
Fragmento:
“El alma que ama a Dios se entrega toda a Él, y no se guarda nada para sí.”
— San Alfonso María de Ligorio, “Práctica del amor a Jesucristo”, cap. 1.
Reflexión:
Amar a Dios verdaderamente implica una entrega sin reservas. El alma que se guarda algo para sí, aún no ha comprendido la total donación del Amor divino. Cada día es una nueva oportunidad para entregarse más: en el deber cumplido, en la oración sincera, en la caridad concreta. El amor no se mide en palabras, sino en renuncias.
Descubre más desde ARCADEI
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.