Mujer ejemplar de heroísmo y virtud

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Nada ayuda tanto a orar con confianza, como la experiencia personal de la eficacia de la oración, a la que la amorosa providencia ha respondido concediendo generosamente, plenamente, lo que se le pedía. Pero muchas veces nos ha dicho la Providencia que esperemos hasta el tiempo que ella designe. Al ver retardado el cumplimiento de sus plegarias, no pocos sienten que su confianza sufre un golpe considerable, no saben estar tranquilos cuando Dios parece sordo a todas sus súplicas. No, no perdáis nunca vuestra confianza en aquel Dios que os ha creado, que os ha amado antes de que vosotros pudierais amarlo y que os ha hecho sus amigos.

Elevad la mente, queridos hijos, y escuchad lo que enseña el gran Doctor santo Tomás de Aquino cuando explica por qué las oraciones no son siempre acogidas por Dios: “Dios oye los deseos de la criatura racional, en cuanto desea el bien. Pero ocurre acaso que lo que se pide no es un bien verdadero, sino aparente, y hasta un verdadero mal. Por eso esta oración no puede ser oída de Dios. Porque está escrito: Pedís y no recibís, porque pedís mal”. Vosotros deseáis, vosotros buscáis un bien, como os parece a vosotros eso que pedís; pero Dios ve mucho más lejos que vosotros en aquello que deseáis. Así como Dios cumple los deseos que se le exponen en la oración, por el amor que tiene hacia la criatura racional, no hay que maravillarse si en algunas ocasiones no oye la petición de aquellos que ama de modo particular, para hacer en cambio lo que, en realidad, les ayuda más.

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El Sacramento de la Confirmación

Publicado por: Servus Cordis Iesu

El sacramento de la Confirmación es un sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo para conferir al bautizado los dones del Espíritu Santo y fortificarlo en la vida cristiana. El Espíritu Santo imprime en su alma el carácter de soldado de Cristo, convirtiéndolo en un cristiano perfecto, ya que perfecciona las virtudes y dones recibidos en el bautismo.

Habiendo sido hecho soldado de Cristo, se convierte también en defensor de la fe y de la Iglesia, pues ha sido fortalecido para confesar la fe, tanto a través de sus obras como de sus palabras.

“Cuando los Apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios les enviaron a Pedro y a Juan, los cuales habiendo bajado, hicieron oración por ellos para que recibiesen al Espíritu Santo; porque no había aún descendido sobre ninguno de ellos, sino que tan sólo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les impusieron las manos y ellos recibieron al Espíritu Santo” (Hechos 8, 14-17).

Los siete dones del Espíritu Santo que se reciben en el sacramento de la confirmación son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. 

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Don de Fortaleza

Publicado por: Servus Cordis Iesu

El don de fortaleza es el Espíritu de Dios invadiendo todas las potencias del ser humano y conduciéndole, como recreándose, en medio de las dificultades más temibles, a la realización de todo lo que quiere Dios. El cristiano, revestido de “esta fortaleza de lo Alto” (Lc 24, 49) que hace a los apóstoles, avanza hacia la santidad más alta con una valentía que triunfa de todas las resistencias. Sus límites de creatura, su flaqueza personal no cuentan ya: “Dios es su roca, su apoyo inmutable”. En las circunstancias infinitamente variadas de una vida humana, el espíritu de fortaleza afírmase bajo dos aspectos esenciales: el ataque y la resistencia. Hace al alma magnánima y perseverante. Su acto supremo despliégase, principalmente, en presencia de la muerte, y podría expresarse con la célebre fórmula: “Mantenerse hasta el fin”.

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La Misión de una madre

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Oh madre, ilustre entre todas las madres: la cristiandad honra en ti a uno de los tipos más perfectos de la humanidad regenerada por Cristo. Antes del Evangelio, en aquellos siglos en que la mujer estaba envilecida, la maternidad no pudo tener sobre el hombre sino influencia corta y con frecuencia vulgar; su papel se limitó ordinariamente a los cuidados físicos, y si se ha salvado del olvido el nombre de algunas madres, es porque supieron preparar a sus hijos para la gloria pasajera de este mundo. No se encuentra en la antigüedad pagana ninguna que se haya cuidado de educarlos en el bien, que les haya seguido para sostenerle en la lucha contra el error y las pasiones, para levantarlos en sus caídas; no se encuentra ninguna que se haya dado a la oración y a las lágrimas para obtener su vuelta a la verdad y a la virtud. Sólo el cristianismo ha revelado a la madre su misión y su poder.

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Nuestra Madre Dolorosa y Corredentora

Publicado por: Servus Cordis Iesu

El sol va acercándose a su ocaso; hay que encerrar en el sepulcro el cuerpo de quien es el autor de la vida. La madre concentra toda la energía de su amor en un último beso y oprimida de un dolor inmenso como el mar, entrega este cuerpo adorable, a aquellos que después de haberlo embalsamado, le deben encerrar bajo la piedra de la tumba. Se cierra el sepulcro y María acompañada de Juan, su hijo adoptivo, y de Magdalena, seguida de los dos discípulos que han asistido a las exequias, y de las santas mujeres, se internan en la ciudad maldita.

¿No veremos nosotros en todo esto, nada más que el espectáculo de las aflicciones que ha padecido la madre de Jesús junto a la cruz de su hijo? ¿No había sido intención de Dios el haberla hecho asistir en persona a la muerte de su hijo? ¿Por qué no la ha arrancado de este mundo, como a José, antes de que llegara el día en que la muerte de Jesús debía causar en su corazón una aflicción, que sobrepasara a todas aquellas que han padecido todas las madres después del origen del mundo? Dios no lo ha hecho porque la nueva Eva tenía que desempeñar un papel al pie del árbol de la cruz. Del mismo modo que el Padre celestial requirió su consentimiento antes de enviar al Verbo Eterno a esta tierra, fueron requeridas la obediencia y abnegación de María para la inmolación del Redentor. ¿No era este hijo, que ella había concebido después de haber consentido en el ofrecimiento divino, el bien más querido de esta madre incomparable? El cielo no se lo debía de arrebatar sin que ella misma lo ofreciera.

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Papas Santos – San Sixto III

Publicado por: Servus Cordis Iesu

San Sixto, papa, tercero de este nombre, fue romano; nació hacia el fin del siglo cuarto. El celo con que combatió las herejías de su tiempo, aun cuando no era más que presbítero, y la honra de ser elevado al sacerdocio por los méritos de una notoria virtud, acreditan la que ya tenía cuando joven, y los progresos que había hecho en la ciencia de los santos. No solamente anatematizó el pelagianismo en presencia de todo el pueblo, sino que refutó sólidamente en sus epístolas los dogmas de aquellos herejes. En una carta, da san Agustín la enhorabuena a san Sixto de haber sido el primero que condenó públicamente los errores de Pelagio, cuando todavía no era más que presbítero.

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Sobre el liberalismo

Publicado por: Servus Cordis Iesu

“En estos tiempos de confusión y desorden no es raro ver a cristianos, á católicos -también los hay en el clero- que tienen siempre en boca las palabras de término medio, conciliación y transacción. Pues bien, yo no titubeo en declararlo: estos hombres están en un error, y no los tengo por los enemigos menos peligrosos de la Iglesia… Así como no es posible la conciliación entre Dios y Belial, tampoco es posible entre la Iglesia y los que meditan su perdición. Sin duda es menester que nuestra firmeza vaya acompañada de prudencia; pero no es menester igualmente que una falta de prudencia nos lleve a pactar con la impiedad… No; seamos firmes: nada de conciliación, nada de transacción con hombres impíos; nada de transacción vedada e imposible” (Pío IX 17 de Septiembre de 1861) “Es muy necesario guardarse bien de estar en manera alguna en connivencia con las opiniones falsas, o combatirlas más flojamente de lo que consiente la verdad” (León XIII, Encíclica Immortale Dei)

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San José Modelo de varón

Publicado por: Servus Cordis Iesu

San José es el varón más elevado en dignidad que ha existido y que existirá. Su oficio, sus prerrogativas, su virtud, su santidad, son realmente de una altura incomparable, sólo por debajo de su esposa la Virgen Santísima. Por lo tanto, en el cielo tiene el grado más elevado de gloria después de la Virgen María.

Tenemos, entonces, en él, un magnifico modelo de lo que debe ser un hombre, de lo que debe ser un varón. En este tiempo en que los hombres son tan poca cosa, es bueno que dirijamos nuestras miradas a este santo varón, que nos dio grandes lecciones de cómo debe comportarse un hombre.

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Junto a la Virgen hacia el Calvario

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Cuarenta días después del nacimiento de Jesús la Bienaventurada Virgen presentó a su Hijo en el templo. Un anciano aguardaba al Niño y le proclama “la luz de los pueblos y gloria de Israel”. Mas volviéndose pronto hacia su madre, le dijo: “Este niño será también piedra de escándalo (signo de contradicción) y una espada traspasará tu alma”. Este anuncio de dolores para la madre de Jesús nos hace comprender, que ya han cesado las alegrías del tiempo de Navidad, y que ha llegado un tiempo de amarguras para el hijo y para la madre. En efecto, desde la huida de Egipto hasta estos días en que la maldad de los judíos prepara el mayor de los crímenes, ¿cuál ha sido la situación del hijo humillado, desconocido, perseguido, cubierto de ingratitudes? ¿Cuál ha sido, por consiguiente, la continua inquietud, la angustia persistente del corazón de la más tierna de las madres? Mas hoy previendo el curso de los acontecimientos pasemos adelante, y coloquémonos en la mañana del Viernes Santo.

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Jesucristo te ha mandado parte de su Cruz

Publicado por: Servus Cordis Iesu

Con su providencia el Señor dispone que las contrariedades de este mundo sirvan de freno al pecado y de escala para subir al Paraíso, porque alejan el corazón del hombre del apego a las realidades terrenas, que es un considerable obstáculo para nuestra salvación. De esto hay que estar convencidos, sabiendo que la cruz es el camino regio para el Paraíso, por el que ha pasado nuestro Señor Jesucristo y hemos de recorrer tanto más nosotros sus criaturas, si queremos alcanzar el Paraíso para el que hemos sido creados.

¿Estás muy afligido y angustiado? Entonces te encuentras en el camino verdadero y seguro que conduce al cielo. Te debo, sin embargo, advertir que no basta con cargar la cruz para salvarse; es indispensable soportarla como Cristo y con Cristo. Con Cristo, esto es, con su santa gracia, sin la cual toda acción y sufrimiento nuestros carecen de mérito; y como Cristo, es decir, con sentimientos de humildad, paciencia, resignación, con los cuales él ha llevado la suya. Solo aquéllos que, con Él y como Él, llevan su cruz y participan en su Pasión son dignos de participar de su gloria. Por tanto, trata de llevar tu cruz con la ayuda de Cristo, alejando de ti lo que pueda privarte de los méritos de la misma y, como Cristo, sometiéndote con humildad y resignación a la voluntad divina, para que, cargándola sobre ti como cristiano y seguidor de Jesucristo te sirva de escala rápida y segura para alcanzar aquella gloria que Dios tiene preparada para aquellos que así llevan su cruz. Reflexionando así, tu espíritu tendrá la fuerza, el valor y la fortaleza del buen soldado de Cristo.

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