
Fragmento:
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.”
— Lucas 9, 23.
Reflexión:
La cruz no es un accidente en la vida cristiana, sino parte esencial de ella. Aceptar la cruz de cada día, con amor y confianza, nos configura con Cristo y nos abre a la verdadera libertad: la de quien se entrega totalmente al querer de Dios.
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