
San Rafael es uno de los tres arcángeles mencionados en las Sagradas Escrituras, junto con San Miguel y San Gabriel. Su nombre, del hebreo Rafa-El, significa “Dios sana” o “Medicina de Dios”, lo que refleja su papel como un arcángel asociado a la curación y la protección divina.
San Rafael en la Escritura
El libro de Tobías, un libro deuterocanónico del Antiguo Testamento, es la única parte de la Biblia donde se menciona explícitamente a San Rafael. Esta narración es fundamental para entender su misión:
1. Acompañante del joven Tobías: San Rafael aparece como un hombre común, bajo el nombre de Azarías, y es enviado por Dios para acompañar al joven Tobías en un largo viaje que emprende por orden de su padre, Tobit. Tobit, un hombre piadoso y ciego, necesita ayuda para recuperar un dinero que había dejado en otra ciudad y también ruega a Dios por la curación de su vista.
2. Protector en el viaje: San Rafael guía y protege a Tobías a lo largo del viaje. Durante el camino, ayuda a Tobías a capturar un pez en el río Tigris, cuyas partes (el hígado, el corazón y la hiel) tienen propiedades curativas según las instrucciones de San Rafael. Con estos elementos, más adelante, Tobías puede liberar a Sara, su futura esposa, de la influencia del demonio Asmodeo, que había causado la muerte de sus anteriores esposos.
3. Curación de Tobit: Al regresar del viaje, San Rafael instruye a Tobías para que unja con la hiel del pez los ojos de su padre Tobit, lo que milagrosamente restaura su vista. De este modo, San Rafael se manifiesta como intercesor y agente de la curación divina.
4. Revelación de su identidad: Después de cumplir su misión, San Rafael revela su verdadera identidad a Tobit y su familia, diciéndoles que él es uno de los siete arcángeles que están ante el trono de Dios (Tobías 12, 15). Les pide que den gracias a Dios por su intervención y les enseña a alabar y bendecir al Señor por su misericordia.
San Rafael en la Tradición
Además de su papel en el libro de Tobías, la tradición cristiana ha vinculado a San Rafael con otras misiones importantes, aunque no estén explícitamente narradas en la Escritura. Se le considera el patrono de los viajeros, de los enfermos y de los médicos, por su papel como protector y sanador. Su intervención no se limita a lo físico, sino también a la sanación espiritual y moral.
San Rafael es invocado con frecuencia en oraciones para pedir protección en los viajes, curación en las enfermedades y guía en momentos de confusión o peligro. Por eso, su intercesión es muy popular en la vida devocional de la Iglesia.
San Rafael en la Liturgia
En el calendario litúrgico tradicional, su fiesta se celebra el 24 de octubre, como recuerdo de su intervención en la vida de Tobías y su papel como uno de los siete arcángeles. En la liturgia, se lo invoca como uno de los grandes protectores de la humanidad, junto a San Miguel y San Gabriel.
Iconografía
San Rafael es frecuentemente representado en la iconografía cristiana con un bastón de viajero, acompañado de Tobías y un pez, simbolizando su papel en el viaje de Tobías y la curación de su padre. A veces también se lo representa con una flor de lirio, que simboliza la pureza y el consuelo espiritual que ofrece a quienes están en aflicción.
Devoción y Patronazgo
San Rafael es el patrón de varias órdenes religiosas, hospitales, médicos, farmacéuticos, y viajeros. En la actualidad, su devoción sigue viva en la Iglesia, especialmente en momentos en que los fieles buscan curación física o espiritual. Muchas iglesias y capillas están dedicadas en su honor, y su imagen es común en lugares de oración y peregrinación.
Reflexión Espiritual
San Rafael Arcángel nos recuerda la continua presencia de los ángeles en nuestras vidas. Su misión como “medicina de Dios” es un testimonio del amor de Dios por sus criaturas, brindando asistencia tanto en las dificultades físicas como espirituales. El viaje de Tobías es una metáfora del propio viaje espiritual del hombre, en el que Dios provee guía, protección y sanación a través de sus ángeles.
San Rafael es un modelo de obediencia perfecta a la voluntad de Dios y un intercesor poderoso al que podemos acudir en momentos de necesidad. Su historia nos enseña que Dios, en su providencia, siempre envía ayuda a quienes lo invocan con fe, especialmente a través de sus ángeles.
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