
Fragmento:
“En la tranquilidad y en la confianza estará vuestra fortaleza.”
— Cfr. Isaías 30, 15.
Reflexión:
El alma que calla para escuchar a Dios se fortalece. El silencio no es vacío, sino un espacio donde la voz divina se hace clara. En medio del ruido del mundo, aprender a callar es aprender a vivir en la presencia de Dios, dejando que su palabra nos sostenga y nos guíe.
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