frecuencia con su madre. Desde los cuatro años tenía coloquios íntimos con Jesús en el Santísimo Sacramento.

Su familia se mudó al barrio de Botafogo, y allí Odette hizo su Primera Comunión el 15 de agosto de 1937. Desde entonces, al recibir la comunión, ella decía: “¡Oh mi Jesús, venid ahora a mi corazón!”. Su confesor testificó su fe viva, confianza inamovible, intenso amor a Dios y al prójimo. Odette ejercitaba la búsqueda de la santidad de forma extraordinaria para una niña tan joven. La modestia y el pudor fueron una gran señal de su alma pura y buena. Rezaba el Rosario diariamente, y tenía total confianza en Nuestra Señora.

Sus últimos días fueron vividos en una dolorosa enfermedad, la meningitis. Ella hizo gala de la paciencia cristiana. En medio de tantos dolores, decía: “Jesús mío, te amo, y te pido que te ame por toda la eternidad. Yo os ofrezco, oh mi Jesús, todos mis sufrimientos por las misiones y por los niños pobres”. El 25 de noviembre de 1939, recibió la Santa Comunión y decía en su Acción de Gracias: “Mi Jesús, mi amor, mi vida, mi todo, llévame al cielo”, y serenamente entregó su alma a Dios.

Oración:

Oh Buen Jesús, que has elegido a los niños, sanándolos y bendiciéndolos, demostrando así una predilección particular por ellos. Atiende con amor nuestra oración, por los méritos infinitos de tu Sagrado Corazón y del Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen que, si es para tu mayor Gloria y el bien de nuestras almas, te dignes glorificar, ante toda la Iglesia, a tu Sierva Odette, lirio de pureza y caridad, y ejemplo de vida para el pueblo de Dios. Unidos en la Comunión eucarística y guiados por la dulzura del Espíritu Santo, concédenos, por su intercesión, la gracia que te pedimos. Amén.

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Siervo de Dios Ramón Montero Navarro

Siervo de Dios Ramón Montero Navarro

Ramón Montero Navarro nació en Tomelloso, España, el 7 de enero de 1930. Siendo muy pequeño sufrió una caída de caballo. Fue reconocido por un médico que no le detectó ninguna lesión.

Poco tiempo después de haber recibido su primera comunión, Ramón enfermó del mal de tuberculosis vertebral permaneciendo enfermo y enyesado hasta la edad de 14 años. Durante su enfermedad tuvo un comportamiento tan admirable que cuantos lo visitaban en su cama, quedaban admirados viendo cómo soportaba dolores, pero siempre con su sonrisa y la aceptación de la voluntad de Dios, a la vez que animaba y confortaba a sus padres.

En el día de su muerte, que él presentía, llamó a sus padres. Su papá le dijo: “¿Qué quieres, hijo mío?”. Y él le respondió: “Quiero veros”, y le dijo a su mamá que se acercase: “¡Abrázame, mamá!”, a la vez que le decía: “¡Cuánto te quiero!”, y así permaneció abrazado a su madre expirando en sus brazos sin que ella se diera cuenta, pues pensaba que se había dormido.

El carmelita P. Pedro Benítez, su director espiritual, había pedido para Ramón el privilegio de poder ingresar en la Tercera Orden del Carmen a su tierna edad de 14 años. Ramón lo deseaba mucho ya que había orado para que los Carmelitas se hicieran cargo del Colegio de Tomelloso.

Falleció con fama de santidad el 2 de febrero de 1944 y son muchas las personas que manifiestan haber recibido gracias por su intercesión.

Oración:

Padre Santo: Tú que has revelado los secretos de tu Reino a los pequeños y humildes, dígnate glorificar a tu Siervo Ramón, que a su tierna edad se unió íntimamente a los dolores de la Pasión de tu Hijo, inmolándose por la conver¬sión de los pecadores. Concédenos la gracia de su glorifica¬ción, si ésta es tu santa voluntad, a la vez que te pedimos (pídase la gracia que se desee alcanzar), si es para nuestro bien y nuestra santificación. Amén.

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Siervo de Dios José Ottone

Siervo de Dios José Ottone

El siervo de Dios José Ottone nació el 8 de marzo de 1928 en Benevento, Italia. De padre desconocido, sólo se sabe que su madre quedó embarazada después de una violencia sexual. Iba a ser abortado pero una amiga hizo desistir a la mujer de esta decisión y en noviembre fue adoptado por Domenico Ottone y María Capria.

Gracias a su madre adoptiva, "Pepito" como lo llamaban, creció en la fe y en tantas otras virtudes. Sincero, disciplinado, siempre alegre, antes de entrar en la escuela pasaba por la Iglesia para una breve visita a Jesús en el altar, era el primero en la clase.

La madre era muy buena, pía y paciente, al contrario del padre, al que le gustaba beber y tenía el carácter muy fuerte, colérico. José era un ángel de paz en la familia, ayudaba a la madre a soportar la violencia del padre que se emborrachaba continuamente.

Era también muy misericordioso; a escondidas ayudaba a los pobres con las moneditas que conseguía ahorrar y muchas veces donaba la merienda que le daban para la escuela. Cada mañana un anciano esperaba el almuerzo que él le traía y de vez en cuando invitaba a un amiguito menos afortunado a comer a casa.

Con gran fervor recibió la primera comunión a los 7 años. Muchas veces se iba en bicicleta hasta Pompeya a rezarle a la Virgen del Rosario a la cual tenía una gran devoción. Como a los chicos de su edad, le gustaba leer, se inventaba aventuras con sus amigos y soñaba ser militar de la marina cuando fuera mayor.

Pero llegaron tiempos más duros, era la época de la primera guerra mundial y a su madre muy enferma la tuvieron que hospitalizar para realizarle dos operaciones muy delicadas, y más para aquellos tiempos. Pepito ante tal motivo y por el gran amor que tenía por su madre adoptiva se puso muy mal y angustiado. Temiendo por la vida de ella, pensó en ofrecerse al Señor a cambio de su madre.

El día que iba a ser operada su madre, el niño encontró en la calle una estampita de la Virgen de Pompeya, la recogió y besándola dijo: "Virgen mía, si mamá debe morir, por favor llévame a mí en vez de a ella". Fueron sus últimas palabras, en ese mismo momento empalideció y cayó a tierra sin conocimiento.

Lo llevaron de urgencia al hospital donde estaba su madre que milagrosamente no necesitó ser sometida a la operación. Al saberlo no se corrió de al lado de su hijo, que murió al día siguiente, 4 de febrero de 1941. María vivió hasta los 88 años de edad.

Jesús aceptó el sacrificio del pequeño Pepito llevando su alma noble al cielo eterno. Inmediatamente la reputación de santidad del pequeño José se extendió por toda la ciudad, todos los que lo conocían lo consideraban santo.

El 6 de abril de 1962 se abrió el proceso de Canonización y el 25 de octubre de 1964 los restos de José fueron trasladados a la Iglesia del Espíritu Santo de Torre Annunziata.

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Siervo de Dios Ángel Bonetta

Siervo de Dios Ángel Bonetta

Ángel nace el 18 de septiembre de 1948 en Cigole, Italia, hijo de Francisco y Julia. Es un niño vivaz que apenas es posible mantenerlo bajo control, con travesuras propias de su edad. Estudió en el jardín de infancia de las hermanas Canosianas. Guiado por la ayuda de las hermanas se vuelve más reflexivo y cuidadoso. Presentaba una fuerte inclinación a la oración y al amor a Jesús, y se prepara para recibirlo en la Eucaristía. El 14 de abril de 1955 con tan sólo seis años recibe la primera comunión.

Se convierte en monaguillo, con entusiasmo en el servicio de la Misa todos los domingos; es simpático con sus compañeros, cuidadoso con los demás niños. Jugaba muy bien al fútbol; muy a menudo los compañeros le buscan para arbitrar, ya que tienen plena confianza en él.

Aprovecha su carisma y simpatía para arrastrar a sus compañeros con el fin de involucrarlos en su fuerte dimensión religiosa.

Joven inteligente, completó la escuela primaria, y a los once años entra en un internado en Brescia para continuar sus estudios, pero después de sólo quince días comienza a cojear visiblemente por un dolor agudo en la rodilla. Informaron a toda prisa a su casa; sus padres le ingresaron en el hospital en Brescia para ser examinado: el diagnóstico es cáncer, un sarcoma óseo. Así comenzó un Vía Crucis de dolorosos y largos tratamientos. A pesar de los cuidados intensivos no se logra impedir la amputación de la pierna, efectuada el 2 mayo de 1961. En la larga convalecencia en el hospital se une a los Voluntarios del Sufrimiento; lee la historia de los pastorcitos, Francisco y Jacinta de Fátima, a quien la Virgen María había dirigido la invitación a la penitencia y oración por la conversión de los pecadores; Ángel encuentra en Fátima y en el testimonio de los pastorcitos un modelo a seguir.

Lo que para otros sería un desastre para maldecir, él lo acepta como un don que debe ofrecer, “Señor te ofrezco todo por los pobres pecadores, pero ayúdame tú a no negarte nada”.

Ángel siempre estaba sonriendo, y no se dejó detener por el deterioro de su salud. No se cierra en su dolor; siempre bromeando y en un buen estado de ánimo se mueve con facilidad en las muletas, restando importancia a su malestar, consolando a los pacientes de los distintos departamentos del hospital donde era hospitalizado de vez en cuando, animándoles a tener una tranquila resignación y a fortalecerse espiritualmente a través de la oración.

En agosto de 1961 participó en el retiro celebrado en Re (Novara) por los Voluntarios del Sufrimiento, convirtiéndose en un amigo de todos y un modelo para otros enfermos. El fundador de la Asociación de Voluntarios del Sufrimiento, el Beato Luis Novarese (1914 - 1984), dándose cuenta de su aspiración de entrega total a Jesús Crucificado, en mayo de 1962 lo invitó a tomar una decisión de consagración al Señor.

Fue el 21 de septiembre de 1962 con poco menos de catorce años, que hace sus votos de castidad, obediencia y pobreza, en la Asociación de los Silenciosos Operarios de la Cruz. Ese día pudo decir: “Ahora soy verdaderamente todo tuyo, Jesús. Todo tuyo y de la Virgen María para la conversión de los pecadores”.

Para Ángel esa fue la mayor alegría en todos sus años de dolor, pero, veinte días más tarde, el 12 de octubre de 1962, se vio obligado a quedarse en cama, de la cual ya nunca se levantaría debido al imparable avance del tumor. El 27 de enero 1963 se confiesa, recibe el Viático y la unción de los enfermos; cerca de la medianoche invita a orar a los presentes y ora con sus seres queridos alrededor de la cama, y luego se queda dormido. Alrededor de las dos de la mañana se despierta y mirando a la estatua de la Virgen que estaba en la mesa de noche se queda dormido en el Señor. Tenía 14 años.

Su causa de beatificación se abrió oficialmente el 19 de mayo de 1998.

Oración:

Padre misericordioso, que en Jesucristo nacido de la Virgen María, nos has mostrado tu amor por los pequeños y por los que sufren, te damos gracias por las maravillas que has obrado en el niño Ángel Bonetta. Lo moldeaste con la suave fuerza de tu Espíritu y lo convertiste en un imitador heroico de Cristo Crucificado. Glorifica a tu Siervo fiel y concédenos la gracia que, por su intercesión, imploramos de tu bondad. Haznos imitadores de Cristo y danos un corazón atento y generoso hacia los sufrimientos de nuestros hermanos, para proclamar al mundo la alegría que viene de Ti. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

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Venerable Anna de Guigné

Venerable Anna de Guigné

Anna nació en Annecy (Francia), el 25 de abril de 1911. «Anna, si quieres consolarme, tienes que ser buena» le dijo un día su madre que había quedado viuda. Desde aquel momento la niña, a menudo desobediente, soberbia y celosa, llevará una lucha continua y acérrima para ser buena.

Para Anna el faro que alumbra su camino de conversión es su primera comunión a los 6 años, que deseó con toda su alma, y que preparó con alegría. Llegado el momento, y porque a su corta edad necesitaba una dispensa, el obispo la sometió a un examen que aprobó con extrema facilidad. «Mi deseo es que tengamos todos el nivel de conocimiento de la religión de esta niña» dijo el examinador.

El transcurso de su corta vida expresa la paz de una gran felicidad íntima, alimentada por su amor a Dios que se extiende, a medida que va avanzando en edad, a un círculo cada vez más amplio de personas: sus padres, su familia, su entorno, los enfermos, los pobres, los incrédulos. Ella vive, reza, sufre por los demás.

Padeció de reuma muy joven, supo lo que era el sufrimiento y lo hizo ofrenda: «Jesús, te lo ofrezco»; o bien: «Oh no, no sufro, aprendo a sufrir». Pero en diciembre de 1921 sufrió una meningitis, que la obligó a quedarse en la cama. Repetía sin cesar: «Dios mío, quiero todo lo que Tú quieras, añadiendo sistemáticamente a las oraciones que hacían para su recuperación: «... y cura también a los demás enfermos».

Anna falleció al alba del 14 de enero 1922, después de un último intercambio con la monja que la acompañaba: «Hermana, ¿puedo ir con los ángeles? - Sí, mi niña bonita. - ¡Gracias, Hermana, oh gracias!»

El 3 de marzo 1990 el Papa Juan Pablo II firmó el decreto reconociendo la heroicidad de las virtudes de Anna de Guigné, proclamándola Venerable.

Oración:

Señor, te damos gracias por permitir que tu pequeña servidora Anna de Guigné sea declarada "venerable" por tu Iglesia. Nos recuerdas así tu amor especial por los niños y que sólo puede entrar en tu Reino aquel que sea como uno de ellos. Por eso, dígnate concedernos la gracia que te pedimos, a fin de que, si es tu santa voluntad, la Iglesia pueda pronto, al proclamar a Anna «beata», dárnosla como protectora y modelo para los niños de todo el mundo. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

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Siervo de Dios Ulrico Sarti

Siervo de Dios Ulrico Sarti

Ulrico nació en Cervia, Italia, el 1 de julio de 1930. Quien fue su maestra de primaria, Inés Zanotti, lo recuerda por su generosidad y disposición a la reflexión.

Se unió a la Asociación Pier Giorgio Frassati de los jóvenes de la Acción Católica Italiana, bajo la guía espiritual de Don Ido Castagnoli.

En 1940 Ulrico se mudó a Rávena para asistir a la escuela secundaria. Fue recibido por sus abuelos maternos que, junto con su tía Alberta, lo siguieron en sus estudios. Su padre lo visitaba todas las semanas y sólo ocasionalmente Ulrico regresaba a casa, porque los medios de transporte en aquellos años no eran fáciles y la Segunda Guerra Mundial estaba en progreso.

En los dos años que estuvo en Rávena con sus abuelos, continuó frecuentando los Sacramentos.

El domingo 31 de mayo, después de asistir a gimnasia, Ulrico bebió agua en la bomba de un establo cercano. El agua estaba infectada y contrajo tifus. Después de un período de incubación, la enfermedad se reveló en toda su gravedad. El 21 de junio cayó en cama. Posteriormente fue hospitalizado hasta que concluyó su vida terrena, el viernes 31 de julio de 1942.

Los últimos momentos de su vida estuvieron marcados por un sufrimiento terrible, pero él vivió su sacrificio afrontándolo con espíritu cristiano y gran dignidad.

El 2 de agosto de 1942, todo Cervia participó en su funeral en la Catedral y acompañó el ataúd blanco al cementerio. Su tumba ahora está junto a una pared de la pequeña iglesia del cementerio, como su hijo ilustre.

Su muerte santa santificó esta tierra, levantando oleadas de admiración en importantes políticos, religiosos, laicos, jóvenes y en niños. El Arzobispo Mons. Joseph Verucchi dijo: “Hay una flor en Cervia que no debe ser olvidada. Una flor hermosa, fresca y fragante. Una flor que donó en poco tiempo serenidad, paz, alegría, amor, valentía, fe: este es Ulrico Sarti.”

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Sierva de Dios Anfrosina Berardi

Sierva de Dios Anfrosina Berardi

Anfrosina nació el 6 de diciembre de 1920 en San Marco di Preturo, Italia. En abril de 1931 comenzó a experimentar un dolor abdominal intenso. La hospitalizaron y el 14 de mayo se le realizó una apendicectomía. Sin embargo, la cirugía no parece resolver sus problemas. Una radiografía posterior resaltará una obstrucción intestinal progresiva.

Anfrosina, consciente de su empeoramiento gradual, se preocupaba de morir sin recibir la Primera Comunión. Pero el 13 de octubre de 1932, tuvo la alegría de recibir a Jesús por primera vez y también el sacramento de la Confirmación.

Anfrosina comienza a ofrecer sus sufrimientos por la salvación de los demás y a unir sus penas con las de Jesús en la Cruz, transformándolas en un regalo para todos aquellos que acuden a su cama para recibir algún consejo. Según sus primeros biógrafos, parece que la capacidad de leer en los corazones se desarrolla en ella, invitando a la conversión, especialmente a aquellos que se acercan a ella en un estado de pecado.

En la mañana del 13 de marzo de 1933, después de haber sonreído a los padres, se duerme dulcemente en el Señor. Anfrosina es llamada “mártir de la paciencia y de la resignación”, es un modelo luminoso de fe, de piedad, de heroica fortaleza, de amor a Jesús Sacramentado y a la Santísima Virgen.

Oración:

Oh Señor Dios, Santísima Trinidad, que has deseado llenar a tu fiel Sierva Anfrosina con tan distinguidos dones, recibe mi plegaria y concédeme, por su intercesión, las gracias necesarias para mi verdadero bien espiritual y material. Te ruego sinceramente, oh Padre misericordioso, implorando también la intercesión de la Santísima Virgen, a quien la piadosa Anfrosina amaba tanto. Amén.

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Siervo de Dios Santos Franco Sánchez

Siervo de Dios Santos Franco Sánchez

Santos Franco Sánchez, modelo para la infancia y la juventud, nació en Hinojosa del Duque, España, el 13 de julio de 1942, en una familia profundamente cristiana. Era el sexto de trece hermanos. Estudió en el colegio de los padres carmelitas y siempre se le encontraba poniendo paz entre sus compañeros y entre sus hermanos. Santos era amigo de la concordia, perdonaba las ofensas, se interesaba por los pobres, ofrecía su enfermedad por la Iglesia. A los 10 años empezó a sufrir dolores de cabeza muy fuertes y fiebre alta.

En su adolescencia le dio una meningitis y cuando transido de dolor, el párroco, le pidió que ofreciera sus dolores por la Iglesia y sus necesidades, él le contestó: “desde el primer momento que empecé a sentir dolor, no he dejado de ofrecerlos al Señor por las misiones, los sacerdotes y los pecadores”. Cuando estaba muy enfermo una de sus hermanas le pregunta: “¿quieres curarte o ir al cielo?”. Sin dudar contestó: “ir al cielo”.

Cuando más intensos eran sus dolores de cabeza, produciéndoles convulsiones que lo dejaban extenuado, de sus labios salía una sonrisa de paz interior y decía: “todavía no, aún me queda sufrir un poco más”. Nunca perdió la sonrisa. "Mamá, tú no sufras, que se cumpla la voluntad de Dios", le decía a su madre. Sus familiares recordarán siempre su mirada profunda, noble, serena, inocente. Una mirada que decía mucho de este pequeño de once años. Sólo era un niño cuando murió, pero el testimonio de entereza que dio durante los dos meses de sufrimiento reveló la grandeza de su alma.

Al aproximarse su muerte, abrazó a sus padres y les dijo: “ya me voy a ir pronto al cielo, me queda muy poco tiempo. No me olvidaré de vosotros. Os quiero mucho. No lloréis que yo estoy muy alegre. ¿Que importan los sufrimientos? ¡Qué hermoso, allí está Dios y la Virgen!”.

Falleció en su ciudad natal a los once años el 6 de febrero de 1954.

Oración:

Padre Santo, que has revelado los secretos de tu Reino a los sencillos y humildes, dígnate glorificar al pequeño Santos, que con fe gigante se unió a los dolores de la Pasión de tu Hijo, y concédeme, por su intercesión, el favor que te pido... Amén.

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Sierva de Dios Anna Gabriella Caron

Sierva de Dios Anna Gabriella Caron

Anna Gabriella nació el 29 de enero de 2002 en Tolón, Francia. Era la mayor de cuatro hermanos, y enfermó cuando apenas tenía seis años después de quejarse de un dolor en la pierna que la hacía cojear. Los dolores eran tremendos y pronto empezó la quimioterapia. Cuando parecía que el tumor había desaparecido de repente reincidió y se extendió por todo el cuerpo.

Fue en este momento cuando comenzó la lección de esperanza que esta niña dio al mundo. “Aunque no me gusta estar enferma tengo suerte porque puedo ayudar al buen Dios a llevarle a la gente de nuevo a Él. Quiero ayudar a los que sufren”.

Durante su enfermedad, Anna fue un foco de atracción para sus familiares, para otros enfermos y también para muchos religiosos. Algunos de estos últimos la acompañaron durante todo este proceso y recuerdan un momento especial para la niña: su primera comunión. Tres días antes de este acontecimiento tan importante para ella tuvo que ser hospitalizada de urgencia por un problema cardíaco. Finalmente llegó el día y pudo cumplir su sueño. De hecho, Anna dejó escrito: “Estoy feliz porque puedo decir: estoy cerca de ti, mi Dios”. Después de su muerte, el sacerdote que aquel día le dio la comunión recordaba que “nunca he visto a nadie recibir la comunión como ella lo hizo”.

Cinco meses antes de morir ella confesó a su madre algo que le marcó profundamente: “Le he pedido a Dios que me dé todos los sufrimientos de los niños del hospital”. Y Dios se los dio porque en ocasiones decía: “y estoy sufriendo tanto…”. Para la pequeña Anna su ejemplo era santa Teresa de Lisieux, a la que quería imitar en su vida. Y tenía tal confianza en Dios que ella alegremente, pese al sufrimiento, decía claramente: “seré santa”.

El corazón de esta pequeña de ocho años no parecía el de una niña pues sólo pensaba en hacer el bien pese al sufrimiento que rodeaba su vida.

Sin embargo, pese a su niñez el dolor también le llevó a momentos de dudas y a un desierto espiritual del que pronto salió con fuerza. Recuerda su madre que la pequeña llegó a decir expresiones como “necesito que alguien me diga que Dios es realmente bueno” o “cuando veo que tan pocas personas creen en Dios, me pregunto si realmente existe”.

Pero esas dudas pronto se disiparon y el último tramo de su vida estuvo marcado por la oración y la comunión. Hasta el obispo de Toulon, monseñor Dominique Rey, llegó incluso a ir a su casa a llevarle la comunión a la niña. Su madre recuerda que Anna creía firmemente estar viviendo su propia Pasión junto a Jesucristo.

El último mes de su vida estuvo marcado por momentos de gracia. Anna perdonó a quienes la habían lastimado, así como a quienes se habían burlado de ella. También expresó su voluntad de pedir perdón a todos aquellos a quienes pudo haber hecho daño. Y expresó una y otra vez su amor por sus padres, su hermano y sus dos hermanas.

Sosteniendo una imagen de Cristo en la cruz, exclamó: “Es demasiado… Jesús… Él sufrió demasiado…”. Unas horas más tarde, se la encontró en paz. Así se despidió. Murió en la tarde del 23 de julio de 2010.

Oración:

Santísima Trinidad, por el Inmaculado Corazón de María, te damos gracias por la pequeña Anna Gabriella, por todo lo que has realizado en su corta vida. Ella se entregó libremente a Tu Amor y fue animada de un gran celo por la salvación de las almas. Te pedimos, por su intercesión, que nos concedas esta gracia..., que pedimos de Tu Misericordia infinita, si tal es Tu Voluntad de Amor para nosotros. Amén.

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