
Fragmento:
«La pureza del cuerpo es ornamento del alma.»
— San Juan Crisóstomo, Homilía sobre el Génesis.
Reflexión:
La virtud de la pureza no es sólo una abstención de actos impuros, sino una disposición del alma para reflejar la belleza de Dios. El corazón puro ve a Dios (Mt 5, 8), porque ha aprendido a ordenar los afectos según la verdad. En un mundo que exalta el desorden, la pureza es una luz que guía y ennoblece el alma cristiana.
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