Pobreza espiritual

Que los negocios no impidan atender los intereses del alma

Posted by: Laudem Gloriae

Negocios 01 (01)

¡Oh Jesús! Te contemplo en el monte enseñando a las turbas el espíritu de pobreza. Yo también me acerco ansioso de escucharte.
“Y abriendo Jesús su boca les enseñaba diciendo. Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es el reino de los cielos” (Mt. 5, 2-3).
Así comienza el sermón de la montaña. Después, en diversas ocasiones Jesús explica cómo debe entenderse la pobreza de espíritu.
“No alleguéis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín los consumen, y donde los ladrones lo desentierran y roban. Acumulad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín los consumen, y donde los ladrones no los desentierran ni roban. Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón” (Mt. 6, 19-21).

Considera que Jesús dirigió estas enseñanzas no sólo a los apóstoles, sino también a los discípulos y a toda la gente que le seguían. Esto demuestra que, si no todos tienen que hacer el voto de pobreza -la vida de familia no lo consiente-, todos están obligados a conseguir y practicar “el espíritu de pobreza”, es decir, el desprendimiento afectivo de los bienes de la tierra, no poniendo en ellos su tesoro ni buscándolos con avidez y espíritu de codicia. Quienes tienen el deber de administrar los bienes y acrecentarlos por medio de un honesto trabajo, como son los padres y madres de familia, deben hacerlo con orden, o sea, evitando que los negocios y los intereses materiales les impidan atender a los intereses del alma y a los deberes para con Dios.
“¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo, si después pierde su alma?” (Mt. 16, 26). Y quien posee poco y vive en estrecheces materiales, debe aceptar serenamente y con paciencia la propia condición de la vida, viendo en ella una ocasión y un llamamiento para imitar más de cerca la vida de Jesús pobre.
Reflexiona además, que cuando el Divino Maestro dijo:
“Vende lo que tienes y dalo a los pobres”, quiso unir el ejercicio de la pobreza con la práctica de la caridad. El espíritu de pobreza, desprendiendo tu corazón de los bienes terrenos, debe hacerte generoso para con los necesitados.

Cúrame, Señor, de mi excesiva inquietud por las necesidades de la vida. En el silencio de mi corazón parece que resuena continuamente tu dulce reproche:
“Los gentiles se afanan por todas estas cosas. Pero bien sabe vuestro Padre celestial que de todas estas cosas tenéis necesidad” (Mt. 6, 32).
¡Oh Señor! Tú conoces mis necesidades y no eres para mí un extraño, sino un Padre, y como tal te has obligado a tener cuidado de mis necesidades. Fortifica, Señor, mi fe en tu palabra. Haz que mi confianza sea semejante a la de San Francisco de Asís, que se sentía tan seguro de ti, que no dudó en restituir a su padre no sólo el dinero, sino también los vestidos e irse desposeído de todo por el mundo, más contento y seguro en su pobreza, que los ricos en sus riquezas. ¡Oh dichosa pobreza, que tiene a Dios por servidor! Porque tú, Señor, no abandonas al que en ti confía, antes bien te complaces en ser generoso y liberal con el que ha abandonado todo por tu amor y se ha puesto por completo en manos de tu divina Providencia.

Fuente: Cf. P. Gabriel de S. M. Magdalena, o.c.d, Intimidad Divina

Imitar Su pobreza y humildad

Posted by: Laudem Gloriae

Pesebre 07 (26)

Jesús, no sólo se ha despojado por nuestro amor, hasta cierto punto, de toda su grandeza y majestad, sino que desde el primer momento de su vida terrena ha abrazado las mayores privaciones.
Despojémonos también nosotros, voluntariamente y de corazón, por amor a Jesús, de todo: del amor a las riquezas, del apego a nuestro bienestar material, de las comodidades, de lo superfluo.

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Lecciones del pesebre

Posted by: Corim

Pesebre 05 (22)

Perseverando más en la consideración de este sagrado pesebre hallarás en él motivos no sólo para el conocimiento de aquella soberana bondad y amor de Dios, sino también para toda virtud. Aquí aprenderás humildad de corazón, aquí menosprecio del mundo, aquí aspereza de cuerpo y aquí aquella desnudez y pobreza de espíritu tan celebrada en el evangelio.

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Enemistad entre Satanás y María

Posted by: Ioseph

Inmaculada 04

Pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo (Gén. 3, 15). He aquí esta oposición radical, esta enemistad profunda entre Satanás y María. ¡Qué importante es comprenderla bien si queremos vivir como cristianos y como verdaderos hijos de la Santísima Virgen!

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San Francisco de Asís, el amor y la ternura de Dios

Posted by: Lotario de Segni

San Francisco - Tránsito

En el día de ayer la Santa Madre Iglesia ha celebrado la entrada en la gloria de uno de sus hijos más preclaros, el seráfico Padre San Francisco de Asís. Su vida, llena de la divina simplicidad, ha dejado una honda huella en la historia; sobre todo a causa de la Orden religiosa que fundó y de los hijos que en ella brillaron. Hoy consideraremos tres aspectos de la vida del seráfico Padre que nos ayudarán a conocerlo, imitarlo e invocarlo.

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El insensato sublime, San Francisco de Asís

Posted by: Corim

San Francisco de Asís 02

Hoy, cuatro de Octubre, la Santa Iglesia pone a nuestra consideración la memoria del “insensato sublime” Francisco de Asís; quien nació hacia el año 1182. Vivió una juventud un tanto disipada, corriendo tras honores y placeres, poniendo todo lo que es vanidad como centro de su vida.

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La impresión de las Santas Llagas en el cuerpo de San Francisco de Asís

Posted by: Lotario de Segni

Estigmatización de San Francisco - B Gozzoli

"Cuando el siervo fiel y ministro de Cristo, Francisco, comenzó, dos años antes de su muerte (1224), en las soledades del monte Alvernia, un ayuno de cuarenta días en honor de San Miguel (29 de septiembre), fue inundado con una dulzura inusitada, de contemplación celestial; vio entonces, al acercarse la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, un serafín con seis alas resplandecientes que bajaba de lo alto y se le acercaba... Después de un coloquio íntimo y misterioso, desapareció la visión, y en el corazón del Santo quedó un amor de fervor extraordinario; sobre su cuerpo la aparición había dejado una huella misteriosa de la Pasión de Cristo, como si un sello hubiera sido aplicado sobre la carne previamente reblandecida por el fuego.

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