Jueves Santo, In Coena Domini

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Extracto del Decreto General sobre la restauración de la liturgia de la Semana Santa: 

“Permítase que los fieles aprendan con cuanto amor Nuestro Señor Jesucristo, en el día anterior a su Pasión, instituyó y consagró la Santa Eucaristía, como Sacrificio y Sacramento, memorial perpetuo de su Pasión, para que fuese ofrecido cada día a través del ministerio de sus sacerdotes. Que se los invite, tras la Misa, a rendir la debida adoración al Santísimo Sacramento. Finalmente, en donde se pueda, que se ilustre el mandamiento amoroso del Señor sobre el fraternal Lavatorio de los pies, el cual se reproduzca de acuerdo a las rúbricas para enseñar a los fieles el profundo significado de este santo rito, y para que pasen este día entregados a obras de caridad cristiana”.

La Misa de hoy conmemora especialmente la Institución de la Sagrada Eucaristía en la Última Cena y la Ordenación de los Apóstoles como sacerdotes de la Nueva Alianza, y es, por tanto, una Misa de alegría y de acción de gracias. Por ende, la Iglesia hace de lado momentáneamente el penitencial color violeta, y se reviste con ornamentos blancos; el altar está decorado; se dice el Gloria. Durante este Gloria las campanas suenan, y desde ese momento hasta la Vigilia Pascual permanecerán silenciosas.

En la Misa pontifical los óleos se bendicen para el Bautismo, laConfirmación, las Sagradas Ordenes, la Extremaunción, y laconsagración de altares e iglesias.

En este día se consagra un copón extra para la Función Litúrgica de los Presantificados (de aquí su nombre) del Viernes Santo. Tras la Función Litúrgica este copón se lleva en procesión solemne hacia el altar del Monumento, mientras se entona el Pange Lingua

El uso de la palabra “Mandato” nos remite a la ceremonia del Lavado de los pies, llamado Mandatum, tomado de las primeras palabras de la Antífona: Mandatum novum do vobis (San Juan 13, 34). El Mandatum tiene lugar en este día porque Nuestro Señor Jesucristo lavó los pies de sus Apóstoles antes de la Institución de la Sagrada Eucaristía, ceremonia de la cual esta fiesta (en latín, Feria Quinta In Coena Domini) toma sus más características peculiaridades. La Epístola, el Evangelio, la Secreta, el Communicantes (propio de la fiesta), la Poscomunión, la Procesión con el Santísimo Sacramento después de la Misa, y la puesta del copón con las hostias consagradas durante la Misa en un tabernáculo del “Altar del Monumento”, donde permanecerán hasta el día siguiente, todo tiende a conmemorar la Institución del Divino y Augusto Sacramento. Este día era la única fiesta consagrada al Santísimo Sacramento hasta que fue instituida la fiesta solemne del Corpus, el jueves después del Domingo de la Santísima Trinidad. Para expresar de manera sensible a los ojos de los fieles, la majestad y unidad de esta Cena que el Salvador dio a sus discípulos y a todos nosotros en su persona, la Iglesia prohíbe hoy a los sacerdotes, la celebración de toda misa privada, fuera del caso de necesidad. Quiere que sólo se ofrezca un sacrificio.

Hay una Comunión general en la Misa solemne, en la cual participan los sacerdotes para conmemorar antiguas ceremonias, cuando en las iglesias catedrales el Santo Sacrificio era ofrecido por el Obispo, rodeado por su clero. 

Pasada la Misa vespertina, el Altar es denudado para demostrar cómo se interrumpe el Santo Sacrificio, el que no volverá a ser celebrado allí hasta que haya finalizado el Sábado Santo.

Fuente: Cf. Misal Diario Católico Apostólico Romano 1962