El Milagro de la Pura y Limpia Concepción

Posted by: Nycticorax

Carreta Milagro de Lujan 01 (01)

Breve narración del Milagro de Luján
“En aquel tiempo que Portugal y España se regían por una misma corona, y que por tanto el comercio entre ambas era libre, y según el mejor cómputo para los años de 1630, un portugués llamado Farías pidió a un amigo suyo del Brasil que le trajera una imagen de la Concepción de María para venerarla en la capilla que en su estancia de Sumampa, jurisdicción del Tucumán, estaba fabricando. Un marino amigo suyo cumplió el encargo y le trajo no una, sino dos imágenes de Nuestra Señora, bajo la advocación una, de la Concepción, y la otra de la Madre de Dios. Acondicionadas ambas en dos cajones fueron subidas a una carreta y emprendieron viaje al norte.
 
Al llegar a las orillas del río Luján, se detuvieron los troperos para pasar la noche en la estancia de Rosendo. A la madrugada siguiente, al intentar proseguir la marcha, los bueyes no pueden mover el carro. Se quita el peso de la carreta, pero en vano. Después de mucha labor, bajan a tierra el cajoncito que contiene la imagen de la Virgen con el título de la Concepción y todo marcha bien. Los troperos entienden que aquello era un aviso del cielo que les decía que tal imagen debía quedarse allí, para ser venerada en ese lugar. Y así lo cumplieron. Divulgado el portento, comenzaron los fieles a venerar a Nuestra Señora en aquella sagrada imagen, y Ella correspondió, explicándose con repetidos prodigios y milagros.
La imagen era de media vara de alto, con las manos juntas ante el pecho. Llevada por los arrieros a la casa de Rosendo Oramas, los dueños le levantaron un pequeño oratorio y dedicaron a su culto un negro, llamado Manuel”.
Mons. Juan Antonio Presas
 
 
Oración a la Santísima Virgen de Luján

del P. Jorge María Salvaire
(Quien pidió al Papa la coronación de la imagen,
escribió su historia y levantó el Santuario Nacional)

 ¡Dios te salve, oh portentosa y coronada Virgen de Luján! Fundadora de esta Villa donde quisisteis recibir culto en la milagrosa imagen que dejasteis en ella, como prenda de vuestra protección a estos pueblos del Plata. ¡Oh gran Reina, a Vos acuden éstos confiadamente, cubriéndose con el manto de vuestra protección, pues a cuantos imploran vuestro patrocinio, les abrís las entrañas de vuestra misericordia maternal! Vos sois el auxilio de los cristianos, la madre de los huérfanos, la defensa de las viudas, el abrigo de los pobres, el consuelo de los afligidos, la redención de los cautivos, la salud de los enfermos, la estrella de los navegantes, el puerto seguro de los náufragos, el amparo y escudo de los combatientes, la corona y el triunfo de los vencedores, la esperanza de los moribundos, la vida, en fin de vuestros devotos. Proteged, oh gran Señora, a nuestra villa y a vuestro pueblo argentino en sus diversas provincias. Concede igual protección a los pueblos hermanos del Uruguay y del Paraguay, y conservadlos en inalterable concordia; mantenedlos en la fe católica a pesar de las maquinaciones de las sectas; dadles sacerdotes celosos de su salvación, autoridades honradas y cristianas e inspirad a todos la fe, abnegación y caridad. Oíd favorablemente a los numerosos devotos que de todas partes acuden a Vos en sus necesidades, confiados en vuestra protección a los que os visitan y veneran en vuestra milagrosa imagen de Luján. Acordaos siempre, ¡oh Reina del Plata!, de vuestros protegidos; defendedlos contra la malicia de sus adversarios y contra su propia flaqueza, a fin de que lleguen a la patria celestial donde os alaben en la gloria del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, por los siglos infinitos. Amén.

Fuente:Giorgio Sernani, María de Luján, Reina de la Argentina, 2005