
Fragmento:
“Esta es mi Sangre, que será derramada por muchos para el perdón de los pecados.”
— Mateo 26, 28.
Reflexión:
La Sangre de Cristo nos abre las puertas de la misericordia del Padre. En cada confesión, esa Sangre nos lava y nos restaura. Hoy, agradezcamos al Señor este don, renovando el deseo de mantenernos en gracia.
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