
Fragmento:
“Si padecemos, también reinaremos con Él.”
— Cfr. 2 Timoteo 2, 12.
Reflexión:
El sufrimiento, aceptado con fe y ofrecido con amor, se transforma en trono para reinar con Cristo. No se trata de buscar la pena por sí misma, sino de abrazar con paciencia lo que Dios permite, y unirlo al sacrificio redentor del Señor. Así se purifica el alma, se alcanza mérito, y se glorifica a Dios.
Descubre más desde ARCADEI
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.