
Pontificado: Hacia el año 97 al 105 d.C.
Fiesta litúrgica: 26 de octubre.
San Evaristo fue el quinto Papa de la Iglesia Católica, ocupando el puesto después de San Clemente I. No se tienen muchos detalles históricos sobre su vida, pero las tradiciones de la Iglesia nos han transmitido algunos aspectos importantes de su pontificado y martirio. Es considerado un papa fundamental para la organización interna de la Iglesia primitiva.
Origen
Según los registros de San Ireneo de Lyon y el Liber Pontificalis, San Evaristo nació en Grecia, hijo de un judío de Belén llamado Judas. Su origen semita y griego refleja la diversidad que ya existía entre los primeros cristianos. En este contexto, su ascendencia hebrea, junto con su educación griega, lo habrían dotado de una comprensión amplia tanto del judaísmo como del helenismo, lo que sería clave en su labor pastoral en Roma.
Contexto de su Pontificado
San Evaristo vivió en una época en la que la Iglesia enfrentaba la persecución del Imperio Romano bajo el gobierno de emperadores como Trajano. En ese tiempo, los cristianos estaban organizándose y creciendo, pero también eran blanco de sospechas y violencia, ya que se les acusaba de practicar supersticiones ilícitas y de oponerse a la religión oficial del Imperio. La Iglesia de Roma comenzaba a consolidar su estructura jerárquica, y el papel del Papa iba tomando mayor relevancia como líder espiritual y guía doctrinal para los fieles.
Obras y Contribuciones
Uno de los legados más importantes atribuidos a San Evaristo es la organización y estructuración de la Iglesia de Roma. Según el Liber Pontificalis, se le atribuye haber dividido la ciudad en varias parroquias o distritos (conocidos como títulos) para facilitar el trabajo pastoral, estableciendo así una organización más clara que permitiría una mejor atención espiritual a los fieles. Además, nombró a varios presbíteros para cada una de esas parroquias, anticipando lo que sería el desarrollo del sistema parroquial en toda la Iglesia.
También se le atribuye haber sido el Papa que ordenó a los obispos la costumbre de estar siempre acompañados de al menos siete diáconos para ayudarlos en sus tareas y para garantizar la comunión de los obispos con su clero.
Martirio
Aunque no se tienen detalles exactos sobre su muerte, la tradición señala que San Evaristo sufrió el martirio bajo el reinado de Trajano, uno de los emperadores que persiguieron a los cristianos en el siglo I. Fue enterrado cerca de la tumba de San Pedro en la Colina Vaticana, lugar de honor reservado a los papas y mártires.
San Evaristo es recordado principalmente por su fidelidad en tiempos difíciles y su organización pastoral, que sentó bases para el desarrollo de la Iglesia en Roma. Aunque las fuentes históricas son limitadas, su martirio y su contribución a la consolidación de la estructura de la Iglesia en Roma lo sitúan como un pastor digno de veneración.
Legado
San Evaristo fue una figura que ayudó a fortalecer la Iglesia en Roma durante los primeros tiempos de persecución. Su ejemplo de liderazgo, sabiduría pastoral y sacrificio por Cristo inspira a los fieles a seguir firmes en la fe, incluso en medio de las pruebas.
Su fiesta se celebra el 26 de octubre en el calendario tradicional, recordando su martirio y su servicio fiel como Sucesor de Pedro.
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