
Fragmento:
“Y uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.”
— Juan 19, 34.
Reflexión:
De la herida del costado nace la Iglesia y se abren para nosotros los sacramentos. Contemplemos con gratitud ese Corazón herido, que sigue latiendo por nuestra salvación. Hoy, ofrezcámosle reparación por tantas ofensas que recibe.
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