Sobre el liberalismo

Publicado por: Servus Cordis Iesu

“En estos tiempos de confusión y desorden no es raro ver a cristianos, á católicos -también los hay en el clero- que tienen siempre en boca las palabras de término medio, conciliación y transacción. Pues bien, yo no titubeo en declararlo: estos hombres están en un error, y no los tengo por los enemigos menos peligrosos de la Iglesia… Así como no es posible la conciliación entre Dios y Belial, tampoco es posible entre la Iglesia y los que meditan su perdición. Sin duda es menester que nuestra firmeza vaya acompañada de prudencia; pero no es menester igualmente que una falta de prudencia nos lleve a pactar con la impiedad… No; seamos firmes: nada de conciliación, nada de transacción con hombres impíos; nada de transacción vedada e imposible” (Pío IX 17 de Septiembre de 1861) “Es muy necesario guardarse bien de estar en manera alguna en connivencia con las opiniones falsas, o combatirlas más flojamente de lo que consiente la verdad” (León XIII, Encíclica Immortale Dei)

El Liberalismo es pecado, ya se le considere en el orden de las doctrinas, ya en el orden de los hechos. En el orden de las doctrinas es pecado grave contra la fe, porque el conjunto de las doctrinas suyas es herejía, aunque no lo sea tal vez en alguna que otra de sus afirmaciones o negaciones aisladas. En el orden de los hechos es pecado contra los diversos Mandamientos de la ley de Dios y de su Iglesia, porque de todos es infracción. 

De todas las inconsecuencias y antinomias que se encuentran en las gradaciones medias del Liberalismo, la más repugnante de todas y la más odiosa es la que pretende nada menos que la unión del Liberalismo con el Catolicismo, para formar lo que se conoce en la historia de los modernos desvaríos con el nombre de Liberalismo católico o Catolicismo liberal.

Nació este funesto error de un deseo exagerado de poner conciliación y paz entre doctrinas que forzosamente y por su propia esencia son inconciliables enemigas. El Liberalismo es el dogma de la independencia absoluta de la razón individual y social; el Catolicismo es el dogma de la sujeción absoluta de la razón individual y social a la ley de Dios. ¿Cómo conciliar el sí y el no de tan opuestas doctrinas?

En gran manera favorece al Liberalismo el hecho, por desgracia harto común y frecuente, de que se encuentren algunos eclesiásticos contagiados de este error. No está exento el ministro de Dios de pagar miserable tributo a las humanas flaquezas, y de consiguiente lo ha pagado también repetidas veces el error contra la fe. El clérigo apóstata es el primer factor que busca el diablo para esta su obra de rebelión. Necesita presentarla en algún modo autorizada a los ojos de los incautos, y para eso nada le sirve tanto como el refrendo de algún ministro de la Iglesia. Y como, por desgracia, nunca faltan en ella clérigos corrompidos en sus costumbres, camino el más común de la herejía; o ciegos de soberbia, causa también muy usual de todo error; de ahí que nunca le han faltado a éste apóstoles y fautores eclesiásticos, cualquiera que haya sido la forma con que se ha presentado en la sociedad cristiana. Más se conoce al hombre por sus aficiones personales que por sus palabras y por sus libros. Sacerdotes amigo de liberales, mendigo de sus favores y alabanzas, y ordinariamente favorecido con ellas, trae consigo, por lo regular, muy sospechosa recomendación de ortodoxia doctrinal.

Fuente: Cf. Félix Sardá y Salvany, El liberalismo es pecado