Apariciones de Nuestra Señora del Buen Suceso

Publicado por: Servus Cordis Iesu

El 2 de febrero de 1634, la Madre Mariana rezaba delante del Santísimo Sacramento, ella vio que la luz del santuario se apagaba, quedando el altar a oscuras. La Santa Virgen María explicó en seguida los cinco significados de la luz del Tabernáculo que había sido apagado ante los ojos de la Madre Mariana: “El primer significado es que al final del siglo XIX y durante el siglo XX, diversas herejías serán propagadas en esta tierra, que será para entonces una República libre. Como estas herejías se propagarán y dominarán, la preciosa llama de la fe se apagará en las almas a causa de la casi total corrupción de costumbres. Durante esta época habrá grandes calamidades físicas y morales, privadas y públicas.

El pequeño número de almas que a escondidas, intenten preservar el tesoro de la fe y las virtudes sufrirán un martirio indescriptiblemente cruel y prolongado…

El segundo significado, es que mi convento, fuertemente reducido en número, será inmerso en un océano sin fondo de amargura infinita y parecerá ahogarse en sus diversas aguas de tribulaciones. Muchas vocaciones auténticas perecerán… 

La tercera razón es a causa del espíritu de impureza que saturará la atmósfera en esos momentos. Ya no habrá casi almas vírgenes en el mundo…

La cuarta razón, es que los secretos masónicos, habiéndose infiltrado en todas las clases sociales, habrán introducido sutilmente sus enseñanzas en los entornos domésticos con el fin de corromper a los niños…

Una vez más, Nuestra Señora prometió que habría en estos tiempos comunidades religiosas que sostendrían a la Iglesia, y también Santos Ministros del altar… así como bellas almas ocultas que trabajarían con coraje, con celo y desinteresadamente por la salvación de las almas. Contra ellos… los impíos emprenderán furiosos una guerra cruel, para poner obstáculos en el cumplimiento de su ministerio. 

Durante este tiempo el clero secular estará muy lejos de su ideal, porque los sacerdotes se volverán negligentes en sus deberes sagrados. 

Como la Iglesia sufrirá en este periodo la noche oscura ocasionada por la ausencia de un Prelado, un Padre que vele por ellos con amor, dulzura paternal, fuerza, discernimiento y prudencia, muchos sacerdotes perderán el espíritu y pondrán sus almas en grandes peligros.

Por consiguiente, habrá que rezar con insistencia, sin cansancio, y llorar con lágrimas amargas en el secreto del corazón. Habrá que implorar a Nuestro Padre Celestial quien, por amor del Corazón Eucarístico de mi Santo Hijo y de su Preciosa Sangre derramada con tanta generosidad, podrá apiadarse de sus ministros y poner fin a aquéllos momentos inquietantes, y enviar a la Iglesia un Prelado que restaure el espíritu de sus sacerdotes.

Mi Santo Hijo y yo amaremos a este hijo preferido con un amor predilecto y lo recompensaremos con una rara habilidad, humildad de corazón, docilidad a la Divina inspiración, una fuerza para defender los derechos de la Iglesia y una ternura y compasión de corazón de tal forma, que como otro Cristo, ayudará a los pequeños y a los grandes sin despreciar a las almas más desgraciadas, quienes le rogarán que prenda la luz y les aconseje para superar sus dudas y dificultades. En sus manos, se colocará la balanza del santuario, para que todo se pese con la debida medida y Dios sea glorificado.

La tibieza del conjunto de las almas consagradas a Dios en el estado sacerdotal y religioso va a retardar la venida de este Prelado y Padre. Y ésta, será una de las razones por las que el diablo maldito tomará posesión de la tierra, donde realizará sus victorias a través de un pueblo extranjero e infiel, victorias tan numerosas que como una nube negra, obscurecerán el cielo. Con estas personas, todos los vicios entrarán y atraerán todo tipo de castigos, como las epidemias, hambrunas, combates internos y externos, litigios entre naciones y, en especial, la apostasía, la causa de perdición de almas tan amadas por Jesucristo y por Mí. Con el fin de disipar esta nube negra que impide a la Iglesia disfrutar del día claro de la libertad, habrá una guerra temible y terrible que derramará la sangre de compatriotas y extranjeros, de sacerdotes y de religiosos. Esta noche será la más horrible porque, en términos humanos, el mal parecerá triunfar. Este será el indicio para indicar que mi hora ha llegado, y entonces, de una manera maravillosa, destronaré al orgulloso y maldito Satán, lo pisaré bajo mis plantas y lo arrojaré al abismo infernal. Así, la Iglesia y el país estarán libres al fin de su cruel tiranía.

La quinta razón por la cual la lámpara se apagó, se debe a la laxitud y negligencia de aquéllos que poseen una gran riqueza, quienes de una forma indiferente mirarán a la Iglesia oprimida, la virtud perseguida y el triunfo del diablo, sin que piadosamente empleen su fortuna en la destrucción de ese mal y en la restauración de la Fe. Y es también a causa de la indiferencia de la población que el Nombre de Dios sea progresivamente apagado y adhiriéndose al espíritu del mal, se entreguen libremente a los vicios y pasiones”.

Fuente: fsspx.mx/es/apariciones-de-nuestra-señora-del-buen-suceso