La oración por los pecadores

Fragmento:

“Lloraba y oraba por mí, para que tú me iluminaras.”

— San Agustín, Confesiones, III, 11 (sobre Santa Mónica).

Reflexión:

La perseverancia de Santa Mónica en la oración por su hijo es ejemplo de fe inquebrantable. Ninguna súplica por la conversión de un alma cae en saco roto. Dios escucha las lágrimas de quienes aman de verdad.


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